LA CRÓNICA DE LA CAMPAÑA ANDALUZA

PP y Vox, no me chilles que no te veo: Moreno ignora a Olona y Abascal le echa un pulso

El presidente de la Junta habla de sanidad pública, promete televisión y wifi gratis, la apertura de unidades de salud mental, más inversión y más infraestructuras sanitarias. Olona y Abascal agitan la guerra cultural, la "dictadura progre", se erigen en defensor de los hombres y dejan muy claro que vienen a Andalucía "con todo" y que quieren gobernar.

El candidato del Partido Popular a la presidencia de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, saluda durante la atención a los medios en la puerta del Hospital Militar en Sevilla, a 3 de junio de 2022 en Sevilla.

El candidato del Partido Popular a la presidencia de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, saluda durante la atención a los medios en la puerta del Hospital Militar en Sevilla, a 3 de junio de 2022 en Sevilla. / Joaquin Corchero / Europa Press

Dos mítines, dos modelos, dos discursos antagónicos. A las once de la mañana, el presidente de la Junta y candidato del PP, Juan Manuel Moreno, comparecía en un atril ante el hospital militar de Sevilla para empezar la caravana que, con los medios de comunicación y su equipo de campaña, le llevará a recorrer Andalucía. Habló de sanidad pública, mucho. De salud mental. De construcción de infraestructuras sanitarias. Prometió wifi y televisión gratis en todos los centros hospitalarios de Andalucía. Sacó pecho por la gestión de su Gobierno en una pandemia.

Moreno alabó a los profesionales sanitarios. Quiso empezar dando las gracias a Lola, la enfermera que lo había vacunado del covid y que atendía allí entre el grupo de afines. Pidió “una mayoría suficiente” para poder “hacer todo lo que nos queda sin hacer” solos, sin depender de nadie. Apeló al votante que nunca antes había cogido la papeleta del PP. Los que en elecciones anteriores votaban al PSOE. Sin rodeos.

Después se subió al coche y se encaminó a la Feria de Alcalá de Guadaira (Sevilla) donde siguió su baño de cariño y atendió en un canutazo a los medios de comunicación. “Hablaré con todas las fuerzas para alcanzar un acuerdo positivo para Andalucía”, dijo Moreno. Preguntado sobre la exigencia de Vox de entrar en el Gobierno: “Eso ya se verá”. La mayoría absoluta, dijo, la ve “muy difícil”.

"No somos una anécdota"

Nueve horas más tarde. Calle Asunción. Barrio de Los Remedios en Sevilla. Uno de las zonas más conservadoras de la capital de Andalucía. En el banco donde en 2015 Santiago Abascal reunió a un grupito “con una sensación de ridículo espantoso”, en esas elecciones andaluzas obtuvieron en Andalucía 18.000 votos, 0,45%, y se quedaron en el representación en el Parlamento. Allí volvió siete años más tarde Abascal con su candidata, Macarena Olona, con unas 1.500 personas de público ocupando la vía pública.

El líder de Vox no atiende a los medios de comunicación, pero tampoco hace falta que le pregunten para hablar del PP. Con sorna, además. Recordando que en las últimas elecciones generales obtuvieron 800.000 votos en Andalucía. "Nos tratan como una anécdota, un poco de respeto", “vamos a hacernos valer”, “hemos venido con todo”, “esta vez no nos va a valer un papelito”, “el PP quiere en Andalucía probar el experimento de laboratorio de la gran coalición”, “nosotros sí hablamos de pactos”, “siguen elucubrando con que van a sumar más que toda la izquierda y nos vamos a abstener”, “así de un plumazo se han cargado la democracia parlamentaria”. Son todas frases de Abascal. De lo que más habló fue de eso. De que quieren gobernar en Andalucía y de que el PP, que los “demoniza”, va a tener que hocicar con lo que ellos pidan. “Y que devuelvan lo robado”, concluyó antes de gritar “Viva España”.

Olona dijo aquello de Julio Anguita de “programa, programa, programa” aunque han presentado un folleto publicitario con diez propuestas. Narró con convicción un cuento en primera persona. Tras la noche electoral en Granada se fue a comer un kebab y el dueño del local, un inmigrante sirio, le dijo que iba a votarla. Luego se fue a tomar una copa, empujada por los jóvenes que se enteraron de que estaba allí y el dueño del pub le dijo que iba a votarla. Defendió a los hombres perseguidos por la “ideología de género”, se erigió en defensora de las mujeres que se sienten “humilladas por las cuotas”, proclamó entre aplausos que “la violencia no tiene género” y solo mencionó al PP, sin decir las siglas, para asegurar que ella no esconde las siglas porque sin Vox no es nada.

Devolver competencias

Oídos y vistos ambos discursos, ambos candidatos y contrastados los dos modelos, cuesta trabajo entender cómo van a gobernar juntos. Vox pide la devolución al Estado de las competencias de Salud y Educación. Su candidato en Cataluña, Ignacio Garriga, dijo que la sanidad pública universal es “una lacra”. El presidente de la Junta prometió blindar el Estado del Bienestar y aseguró que se acabó el discurso del miedo de la izquierda, asegurando que está claro que ellos no vienen a demoler nada ni a cerrar hospitales ni centros de salud, sino a abrirlos.

Los discursos de PP y Vox, sus campañas, son líneas paralelas. Están en el mismo plano, pero mantienen la distancia y nunca se cruzan, ni se acercan, ni llegan a tocarse. Abascal tiene claro que el PP dejará de tratarlos como si fueran invisibles. Moreno de momento se aferra a aquello de la película de “No me chilles que no te veo”. Cuando se abran las urnas, se verá si esos dos discursos en las antípodas están condenados a entenderse o no. El PP asegura que repetirá las elecciones antes de firmar una coalición con Vox. Abascal se mofa de la amenaza: “Tenemos a Olona, que es una fuerza de la naturaleza”.