RELACIONES CON MARRUECOS

De la declaración sobre el Sáhara a la de Barcelona: los otros acuerdos históricos entre España y Marruecos

Pese a las tensiones más o menos continuas, Madrid y Rabat no han dejado de alcanzar pactos en materia de antiterrorismo, pesca o inmigración

El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, junto al rey Mohamed VI de Marruecos.

El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, junto al rey Mohamed VI de Marruecos. / Moncloa

Miriam Ruiz Castro

Miriam Ruiz Castro

Las relaciones entre vecinos son complejas. Quien a ratos es socio y aliado, alguien a quien acudir en caso de necesidad, en otros momentos puede ser una amenaza y causa de desvelos. La relación de España y Marruecos es una historia de idas y venidas, de dos vecinos que guardan tensiones enquistadas desde hace años, pero que se necesitan. Dos países que mantienen contenciosos y han protagonizado conflictos diplomáticos de primer orden, pero también han firmado acuerdos históricos.

Felipe González instauró en 1982 la norma no escrita de elegir el reino alauí como primer viaje oficial al exterior como presidente del Gobierno. Varios años antes, había visitado los campamentos de refugiados saharauis en Argelia y mostrado su apoyo al Frente Polisario. La tradición se mantuvo hasta Pedro Sánchez: aunque intentó cuadrar una visita a Marruecos tras la moción de censura que lo aupó a la Moncloa, el viaje no llegó hasta cinco meses después. Ahora, el presidente vuelve a Rabat con un acuerdo bajo el brazo que supone un giro histórico en la postura que España ha mantenido frente al Sáhara Occidental, reconociendo por primera vez la soberanía de Marruecos.

Fue otro acuerdo, en noviembre de 1975, el que entregó el territorio saharaui a Marruecos y Mauritania en primera instancia. Juan Carlos I, entonces príncipe y jefe del Estado en funciones, dio su beneplácito a los acuerdos tripartitos de Madrid: España cedía la administración del Sáhara Occidental poco después de haber prometido un referéndum para la descolonización. Fue Carlos Arias Navarro, presidente del Gobierno, quien firmó la “declaración de principios”, cuyo contenido permaneció secreto en su mayor parte.

Juan Carlos había visitado el Sáhara solo unos días antes del acuerdo. “Deseamos proteger también los legítimos derechos de la población saharaui, ya que nuestra misión en el mundo y nuestra historia nos lo exigen”, dijo en El Aaiún. El día en que Franco murió, el BOE publicó la ley de descolonización, que autorizaba al Gobierno a cuanto fuera preciso para la descolonización del Sáhara. El 27 de febrero de 1976 España se retiró definitivamente del territorio sin cumplir sus promesas.

Juan Carlos I a bordo del Bribón en septiembre de 2017.

Juan Carlos I a bordo del Bribón en septiembre de 2017. / EFE/Salvador Sas

1991. Amistad y bien vecindad

En julio de 1991, el Gobierno español firmó su primer tratado de amistad, buena vecindad y cooperación con un país árabe. Juan Carlos I, ya convertido en rey, viajó con Felipe González hasta Rabat para institucionalizar las relaciones con Marruecos al más alto nivel. Era la primera vez que monarca y presidente del Gobierno compartían viaje internacional. Hassan II los recibió acompañado de su heredero, Mohamed, y la ciudad de Rabat lo hizo engalanada con banderas españolas y marroquíes y carteles con ‘Viva el Reino de España’. Con ese tratado nacieron las cumbres bilaterales anuales. Y también se reforzaron las relaciones económicas.

Los negociadores españoles sacaron pecho de haber incluido en el tratado la renuncia al uso de la fuerza contra la integridad territorial de la otra parte, una fórmula que aplaudieron con la vista puesta en Ceuta y Melilla.

Inmigración

En febrero de 1992, ambos países alcanzaron un acuerdo migratorio que, sin embargo, no entró en vigor hasta 20 años más tarde. Lleva la firma del exministro del Interior José Luis Corcuera y permite readmitir a inmigrantes ilegales y agilizar el mecanismo de expulsión. Era el año de las Olimpiadas de Barcelona y a Melilla llegaron 800 inmigrantes subsaharianos. Desde entonces, se ha aplicado raras veces, puesto que para la devolución es necesario el beneplácito de Rabat. Fue precisamente Pedro Sánchez quien rescató el acuerdo, que no se usaba desde 2005, para permitir la devolución instantánea de 116 inmigrantes en la frontera de Ceuta en agosto de 2018.

Migrantes que cruzan la frontera a nado en Ceuta sorteando los espigones en una imagen de julio de 2021.

Migrantes que cruzan la frontera a nado en Ceuta sorteando los espigones en una imagen de julio de 2021. / EUROPA PRESS / Antonio Sempere

La Asociación Euromediterránea

En noviembre de 1995, Barcelona fue la ciudad escogida para la primera conferencia ministerial euromediterránea, una apuesta ambiciosa en política exterior. España y Marruecos, junto con la Unión Europea y otros 12 países del Magreb pusieron en marcha la Asociación Euromediterránea.

La conferencia dio a luz a la Declaración de Barcelona, que apostaba por convertir a Europa y sus vecinos del sur y este del Mediterráneo en “un espacio común de paz, estabilidad y prosperidad a través del reforzamiento del diálogo político, la seguridad y la cooperación económica, financiera, social y cultural”. Más de dos décadas después, no puede decirse que aquella asociación haya sido un éxito. La guerra de Siria, las muertes en el Mediterráneo o el escaso comercio exterior entre algunos de los países del euromediterráneo dan cuenta de ello. Sin embargo, Marruecos fue el alumno aventajado. No solo llegó a aquella cumbre habiendo firmado acuerdos previos con la UE:. en 2008 logró un “Estatuto avanzado” con la Unión, lo que le permite integrarse en los espacios comunes europeos sin participar en las instituciones como miembro.

España ha sido el anfitrión de Marruecos en la “fiesta” europea. Durante su presidencia de turno en el Consejo de la UE, en 2010, se celebró en Granada una cumbre de la UE, la primera con un país tercero tras la entrada en vigor del Tratado de Lisboa. Marruecos ha sido históricamente el primer beneficiario de los fondos europeos para países vecinos.

Terrorismo

Los atentados de Atocha del 11 de marzo de 2004 marcaron un antes y un después en la colaboración entre los dos países en materia antiterrorista, especialmente en materia judicial. En el 97 ya se habían firmado convenios bilaterales, pero sin medios para que fueran efectivos. Las conexiones de los terroristas con Marruecos desembocaron en reuniones bilaterales entre los ministros de Justicia de ambos países, se designaron magistrados de enlace y se intensificó la cooperación policial y la contribución de Rabat fue decisiva. Pese a los vaivenes en la relación entre ambos países, en materia antiterrorista la colaboración siempre se ha mantenido.

La pesca

Entre los múltiples acuerdos bilaterales entre España y Marruecos, los de pesca han sido siempre punto importante en las relaciones entre ambos países. Los pescadores españoles han faenado en caladeros frente a las costas norteafricanas a cambio de compensaciones económicas, comerciales e incluso políticas para el reino alauí. Desde el Convenio de Fez en 1969, la tónica ha sido de una cooperación beneficiosa para ambas partes, no sin sus contratiempos. Hubo acuerdos en el 79, en el 83 y en el 95, y entre las contrapartidas para los marroquíes incluso se encontraba la de enrolar a sus marineros en barcos españoles para que aprendieran el oficio. Con la entrada de España en la UE, las negociaciones pasaron a estar pilotadas en parte por Bruselas.

Uno de los puntos recientes de conflicto tiene que ver con el último acuerdo de comercio agrícola y pesca entre la UE y Marruecos. El Tribunal de Justicia de la UE lo ha declarado ilegal en lo que se refiere al territorio del Sáhara Occidental, dando la razón al Frente Polisario. Y no ha sido la primera sentencia en este sentido. Aunque Rabat ha elevado el tono de las tensiones diplomáticas a cada decisión de “naturaleza altamente política” y “lógica sesgada”, lo cierto es que las relaciones comerciales han seguido su curso. Un buen resumen de las relaciones entre Marruecos y España.