CONGRESO DE LOS DIPUTADOS

¿Quién quiere ahora un debate del estado de la nación? El Congreso chequea a los partidos

El pleno del Congreso debatirá el miércoles una moción de Cs que pide tasar los debates sobre el estado de la nación, sin convocarse desde 2015

El momento no parece el más idóneo a tenor de la inestabilidad que producen la guerra de Ucrania y la subida de precios de la luz o del combustible

El PSOE, sin embargo, mantiene la idea de que se celebre durante este periodo de sesiones (hasta junio); fuentes de este partido lo sitúan al final

Pedro Sánchez, en el Comité del PSOE.

Pedro Sánchez, en el Comité del PSOE.

Ángel Alonso Giménez

De Pedro Sánchez dicen que es hermético y que en público y en privado expresa lo mismo. No le gusta mostrar sus planes con antelación. A veces, sin embargo, los suelta con meridiana claridad. El día en que Pablo Casado dijo adiós en el Congreso, antes de que abandonara el escaño y se fuera en soledad, el presidente del Gobierno negó que fuera a adelantar las elecciones y afirmó, respecto a esas mismos comicios y a la fecha en que se celebren: “Competiremos en base a nuestros méritos y no en base a las debilidades de nuestros adversarios”.

En este entrecomillado el mandatario socialista deslizó una declaración de intenciones. Iba a respetar los tiempos que se diera el PP para reorganizarse. A no ser que el propio Casado le comunicara lo que haría a lo largo del siguiente mes, Sánchez no podía saber entonces que la resolución de la crisis interna de los populares iba a prolongarse hasta abril, cuando un congreso extraordinario entronizará al gallego Alberto Núñez Feijóo. Con todo, como de rebeliones internas el líder del PSOE sabe un rato, sí estaba seguro de que el Partido Popular iba a entrar, si no lo había hecho ya, en un proceso de transición. Y por ello, ese entrecomillado.

Por tanto, Sánchez no le va a hacer una jugarreta al PP. En Génova se lo han terminado creyendo, pero al principio estaban espantados sólo con imaginar que le diera por disolver las Cortes, incluidos algunos barones territoriales. Tampoco están los contextos nacional e internacional para meterse en aventuras políticas de máxima incertidumbre, como pudo comprobar Alfonso Fernández Mañueco en Castilla y León hace poco.

Una manera de comprometer al Partido Popular sería, por ejemplo, transmitir a la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, su propuesta para celebrar un debate sobre el estado de la nación este mismo mes de marzo, o a primeros de abril, antes de Semana Santa. No lo va a hacer. Había barajado esas fechas, pero ya están descartadas. Fuentes socialistas indican a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA que en las actuales circunstancias, con la guerra de Ucrania en preocupación ascendente, este formato parlamentario, si se convoca, apunta a mayo, incluso a junio.

Pese a todo, el debate sobre la fecha del debate del estado de la nación no se ha mitigado. Este miércoles el pleno del Congreso lo abordará a instancias de Ciudadanos. El grupo liberal, por medio de su portavoz y líder provisional, Edmundo Bal, confrontó su posición con la del Gobierno hace dos semanas. El ministro de Presidencia, Félix Bolaños, fue el encargado de dar los argumentos socialistas. La verdad es que no se explayó mucho en ello, más bien defendió la transparencia parlamentaria del Ejecutivo y criticó las incursiones de la formación “naranja” en consignas populistas. Bolaños reiteró lo que el presidente había manifestado antes: el debate se hará durante el presente periodo de sesiones. No precisó más. Esto ocurrió un día antes de la invasión rusa a Ucrania.

Alberto Núñez Feijóo.

Alberto Núñez Feijóo. / Cabalar

Lo que Bal y el ministro discutieron fue una interpelación. En el Congreso, tras un debate así, que es un cara a cara, ha de registrarse una moción. Lo hizo Ciudadanos obviamente, y ese texto es lo que se discutirá el miércoles y se votará el jueves (el punto está previsto para este martes, pero al ser el último del orden del día se desplazará a la jornada siguiente). Intervendrán todos los grupos, y por ello, la sesión servirá para chequear el estado de ánimo de los principales partidos representados en el Congreso.

PSOE y UP

La moción se enfrenta a un desenlace incierto. No parece que sea aprobada, y si lo fuera, que en Ciudadanos no lo descartan, será en cualquier caso una enumeración de exigencias políticas. El Congreso estaría pidiendo al Gobierno que convoque con periodicidad tasada el debate sobre el estado de la nación, lo que da una idea del empaque político de la cuestión. Sin embargo, al carecer de alcance legislativo, no obliga a su cumplimiento. En el Congreso hay un sinfín de proposiciones no de ley y de mociones que sencillamente, a pesar de ser aprobadas por el pleno, no tienen recorrido.

Fuentes socialistas explican a este medio que no les preocupa el resultado de la votación, tampoco su debate. Están convencidos en el partido que el debate se hará antes de que termine el mes de junio, salvo que la guerra de Ucrania traspase límites indeseables. No se minusvalora la relevancia del momento ni en el Gobierno ni en la formación de Sánchez, pues las intenciones de Vladimir Putin son indescifrables. La información que se ha compartido pronostica un conflicto de larga duración, y por tanto, de efectos persistentes en la economía.

El deseo de que la UE actúe unida en la respuesta a Rusia, también para suavizar las consecuencias en la inflación de la guerra, que ya se notan, es la esperanza a la que se agarra el Partido Socialista para que la estabilidad nacional no se tambalee. Este deseo y el paso del tiempo son los elementos a los que se aferran las filas de Sánchez para dejar claro que el debate se hará, sí, pero a finales del periodo de sesiones, cuando la situación esté más tranquila, si es que lo está.

Lo mismo quiere Unidas Podemos. A la formación "morada" le podría perjudicar un debate marcado por el ascenso incontenible de los precios.

PP

Antes de manifestar la posición de los populares, que es bastante ambigua, un apunte: Alberto Núñez Feijóo, si efectivamente es el nuevo líder, como sostienen todos los indicios, no podrá ser quien dé la réplica al presidente en un eventual debate sobre el estado de la nación. No está contemplado en el reglamento de la Cámara. Otra cosa es que tenga lugar una interpretación del mismo que al final lo permita, lo que supondría primero un pronunciamiento a favor de los letrados y luego de la Mesa. Pero las fuentes consultadas lo descartan.

El mandatario gallego deberá, si quiere, seguir el debate desde la tribuna de invitados; es la opción más plausible siempre y cuando dicho debate tenga lugar esta legislatura. Esto provoca que en el PP, ahora mismo, no haga ninguna gracia semejante posibilidad.

Cuca Gamarra y Esteban González Pons en Génova.

Cuca Gamarra y Esteban González Pons en Génova. / EPE.

Con todo, fuentes del partido destacan a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA que si el debate al final se sitúa en mayo o en junio, será en gran medida por la necesidad de Sánchez de “enterrar” las discrepancias con Podemos que la invasión a Ucrania ha enseñado. “El momento interno de la coalición no lo permite”, remarcan. Creen sin embargo que si las circunstancias internacionales se calman y “el socio” del PSOE en el Gobierno “queda controlado”, lo convocará.

VOX

La formación de Santiago Abascal estaría encantada de que el debate se hiciera pronto. Si bien el pasado de vinculación con Vladimir Putin es ahora mismo una piedra en el zapato de la formación, la demoscopia sopla a su favor. También los resultados electorales. En Castilla y León logró tal ascenso que es un partido clave en la futura gobernabilidad de la autonomía. Aparecer en un momento expansivo como el actual como la réplica más sólida de Sánchez sería un regalo que el partido difícilmente desaprovechará.

Ciudadanos

Según explican fuentes del grupo liberal, el objetivo de la moción es blindar el debate sobre el estado de la nación dentro de la esfera parlamentaria. En otras palabras: apartarlo de tácticas políticas. Aseguran las fuentes que una sesión del Congreso como ésta no puede quedar al albur de las visiones políticas del presidente de turno y de los contextos que más le favorezcan.

Ahora bien, ¿le iría bien a Cs que haya pronto un debate sobre el estado de la nación? En su dirección parlamentaria sostienen que sí, pero conviene reparar en un matiz no menor: Inés Arrimadas, la líder, la previsible candidata a la Presidencia del Gobierno, se encuentra de baja por maternidad. En un formato así es importante que con Sánchez confronten los máximos responsables de los partidos de la oposición. No hacerlo puede desdibujar y enviar un mensaje confuso.

Además, como apostilla una fuente parlamentaria con frecuente interlocución con las demás formaciones, cuidado con airear esa querencia por el debate. ¿Invita la coyuntura a luchas partidistas y a trucos tácticos? No lo parece. En el Gobierno y en el PSOE, y Sánchez es astuto en esas ardides, responden lacónicos: “Ahora no”.

El bloque de la investidura

A los grupos que han contribuido a aprobar algunas de las leyes más simbólicas del Gobierno de coalición, el debate sobre el estado de la nación ni les va ni les viene. Si lo hay, perfecto. Si no, tampoco lo echarán de menos.

Es probable que algunos, como ERC, hasta apoyen la moción de Ciudadanos, pero no porque hayan hablado al respecto (son dos grupos que no negocian), sino porque a la formación catalana tampoco le parece mal tasar un evento parlamentario de esas características. El contexto es lo suficientemente grave como para poner sobre la mesa todas las cartas políticas, incluidas las de Cataluña, en donde el Govern ve como mes a mes se aleja la reanudación de la mesa de diálogo y las aspiraciones independentistas bajan la voz.

Ahora bien, mientras tengan la garantía de que habrá dicho debate, las posibilidades de que Cs triunfe con su moción se hacen más pequeñas.

En cualquier caso, sesiones así servirán para testar la salud de las alianzas parlamentarias de la izquierda, no boyante ahora mismo. Tras las tensiones de la reforma laboral, se avecinan otras relacionadas con la futura ley de vivienda.

Pase lo que pase, el debate sobre el estado de la nación tomará la temperatura del clima política. Tanto si es antes de verano como después, incluso en el caso de que pase un año más sin celebrarse (el último data de 2015), medirá la energía de unos y las inquietudes de otras. Sus formatos se organizan en dos días de discusión y en un tercero de resoluciones, que son peticiones políticas. Si el Ejecutivo perdiera muchas, o alguna significativa, será un golpe.

Por suerte para el Gobierno, no son formatos que dejen huella legislativa. Pero sí son un examen de la salud de los partidos y de sus líderes.