SOLICITA INFORMACIÓN

Hacienda investiga a Juan Carlos I por las cacerías en las que participó tras abdicar

Pide información sobre el origen de los fondos con los que se sufragaron los gastos derivados de estas actividades durante los ejercicios fiscales comprendidos entre 2014 y 2018

El rey emérito Juan Carlos I en la localidad pontevedresa de Sanxenxo

El rey emérito Juan Carlos I en la localidad pontevedresa de Sanxenxo / Lavandeira Jr.

EPE

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El Departamento de Inspección Financiera y Tributaria del Ministerio de Hacienda ha requerido a Juan Carlos I información sobre los gastos derivados de las cacerías a las que asistió tras su abdicación como jefe del Estado, que tuvo lugar en junio de 2014.

La intención de la Agencia Tributaria con las peticiones que ha trasladado al emérito en varias ocasiones durante los últimos 12 meses, es obtener información sobre el origen de los fondos con los que se sufragaron los gastos derivados de estas actividades, como pueden ser los vuelos, durante los ejercicios fiscales comprendidos entre 2014 y 2018, según ha adelantado el diario El Mundo. De la misma forma, la justificación de los gastos se extendería también otros regalos de menor importe que habría recibido a título particular.

En esos momentos, Juan Carlos I ya no ejercía como jefe del Estado, por lo que carecía de la inviolabilidad que hasta 2014 le proporcionaba su cargo.

POSPONE EL REGRESO

Estos requerimientos son un obstáculo más para el segundo viaje de Juan Carlos I a España. De hecho, este martes trascendió la confirmación de que el emérito ha decidido aplazar por motivos "estrictamente privados" su próxima visita al país, que se esperaba a partir del 10 de junio para participar en las regatas en la localidad pontevedresa de Sanxenxo.

Tal y como avanzó EL PERIÓDICO DE ESPAÑA este pasado fin de semana que monarca valoraba no volver a España el próximo fin de semana.

Tras archivarse en la Fiscalía del Tribunal Supremo las investigaciones sobre el origen de su fortuna opaca, por prescripción de los posibles delitos o por su condición de inviolable, la Casa del Rey autorizó su vuelta después de arduas negociaciones, en las que Juan Carlos I se comprometió a llevar una vida discreta y a no alojarse ni en la Zarzuela ni en ningún inmueble Patrimonio Nacional o del Estado. 

El acuerdo -disfrazado como una carta que el emérito envió a Felipe VI- se hizo público el pasado 7 de marzo. Pero su primer viaje, salvo que se alojó en casa de su amigo Pedro Campos, empresario y presidente del Club Náutico de Sanxenxo, no cumplió con las condiciones pactadas, sobre todo el punto de que sus visitas se desarrollarán con la "mayor privacidad posible".

Aterrizó en Vigo el 19 de mayo y voló de nuevo desde Madrid a Abu Dabi, donde llevaba expatriado casi dos años, el 23, en un avión privado, que se desconoce quién ha pagado. Todo a su alrededor fue celebración y jolgorio, incluido el hecho de que el evento elegido para su vuelta fuera algo corriente en la vida de cualquier ciudadano, como unas regatas. Ese lunes, antes de partir, visitó la Zarzuela, donde permaneció 11 horas.

Según el comunicado que ese día difundió la Casa del Rey, durante esa jornada mantuvo "un tiempo amplio de conversación" con Felipe VI sobre "distintos acontecimientos y sus consecuencias en la sociedad española", desde que el emérito reside fuera de España. La traducción de esas palabras es que ambos hablaron de la erosión que los escándalos del anterior rey provocan en la Monarquía y de la manera en que deben producirse sus visitas. El propio texto de Zarzuela recalcaba, sin venir a cuento, su voluntad de "privacidad" copiando ese párrafo de la misiva de marzo.