RESPÓNDAME | Jorge Dezcallar

"El giro de Sánchez con el Sáhara es la única solución realmente realista que hay"

Exembajador en Marruecos, la Santa Sede y EEUU y exdirector del CNI. Le encanta vivir en el campo mallorquín y ser dueño de su agenda, o creerse que lo es. Le divierte pasear con su perro. Prepara nueva novela y escribirá hasta que la neurona aguante

El exembajador de Marruecos, la Santa Sede y Estados Unidos y exdirector del CNI, Jorge Dezcallar.

El exembajador de Marruecos, la Santa Sede y Estados Unidos y exdirector del CNI, Jorge Dezcallar. / B.RAMON

Karmentxu Marín

Son ustedes un grupo curioso: Alonso Manglano y sus Memorias; Sanz Roldán y el emérito; usted, con novela y libro de geopolítica. ¿Nuestros espías están de moda?

Ya me gustaría que estuvieran de moda, porque son gente muy buena, que hace cosas muy buenas, y porque estoy un poco harto de que todas las películas de espías sean de anglosajones y no nuestros. Por eso he escrito una novela sobre espías.

En su último libro, Abrazar el mundo, habla de solidaridad, de diálogo, de negociación. ¿El mundo está para muchos abrazos?

Yo creo que el mundo necesita abrazarse, como nosotros tenemos ganas de abrazarnos después del covid. Debemos cuidar el planeta que nos sustenta. Y enfrentar los problemas globales con soluciones globales.

Analiza Ucrania, la pandemia, el miedo, la angustia. A pesar de eso opina que “estamos mejor que nunca”. ¿Es de Optimistas sin Fronteras?

Dicen que un optimista es un pesimista mal informado. Pero yo soy más bien optimista, sí. Objetivamente, el mundo está mejor que nunca en salud, en criminalidad, en alfabetización, a pesar de la invasión rusa. El primer Rothschild, que era rico como él solo, se murió porque se le infectó una muela y no tenía penicilina. Ahora, evidentemente, también tenemos problemas, y muy serios.

Nada escapa a su inteligente mirada”, reza el material de prensa. ¿De verdad no se le va una?

Eso no lo he puesto yo [ríe], pero es muy de agradecer que lo piense alguien. Yo intento tener una visión de conjunto sobre lo que está pasando en el mundo. Y lo que está pasando en Ucrania forma parte de una puesta en duda de las reglas que han regido la geopolítica mundial desde 1945. Llega un momento en que están obsoletas.

¿Qué bondades vio en usted José María Aznar para nombrarle director del CNI, primer civil al frente de los espías?

No lo sé, porque tenía mucha gente dentro del partido a la que podía haber elegido. Creo que quiso buscar a alguien que pudiera tener el consenso de todas las fuerzas políticas. Yo iba de independiente y lo he sido siempre. Pienso que ese fue el elemento fundamental que le animó. También fue el elemento fundamental que condujo luego a nuestros desacuerdos.

El marrón del 11-M. Pretender que dijera que había sido ETA.

Cuando el 11-M hubo una gestión más partidista que de Estado del atentado, y ahí nos distanciamos.

¿Usted le dio el sí porque le encontró irresistible?

Jajaja. Le di el sí porque aceptó la condición que yo le puse: considerar el servicio de inteligencia como un servicio de Estado, con lealtad al Gobierno, pero independiente de la lucha partidista. También le pregunté: ¿Hay esqueletos en los armarios? Me contestó que no, y efectivamente no los encontré. Había solo alguna cucaracha.

¿Solo cucarachas? ¿Nada que no se arregle con Sanytol?

Efectivamente. Eran cosas que no te gustaban mucho, pero que tenían arreglo y que formaban parte de cuestiones inevitables que suceden en este tipo de trabajo.

¿Alguna vez se sintió James Bond o no le gusta el Martini?

Me encanta el Martini. Y sentirte James Bond sería estupendo. Lo que pasa es que nunca he estado con Ursula Andress ni he tenido un Aston Martin.

No ponga puertas al campo. Igual ahora, con las ganancias del libro…

No, no. La cosa no va por ahí, desgraciadamente.

¿Le gustó codearse con los monseñores en el Vaticano?

Los monseñores en el Vaticano son un mundo fascinante. Progre, ninguno; pero tonto, ninguno tampoco. Eran gente muy inteligente con los que hablar era un lujo.

Manglano cuenta en sus memorias cuánto dinero público, de usted y mío, se empleó para tener tranquila a Bárbara Rey, tras su affaire con el Rey Juan Carlos. Esto con dinero público, mal, ¿no?

A mí no me consta que fuera dinero público, porque en mi época no lo hubo. No he leído las memorias de Manglano, porque no me ha parecido bien que se publicaran. Pienso que a él tampoco le hubiera gustado.

A Sanz Roldán, que va de vez en cuando a despachar a Abu Dabi, le tocó atemperar a Corinna. ¿Usted no tuvo que vérselas con ninguna amiga del emérito?

No.

No me diga que ni un café con alguna de ellas.

No.

A ver si no se fiaban de usted… Igual le consideraban de segunda división.

Pues no lo sé. Me considerarían de segunda división, pero a mí desde luego no me tocó hacer ese tipo de cosas. No me tomé ningún café con ninguna, te lo aseguro.

Ha sido embajador en Rabat. Aún nos estamos recuperando del salto del tigre de Pedro Sánchez en el tema del Sáhara.

Pues me parece peor en la forma que en el fondo. La forma ha estado bastante mal: enterarnos por un comunicado del palacio real de Marruecos. Creo que el Gobierno debe una explicación. Pero a lo mejor en el fondo no está tan desencaminado, porque es la única solución realmente realista que hay. Nunca va a haber un referéndum, y las partes tampoco son capaces de llegar a un acuerdo. Llevan 47 años sin lograrlo.

Oiga, ¿Y por Abu Dabi no ha ido?

No. No he ido nunca a Abu Dabi. Bueno… He ido muchas veces, pero hace diez años, no ahora. Si yo estoy jubilado, querida. No tengo nada que hacer. Estoy fuera de juego. Soy un jubilata.