ELECCIONES EN ANDALUCÍA

Moreno, en la trastienda de la construcción de un liderazgo moderado de centro pese a Vox

Ha logrado forjarse una imagen como presidente de Andalucía que no genera rechazo entre quienes no son sus votantes.

Apostó por el 'macronismo', el cambio tranquilo y ha rehuido todas las batallas de la guerra cultural con las que Vox lleva tres años retándole. Es la clave de su éxito, dicen las encuestas

El presidente de la Junta, Juanma Moreno, recibe en el Palacio de San Telmo.

El presidente de la Junta, Juanma Moreno, recibe en el Palacio de San Telmo. / Joaquin Corchero / Europa Press

“En las antípodas” de Vox. Así se presenta ya el presidente de la Junta y candidato del PP en Andalucía,

Juan Manuel Moreno

, quien apuesta sin tapujos por su perfil de hombre moderado y de centro, tranquilo, como su principal aval para volver a gobernar. La llamada ‘marca Juanma’, la construcción de ese perfil, tiene un trabajo de fondo de varios años. No es un traje de campaña.

Su equipo vio con claridad pronto que Moreno tenía que conquistar el centro político en Andalucía, acabar con el miedo a un gobierno de derechas en una comunidad con casi cuatro décadas de socialismo y asumir un discurso andalucista, que pusiera los intereses de la comunidad por encima de las siglas.

Mucho antes de que

Emmanuel Macron

triunfara en su segunda vuelta a las presidenciales francesas, antes de conocer que lo haría con la ultraderecha de Marine Le Pen pisándole los talones, una de los políticos de más confianza del presidente andaluz ya apuntó a que ese era el modelo, ‘el macronismo’. Nada de guerra cultural, hay que desideologizar el mensaje, el campo de batalla no puede ser el que pretende Vox, “soy un comercial de Andalucía”, “mi gobierno para todos los andaluces, los que me han votado y los que no”.

Los miembros de la Junta Directiva Autonómica del PP aplauden a Juanma Moreno en la reunión de este martes.

Los miembros de la Junta Directiva Autonómica del PP aplauden a Juanma Moreno en la reunión de este martes. / EP

Moreno se ha colocado el pin en la chaqueta de la agenda 2030, ha defendido "una revolución verde" para Andalucía, nunca ha negado la violencia de género y ha defendido las políticas de igualdad, para burla en muchas ocasiones de sus socios de extrema derecha. Incluso cuando el PP se alineaba con la senda dura de Isabel Díaz Ayuso en el discurso, Moreno seguía un camino propio en paralelo a Génova y con sus propios intereses.

El cambio "tranquilo"

Posiblemente por eso ha logrado su imagen de moderado a pesar de que fue el primer barón del PP que pactó con Vox. Ocurrió en diciembre de 2018 y la alianza con la extrema derecha se cuestionó mucho menos de lo que cabría esperar. Había una razón más poderosa, el cambio político en Andalucía después de 37 años de PSOE. La alternancia valía pactar con Vox la investidura sin discusión interna en el PP. Después serían tres Presupuestos autonómicos con la rúbrica azul (PP), naranja (Cs) y verde (Vox). Pactos que no han conseguido tirar por tierra el plan de Moreno de conquistar el centro con una imagen sin aristas, donde sus alianzas con Vox han quedado en un segundo plano.

Hay cierta frustración en los análisis de los socialistas. “Contra la oligofrenia no se puede hacer nada”, soltó un altísimo cargo del Gobierno cuando días atrás se le preguntó en una conversación privada sobre el ascenso de Vox en los sondeos. “Es un suavón, no un moderado”, atacan a Moreno cuando se les interroga sobre su perfil político. “No es un buen gestor, ha vivido de la inercia”, señala alguien del Gobierno de Pedro Sánchez. El PSOE achaca la buena imagen del presidente al gasto en publicidad institucional de su gabinete. “De 4,7 millones en 2018, último año de gobierno socialista, a 18 millones en el Presupuesto de 2022”, apuntan desde el PSOE, “solo en Presidencia”.

Juanma Moreno, visita las obras del Hospital Materno Infantil Macarena-Cartuja.

Juanma Moreno, visita las obras del Hospital Materno Infantil Macarena-Cartuja. / Eduardo Briones / Europa Press

Pese a las críticas indignadas, el PSOE como oposición no ha logrado hacer mella en la imagen del presidente. En abril de 2021 se viralizó un video. Moreno salió a almorzar con su familia a un popular restaurante de Sevilla. Comenzaban a relajarse las restricciones por la pandemia, pero la Junta mantenía las restricciones a la movilidad entre provincias. Los comensales comenzaron a jalear al presidente y a gritar entre bromas “a la playa, a la playa”. Quedó claro que la pandemia no le pasaba factura. No había indignación. Se cumplía la máxima de que lo peor de la gestión del covid caía sobre el Gobierno de Pedro Sánchez y que los presidentes autonómicos salían reforzados. Los sondeos comenzaban ya hace año y medio a dejar claro que los andaluces valoraban con buena nota la gestión de la Junta de Andalucía y suspendían la del Gobierno de la nación.

Un saldo a su favor

Ni el envío extraordinario de fondos covid desde el Estado a las autonomías beneficiaba al Gobierno de la nación, ni el despido de sanitarios afectaba al Ejecutivo autonómico. Moreno ha logrado proyectar una imagen sin apenas rasguños, alguien que antes de llegar a la presidencia de la Junta por una carámbola, sin que nadie lo pronosticara y con el peor resultado de la historia del PP en las andaluzas, no tenía precisamente la valoración de un líder carismático.

Ha sabido construir su liderazgo desde la presidencia de la Junta y para ello no ha dudado en coger todas las banderas clásicas del PSOE en Andalucía, desde el andalucismo al diálogo social con sindicatos y empresarios. Encima ha capitalizado la gestión de sus socios, Cs, leales, que no le han dado ruido ni le han disputado las medallas de la gestión. Economía, Empleo, Educación, Igualdad y Políticas Sociales, Turismo o Justicia eran carteras en manos ‘naranja’. En todos los casos, Moreno ha sido quien se ha adueñado de los logros, en una figura muy presidencialista, y sin que sus socios de coalición ni siquiera elevaran la voz.

El presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, posa con su mujer y sus hijos que salen de nazarenos en la Hermandad de "La Borriquita".

El presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, posa con su mujer y sus hijos que salen de nazarenos en la Hermandad de "La Borriquita". / Joaquin Corchero / Europa Press

Moreno se atrevió en la anterior campaña electoral a repetir la famosa foto de la tortilla en unos pinares de Sevilla con Felipe González y toda una generación de socialistas como protagonistas. Desde entonces no ha dudado en reivindicar la figura del líder socialista. Su “cambio tranquilo” en Andalucía rápido comenzó a cosechar frutos. “El cambio es que Andalucía funcione”, acuñó cómo respuesta cuando se le preguntaba que significaba ese cambio político. “El cambio es que España funcione”, dijo Felipe González en 1982 antes de cosechar una mayoría absoluta abrumadora.

Si de verdad el PP pasa de 26 a 50 escaños, como dicen algunos sondeos y no se creen de ninguna manera sus rivales políticos, habrá logrado una gesta política similar a la del socialista cuando se aupó a la Moncloa. El PSOE insiste en que no se cree esos pronósticos y que Moreno "no dudará" en meter a Vox en el Gobierno.

El presidente andaluz se fotografió este martes con el Defensor del Pueblo, Ángel Gabilondo, en San Telmo. Una foto más en su catálogo de imágenes con socialistas. En ese mismo Palacio, sede del Gobierno andaluz, recibió a Ximo Puig para liderar un eje andaluz-valenciano por la financiación autonómica. Se ha fotografiado con las líderes de CCOO y UGT en Andalucía retomando el diálogo social que tanto criticó el PP al PSOE durante años en la oposición, acusándolo de tejer redes clientelares con los sindicatos. Ha mantenido un intercambio más que cortés y educado con la líder de Unidas Podemos, ahora candidata de Por Andalucía, Inmaculada Nieto, en el Parlamento andaluz. Ha jugado siempre el papel de ‘poli bueno’ y ha dejado el de ‘poli malo’ a su número dos, Elías Bendodo.

En el PP se felicitaban porque las tripas de las encuestas hace ya meses que señalaban que Moreno no generaba rechazo en el electorado de socialista, tenía casi la misma valoración de Juan Espadas entre los votantes del PSOE. El “discurso del miedo” como lo llama Moreno, ese que alertaba del desguace de los servicios públicos con el PP en Andalucía, no calaba. Esa ha sido su gran aspiración. No generar rechazo y sumar simpatías más allá de sus votantes. “El bueno de Juanma”, dicen con sorna en las filas socialistas. Con esa imagen logra que el mensaje de que Vox entrará en el Gobierno y Macarena Olona será vicepresidenta, no cale. La campaña de la izquierda por ese flanco está muy desdibujada y eso a Moreno le viene bien.