ENCUESTAS

El PSOE afronta el subidón de Feijóo atándole a Vox pero asume que depende de la inflación

En los territorios hace semanas que tienen los argumentarios contra el nuevo líder del PP para resaltar su vinculación a la extrema derecha, tras el pacto en Castilla y León

En el PSOE la inquietud no es Feijóo, aunque se le combate, sino la evolución de la situación económica

Se asume que el Gobierno depende de que los españoles entiendan que han acertado ante esta nueva crisis

El jefe del Ejecutivo, Pedro Sánchez, y el nuevo presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, en la reunión que mantuvieron el jueves en La Moncloa.

El jefe del Ejecutivo, Pedro Sánchez, y el nuevo presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, en la reunión que mantuvieron el jueves en La Moncloa. / Alberto Ortega / Europa Press

Alberto Núñez Feijóo es desde hace poco más de una semana el presidente del PP, las primeras encuestas apuntan ya que su elección mejora las expectativas electorales de su partido y desde este lunes Vox ha accedido por primera vez a un Gobierno autonómico, el de Castilla y León, de la mano de los populares. Si intentáramos describir visualmente la conjunción de esas tres circunstancias saldría algo parecido a la representación del genoma humano. Un largo tirabuzón que se extenderá al menos hasta las próximas elecciones generales.

El sondeo de Gesop realizado para EL PERIÓDICO DE ESPAÑA y Prensa Ibérica y difundido este domingo apunta a que con su candidatura el PP ganaría los comicios y tendría al alcance la Moncloa si acepta los votos de la ultraderecha de Santiago Abascal. En Moncloa son muy conscientes de que Feijóo no es Pablo Casado, de que el gallego si puede representar una alternativa sólida al Gobierno de coalición. Aunque la sensación interna es que, pese a este subidón, el Ejecutivo depende de sí mismo, del éxito de su respuesta a este nuevo bache de la economía, producido por el alza de los precios y las consecuencias de la guerra en Ucrania.

Pero la pinza del PP con Vox marca el modo en que el PSOE interactuará con el nuevo líder de la oposición, aunque aspire a acordar con él la renovación del Consejo General del Poder Judicial. Ha sido así desde el primer momento y no cambiará. Cuando Feijóo aún no dirigía el PP, el Gobierno y el partido apuntaron ya directamente a él por el acuerdo con Vox en Castilla y León: "Es su carta de presentación". Su dependencia de la extrema derecha es algo que los socialistas destacarán sin descanso.

ARGUMENTARIO: "FEIJÓO NO CAMBIA NADA"

Sólo una leve incursión en los territorios más dependientes de Ferraz demuestra como la dirección socialista ha transmitido ya las líneas básicas de este argumentario, que los propios dirigentes repiten desde hace semanas. "La llegada del Feijóo a la presidencia del PP no significa ningún cambio de fondo". "Tras la aparente moderación, lo único que hay cierto es que con su consentimiento la extrema derecha ha entrado por primera vez en un gobierno regional", señalan en un territorio. La misma respuesta se replicaba en otras federaciones y todavía no se conocían las primeras encuestas favorables.

Esto constata que ni el Gobierno ni el PSOE van a dejar de morder en ese flanco. También es cierto que la realidad les avala. Aunque Feijóo no haya querido asistir a la investidura de Mañueco y pretenda devolver al PP a su condición histórica de casa común y única del centroderecha, en estos momentos la dependencia de Vox para mantener o alcanzar nuevas cotas de poder es absoluta. Con una convocatoria inminente de elecciones en Andalucía, para que se celebren en junio, los últimos datos del Centro de Estudios Andaluces (Centra), el CIS andaluz, reflejan que el PP ganaría, pero necesitaría el apoyo de Vox. Según este sondeo, la formación de ultraderecha se dispara hasta los 22 diputados (12 tiene en la actualidad) .

SU TIRÓN, EN UNOS MESES

El PP necesitará también a Vox para aspirar a derrotar al PSOE en autonomías como Extremadura, Castilla-La Mancha o Comunidad Valenciana y en muchas capitales de provincia. En este sentido, el nuevo presidente del PP choca con algunos barones o candidatos a alcaldes que ven impepinable muchos más pactos con Vox, tras el acuerdo en Castilla y León.

En todo caso, en el Gobierno y en el PSOE, a pesar de haberse preparado para la llegada de Feijóo, se impone la calma. Fuentes cercanas al Ejecutivo de coalición apuntaban ayer que por ahora "recupera el bajón de Casado" que, al calor de la victoria de Isabel Díaz Ayuso en Madrid, logró situarse primero en algunos sondeos durante un tiempo. "Hasta dentro de unos meses no podrá comprobarse el alcance del líder gallego en el voto del PP".

En una línea similar se pronuncia un dirigente territorial: "Falta ver cómo se consolida, cómo llega a elecciones" y también "cómo se mueve en Madrid donde "cualquier error se amplifica". "Es pronto para saberlo", defiende otro. La sensación entre los socialistas es que la clave es la acción del Gobierno, de si la respuesta que han dado a los efectos económicos de la guerra de Ucrania es exitosa, de si la opinión pública percibe o no que el Ejecutivo ha acertado con sus recetas.

"No va a depender tanto de él (Feijóo), sino de la coyuntura, de cómo salimos de ésta", pronostican. Pero sí, tanto en Moncloa como en el partido, perciben que la vinculación del PP y Vox, mayor ahora al compartir la Junta de Castilla y León, puede contribuir a una movilización del electorado progresista, mucho menos motivado que el de derechas. Sobre todo si lo que ha sucedido en Valladolid se repite en cadena en otras autonomías y se solidifica como única alternativa para que Feijóo sea presidente.