POLÍTICA
Cuestión de confianza: qué es y qué se necesita para sacarla adelante
El presidente del Gobierno puede recurrir a esta herramienta constitucional para medir sus apoyos en el Parlamento y reforzar su posición en el año que queda de legislatura

Pedro Sánchez durante una sesión de control al Gobierno en el Congreso de los Diputados /
A 15 meses del fin de la legislatura, el estallido del caso Pegasus ha teñido de incomodidad el ambiente que rodea a la coalición de Gobierno. La aprobación, con suspense, del plan de medidas para contener las consecuencias de la invasión de Ucrania ha puesto de manifiesto que, de aquí en adelante, cada votación puede suponer un examen para el Partido Socialista, al que se le puede hacer muy largo el año que le queda en la Moncloa. Sin embargo, Pedro Sánchez tiene a su alcance la llamada cuestión de confianza, un recurso parlamentario reconocido en la Constitución con el que podría dar un golpe de efecto en el tablero político. Pero, ¿cómo funciona una cuestión de confianza?
Una cuestión de confianza es, según el artículo 112 de la Constitución, un recurso que tiene el presidente del Gobierno para plantearle al Congreso si mantiene su apoyo mayoritario en cuanto a su “programa o una declaración política general”.
A diferencia de una moción de censura, la cuestión de confianza parte directamente del presidente y de su Consejo de Ministros, por lo que es una forma que tendría el PSOE de pulsar la fuerza real que tiene dentro de la cámara. Además, esta fórmula no puede ir asociada a ningún texto legislativo, es decir, que no puede ir vinculada a una medida concreta sino que solo puede someterse a votación la confianza en el presidente y en su Gobierno.
En el caso de perderla y no alcanzar la mayoría simple necesaria para su superación, el artículo 114 establece por imperativo constitucional la caída del Ejecutivo, la dimisión del presidente ante el Rey y el más que probable adelanto electoral.
Es, por tanto, una de las medidas de presión más importantes al alcance de un presidente, pues, pese a que el mecanismo incluye una fase previa de "deliberación con el Consejo de Ministros” como dispositivo de ‘enfriamiento’, su intervención solo es preceptiva y no vinculante. Un presidente puede convocar una cuestión de confianza por sí mismo.
Adolfo Suárez y Felipe González, dos precedentes
Las características de los últimos gobiernos españoles han posibilitado que en España no se produzca una cuestión de confianza desde hace más de tres décadas.
El primero en utilizarla fue Adolfo Suárez en septiembre de 1980 como respuesta al desgaste sufrido por la moción de censura promovida meses antes por la oposición socialista. Una década más tarde, en abril de 1990, Felipe González aprovechó este recurso para reafirmar su posición tras una atípica votación de investidura en la que no participaron todos los diputados. Ambos consiguieron superar las respectivas votaciones.
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