Opinión | LA COLUMNA

¿Quién arrancó las flores?

Le Pen seguirá y tras Le Pen vendrán otros muchos y muchas Le Pen

Marine Le Pen.

Marine Le Pen. / EFE

Finalmente Macron ganó con los votos de aquellos que no quieren a Le Pen y que, sin querer tampoco a Macron, eligen en última instancia a un centroderechista europeísta antes que a una ultraderechista antieuropeísta que ve enemigos en todas las fronteras y cabalga sobre un discurso cada vez más edulcorado, que, sin embargo, encierra propuestas que tienen que ver con la dimisión de Francia como uno de los motores de Europa o la penalización a los hijos de inmigrantes nacidos en suelo francés y que pasarían a perder su nacionalidad si los votos de los franceses así lo deciden en un hipotético y casi diabólico referéndum sobre la inmigración.

Que Macron haya podido salvar los muebles es importante, pero resulta casi anecdótico, porque la diferencia de votos entre uno y otro no ha sido tanta y se traduce como la respuesta de unos miles de electores que han decidido salvar a Macron para evitar la vergüenza de ver cómo se tira por tierra todo aquello que supuso o hicieron ver que suponía eso de igualdad, fraternidad y solidaridad, hoy en día conceptos tan despiadadamente golpeados como perfectamente triturados. Le Pen seguirá y tras Le Pen vendrán otros muchos y muchas Le Pen, porque la pocilga a la que se han tirado muchos sueños y no pocas esperanzas es de extensiones inabarcables.

Macron se impone a la ultraderechista Le Pen y seguirá otros cinco años al frente del Eliseo

/ Agencia ATLAS / Foto: EFE

Conviene recordar que hace tan solo unas semanas vimos cómo en España la ultraderecha entraba por primera vez en un gobierno de una comunidad autónoma, la de Castilla y León, y muchos pensamos que esto era el principio de algo que se impondría como una realidad en otros lugares de España y que abriría una brecha que tendrá difícil cicatrización, porque ahora es muy fácil culpar a la ultraderecha y acusarles de arrancar todas las flores que tienen que ver con la libertad, los derechos, la igualdad e incluso la justicia, olvidando que durante años se ha permitido que en la sociedad fuera calando un discurso de que cualquier tiempo pasado fue mejor, acuñado en la patria y en el odio al diferente y al extranjero a través de un discurso falaz de venta y compra inmediata. 

Pero desgraciadamente se ha permitido, porque partidos como el PSOE y el PP andaban muy ocupados en sus cosas internas, de guerras y corrupciones, y no supieron ver que el dolor que ellos provocaban, la ultraderecha lo convertía en esperanza y cabalgando sobre la piel de España iba ganando adeptos en un discurso donde todo adquiría la solemnidad de las banderas, el reflujo de los himnos y al constatar que la pobreza esclaviza, comenzaron a recapitular y cortando todas las flores nos van dejando huérfanos, y en esa orfandad nos hacemos sumisos y leves y cuando queramos levantar la vista quizá ya sea demasiado tarde.