CASO PEGASUS

El Gobierno confía en cerrar el acuerdo de fronteras con Marruecos pese a la suspicacias por 'Pegasus'

El Ejecutivo esquiva hablar de Marruecos como autor del espionaje a Sánchez y a Robles pese a admitir que es una "hipótesis" más

Un informe sobre Pegasus apunta que el reino alauí seleccionó más de 200 objetivos móviles en España

Se está negociando con Rabat abrir los pasos de Ceuta y de Melilla y poner aduanas en las dos ciudades autónomas

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en su último viaje a Rabat, para entrevistarse con Mohamed VI

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en su último viaje a Rabat, para entrevistarse con Mohamed VI / Jalal Morchidi

El Gobierno extrema la prudencia con Marruecos. Ni una declaración a la ligera, a pesar de que las fechas del espionaje al jefe del Ejecutivo, Pedro Sánchez, sitúan a este país como uno de los agentes "externos" potencialmente interesados en conseguir información. Los servicios secretos marroquíes disponen del programa 'Pegasus', el sistema utilizado para la incursión y el robo de datos en el móvil del presidente, y los medios franceses ya apuntaron al reino alauí como autor de la intromisión en el teléfono de Emmanuel Macron. Pero la cautela de Moncloa es absoluta. Primero porque, sostienen, desconocen quién ha podido atacar el terminal de Sánchez. Y segundo, porque aunque pudieran probar que fue Marruecos nunca lo dirían porque sería una "escándalo mayúsculo". Justo a última hora de este martes, una información de The Guardian reveló que este país seleccionó más de 200 móviles como objetivo en España.

En el Ejecutivo no niegan que sea una "hipótesis" pero "como tantas otras" y la consigna es "no especular". Hay mucho en juego. España ha cedido en su postura histórica sobre el Sáhara Occidental, como exigía Mohamed VI, ha logrado superar un largo conflicto diplomático y ahora no quiere que nada empañe este recorrido. Además, durante estos días se está negociando la reapertura de las fronteras en Ceuta y Melilla, cerradas desde el comienzo de la pandemia y que Rabat se negaba a activar como medida de presión al Gobierno. Su decisión ha estrangulado económicamente a las dos ciudades autónomas durante dos años.

Aunque a finales de la semana pasada el ministro del Interior, Fernando Grande Marlaska, apuntó que el reinicio de la circulación de personas y mercancías era "inminente", finalmente el cierre de los pasos fronterizos se ha prorrogado 15 días más. Se están manteniendo conversaciones con Marruecos para acordar los términos. Las fuentes del Gobierno consultadas muestran su confianza en cerrarlo en este plazo de dos semanas, a pesar de las suspicacias que levanta la presencia fantasmagórica de 'Pegasus'. No creen que el espionaje al presidente y a la ministra de Defensa lo vaya a retrasar o a dificultar.

EL CONFLICTO CON LAS ADUANAS

El cogollo del problema es otro. Después de que el Gobierno asumiera el plan marroquí para el Sáhara Occidental como "la base más seria, realista y creíble" para resolver las diferencias con el Frente Polisario, Sánchez viajó a Marruecos para sellar la paz política con el rey alauí. De ese encuentro salió un comunicado que establecía unas nuevas reglas del juego en la colaboración entre España y Marruecos. Los dos países se comprometían a inaugurar una etapa "sin precedentes" en las relaciones bilaterales, con una hoja de ruta duradera y ambiciosa, cuyo alcance se definirá en la convocatoria de una Reunión de Alto Nivel (RAN) antes de que finalice el año.

El texto, entre otras cuestiones, recogía "la plena normalización de la circulación de personas y mercancías", que "se restablecerá de forma ordenada, incluyendo los dispositivos apropiados de control aduanero y de personas a nivel terrestre y marítimas". Moncloa y el Ministerio de Exteriores vieron en este párrafo el compromiso marroquí de respetar la integridad territorial de España, para conseguir el blindaje de Ceuta y Melilla. Se defendió que esto suponía la promesa de establecer aduanas de mercancías en las dos ciudades autónomas -en Ceuta no ha existido nunca en la historia y en Melilla hubo hasta 2018, pero el reino alauí de manera unilateral la eliminó-. Se vivió como un éxito porque, explicaron, significaba que Marruecos "reconoce la soberanía de Ceuta y Melilla al poner los dos pasos aduaneros".

El presidente del Gobierno,  Pedro Sánchez, en Rabat donde se reúne con S.M. Mohamed VI.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en Rabat donde se reúne con S.M. Mohamed VI. / EFE

Pero justo este punto es el que se está indigestando en el acuerdo para la reapertura de fronteras. Porque no se recoge la literalidad de una aduana comercial y Marruecos, aseguran las fuentes consultadas, "no interpretó" que deba ser así. En esa pugna, que alcanza también al Ministerio del Interior y al de Exteriores, están inmersos ahora los dos países. El departamento de Marlaska es más favorable a reabrir, aunque no haya aduanas y seguir trabajando para cerrar el pacto, mientras que el equipo de José Manuel Albares prefiere una solución definitiva.

La portavoz del Gobierno, Isabel Rodríguez, este martes, en la rueda de prensa posterior a la reunión del Consejo de Ministros. 

La portavoz del Gobierno, Isabel Rodríguez, este martes, en la rueda de prensa posterior a la reunión del Consejo de Ministros.  / José Luis Roca

En este marco tan complejo, en lo inmediato y en lo global de la relación entre España y Marruecos, con el escándalo del espionaje al presidente con el 'software' Pegasus de por medio, el Gobierno ha optado por no mentar apenas al reino alauí. Lo dejó claro ayer martes la portavoz del Ejecutivo y horas antes el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños.

"Es un futurible saber qué consecuencias tendría saber, si es que llegamos a saber, de dónde provino el ataque", dijo Rodríguez cuando se le preguntó qué implicaría que fuera Marruecos y si afectaría al cambio de postura español sobre el Sáhara. "Lo que tenemos claro es que el ataque es externo (ajeno a los organismos oficiales) e ilícito, esas son certezas con las que podemos tomar decisiones en este momento".

Poco antes, en una entrevista en la SER, Bolaños había ido incluso más allá. "No es bueno que hagamos suposiciones", señaló. "Podemos estar acusando a entidades, a personas o a países que no tienen nada que ver con esto". No obstante, los datos que se conocen siguen operando en contra de Marruecos. La intromisión en el móvil de Sánchez se produjo en mayo de 2021, en el momento más álgido de la crisis diplomática de la larga crisis que España ha mantenido con este país.

FECHAS DEL ESPIONAJE

Este martes se conoció que el juez de la Audiencia Nacional José Luis Calama ha abierto diligencias para investigar la denuncia de la Abogacía del Estado por las incursiones ilegales en los teléfonos del presidente y de Robles. En su auto, cita los informes del Centro Criptológico Nacional aportados que "ponen respectivamente de manifiesto que 'eI dispositivo móvil del presidente del Gobierno analizado fue infectado por Pegasus en 2 ocasiones (el 19 de mayo de 2021 y el 31 de mayo de 2021)", cuando "se produjo exfiltración de información del dispositivo".

Las fechas son muy comprometedoras para Marruecos. El 19 de mayo es justo después de los dos episodios más polémicos del conflicto con Rabat. El 17 de mayo cientos de inmigrantes llegaron a nado a Ceuta con el beneplácito de las autoridades del reino alauí, en represalia porque España había acogido al líder del Frente Polisario, Brahim Ghali, en un hospital de Logroño. La propia embajadora en España, Karima Benyaich, aseguró ese día que en las relaciones entre países hay actos que tienen consecuencias "y se tienen que asumir".

Un día después, el 18, fue llamada a consultas y sólo ha regresado a Madrid, 10 meses más tarde, cuando el Gobierno ha apoyado de manera explícita el plan autonomista marroquí. La falta de respaldo a esta propuesta, y no Ghali, siempre fue la base real del conflicto con Marruecos. La oleada de inmigrantes lanzada a las costas ceutíes podría considerarse como el primer gran acto de presión de Rabat para que el Ejecutivo entendiera la necesidad de dar un giro a su postura sobre el Sáhara y abandonar su histórica neutralidad. Sólo unas horas después, el 19 de mayo el programa de espionaje Pegasus se coló en el teléfono del presidente del Gobierno.