SORPRESA POR LA CUOTA DE CLM

Castilla y León percibe un "castigo" quedarse fuera de la dirección de Feijóo

Frente a las lecturas sobre Madrid, el territorio reconoce que no tiene ninguna presencia

Algunos dirigentes lo achacan a la negociación con Vox y la situación actual en la Junta

Sorpresa por la incorporación de Carmen Navarro, de Castilla-La Mancha

Alberto Núñez Feijóo (d) y Alfonso Fernández Mañueco (i).

Alberto Núñez Feijóo (d) y Alfonso Fernández Mañueco (i). / EFE

Paloma Esteban

Paloma Esteban

 Las miradas estaban puestas en la nueva dirección de Alberto Núñez Feijóo en el PP. Los primeros nombres, Cuca Gamarra y Elías Bendodo, despejaron las principales incógnitas y probaron que el presidente gallego no buscaba una revolución. Más bien integrar al partido, premiar “la capacidad” y forjar un núcleo duro que ponga a la formación en pie en un tiempo exprés. La preeminencia andaluza con dos pesos pesados muy vinculados a Juanma Moreno, Bendodo y Juan Bravo, convive con personas de la total confianza de Feijóo: Esteban González Pons y Miguel Tellado. Pero también con otros nombres entre los que no hay ninguno de Castilla y León.

Todo a pesar de la amistad que tiene el presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco, con el de la Xunta (todavía), al que siempre ha apoyado como referente en el partido. El entorno de Feijóo insiste en que el objetivo no era cumplir con cuotas territoriales. Pero a la andaluza y gallega, se suma un nombre por Madrid: Pedro Rollán. No tanto por ser de la confianza de Isabel Díaz Ayuso (cuyo peso, como reveló este diario, queda diluida en Génova) como por representar a la región con una dilatada experiencia en el gobierno regional. Fuentes consultadas por este diario insisten en que si hay una región “desdibujada” esa es Castilla y León.

La sensación en el territorio, indican, es de cierto “castigo”. Los acontecimientos hablan por sí solos. En las semanas recientes el PP cerró su primer gobierno de coalición con Vox. Feijóo se desvinculó de ese pacto en tanto que aún no era el presidente nacional del partido y dio total autonomía a Mañueco para pilotar un pacto que no le gustaba, pero que también veía inevitable.

El presidente de la Xunta sí era partidario de retener la presidencia de las Cortes castellanoleonesas dado que Vox tendría sí o sí asientos en el gobierno. Pero tampoco pudo ser. El partido de Santiago Abascal vinculaba las dos cuestiones en un mismo paquete. Ahora, la investidura de Mañueco está en manos de Carlos Pollán (Vox), presidente del Parlamento autonómico, que frustró los planes del PP para hacerlo cuanto antes.

“Quizá no vio bien que no se buscaran más opciones, el resultado del pacto y la rapidez”, coinciden distintos dirigentes con décadas en el partido, convencidos de que algunas cuestiones no gustaron al nuevo líder nacional. Al hecho de que Castilla y León no vaya estar representada en el comité de dirección (igual que Murcia después de una etapa en la que Teodoro García Egea daba protagonismo a esa tierra), se une “la sorpresa” de la incorporación de Carmen Navarro, diputada por Albacete y letrada autonómica de la Comunidad madrileña.

Nadie en el partido contaba con su nombramiento, que implica que Castilla La-Mancha, donde el PP no gobierna, gane peso en la dirección nacional. Fuentes del entorno de Paco Núñez, presidente del PP castellano manchego, así lo reconocen con cierta satisfacción.

LA INVESTIDURA, EN EL AIRE

El PP habría querido que la investidura del presidente se hubiera producido antes del congreso extraordinario para liquidar el asunto antes de que Feijóo fuera proclamado nuevo líder nacional. Pero el presidente de las Cortes aún no ha puesto fecha y en el equipo de Mañueco se mantienen a la espera. Está por ver si Feijóo acudirá a la investidura o a la toma de posesión en lo que podría ser el primer encuentro entre el presidente del PP y Santiago Abascal. Lo habitual es que los compañeros de partido estén presentes en alguno de los dos hitos. A la toma de posesión de Ayuso acudieron todos los barones a la Puerta del Sol.

Hay otros territorios pendientes de cómo evoluciona el primer gobierno de coalición. Por ejemplo, en Andalucía, donde Moreno Bonilla tendrá que decidir si convoca elecciones en junio o en otoño. Para hacerlo antes del verano deberá poner fecha en el mes de abril. El PP andaluz está convencido de que tendrá una victoria holgada, pero como siempre le sucede últimamente al PP, lo importante es hasta qué punto necesita a Vox para gobernar. La preocupación no es menor y Moreno Bonilla sabe que la marca de los ultras “está muy fuerte” con independencia de la candidatura. En su caso, si Macarena Olona da el paso, los problemas podrían ser mayores.

La cuestión es que hay dirigentes que reconocen que estarán pendientes de cómo se comporta Vox en sus primeros compases de gestión esperando algún tipo de desgaste. “Al pactar un gobierno con ellos los hemos legitimado como partido de gobierno. Pero ahora tienen que demostrar”, explican fuentes populares. También será importante el efecto que reflejen las encuestas sobre la llegada de Feijóo a la presidencia y si hay un impulso en ese sentido. Con todos estos ingredientes Moreno Bonilla tendrá que decidir.