CON VOX CONSOLIDADO

Temor en el PP a que el ‘efecto Feijóo’ tarde en verse: “Las siglas están muy tocadas”

A pesar de la unidad en torno a su figura y el "revulsivo interno" que supondrá su liderazgo, existe preocupación por las heridas que deja la crisis interna

Vox sigue consolidado en las encuestas y Sánchez se refuerza ante la crisis internacional de Ucrania

El presidente de la Xunta y del PP de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, atiende a la prensa en San Cibrao das Viñas (Ourense).

El presidente de la Xunta y del PP de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, atiende a la prensa en San Cibrao das Viñas (Ourense). / EFE/Brais Lorenzo

Paloma Esteban

Paloma Esteban

La coincidencia absoluta entre todos los dirigentes territoriales de que debía ser Alberto Núñez Feijóo el que se pusiera al frente del PP cuando la caída de Pablo Casado ya era una evidencia fue un bálsamo para las llagas internas del partido. Había una solución viable y para muchos dirigentes era, además, la mejor. La disposición que el presidente de la Xunta mostró desde el primer momento terminó de confirmar el alivio. La transición hasta el congreso extraordinario de abril será, previsiblemente, pacífica y sólo habrá mensajes de unidad en torno al futuro líder.

Pero a nadie se le escapa, y preocupa en muchos sectores del partido, que la guerra civil vivida ha dejado muchas heridas. “Todos estamos con Feijóo. No hay fisuras en eso. Pero el partido ha quedado muy tocado y las siglas también”, reflexionan distintos cargos. Aunque no había otra solución posible, añaden, el descabalgamiento de Casado es igualmente traumático. Como también algunos de los enfrentamientos vividos y retransmitidos públicamente en los últimos días. A eso se añade la solidez que Vox sigue demostrando en las encuestas y en la última cita electoral, la de Castilla y León, y la perspectiva de que la invasión de Ucrania por parte de Rusia y la enorme crisis internacional que ha desatado reforzará a Pedro Sánchez.

La despedida de Casado en la junta directiva nacional del martes (tendrá otro discurso final en el congreso de abril) fue aplaudida casi sin matices. La mayoría de los asistentes percibió “humildad”, “elegancia” y “asunción de errores”, y despertó una empatía que cada vez es más común internamente: “Gestionó muy mal. Pablo cometió muchos errores, pero no se merece una humillación”, resumen algunos dirigentes ‘casadistas’ que hace días saltaron del barco en pleno hundimiento. Coinciden incluso algunos de los más fieles con Isabel Díaz Ayuso.

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Como publicó este diario, la intervención de la presidenta madrileña en el mismo órgano no fue tan aplaudida. Muchos cargos consideran que “hizo más sangre de la necesaria” y que “se pasó de frenada” pidiendo un ajuste de cuentas mayor, expulsiones a cualquier persona relacionada con el caso de supuesto espionaje a su familia y reivindicando la figura de Rita Barberá al preguntarse “a cuántas más dejaría caer el partido”. 

Hay dirigentes que reconocen que esas palabras son el mejor ejemplo de la situación que atraviesa el partido: Ayuso ganó el pulso interno, pero un enfrentamiento tan intenso dentro de la propia organización “no beneficia a nadie”. “Ni a ella, ni a las siglas”, zanjan, a pesar de haber acabado con el régimen de Teodoro García Egea que había incendiado muchos territorios. De hecho, también en la Puerta del Sol son conscientes de que a pesar de la popularidad de Ayuso, la presidenta acusará un desgaste tras esta crisis.

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El mismo que en el PP descuentan a nivel nacional. Distintos dirigentes esperan encuestas en los próximos días que arrojarán la erosión sufrida por la crisis interna y cuentan con que el efecto del nuevo liderazgo de Feijóo podría hacerse esperar un tiempo. El trabajo de campo de los sondeos más próximos es anterior a los peores momentos del enfrentamiento o se habrá centrado en esos días. Y en la formación consideran que “un daño tan grande a las siglas no se resuelve de la noche a la mañana a pesar de la solución de Feijóo”. Los más pesimistas temen a que la reacción no será tan inmediata, aunque al tiempo dan por hecho que acabará viéndose reflejada.

En el sector gallego, sin embargo, consideran que el presidente de la Xunta tiene “mucho trabajo adelantado” por su trayectoria de gestión y entienden que “la crisis reputacional” se podrá revertir en poco tiempo dado que Feijóo “ya es un producto probado” que funciona. Aseguran que el escenario actual nada tiene que ver con el daño que hizo, por ejemplo, el caso Gürtel al partido, informa Pilar Santos.

Hace solo unos meses el PP se situaba en el entorno de los 120 escaños en la mayoría de encuestas. En el verano llegó a superar esa horquilla. La tendencia, en todo caso, aparecía en todos los estudios: la derecha en auge, con un PP mucho más fuerte y Vox resistiendo sin dificultades frente a una izquierda que poco a poco se va debilitando. El escenario actual, sumado a la crisis de Ucrania que todavía tendrá que evolucionar, rompe en pedazos cualquier previsión. A eso, en el caso del PP, hay que sumarle la conmoción vivida y el desembarco del presidente gallego en Madrid, donde también tendrá que hacerse con un ecosistema peculiar que él desconoce.

Los sondeos fueron lo que llevaron a Casado y a Egea a confiarse en que el nuevo ciclo político había comenzado tras las elecciones de Madrid, que en la Puerta del Sol atribuyen al liderazgo de Ayuso casi al completo. No son los únicos. Muchos cargos del partido aseguran que las siglas populares poco tuvieron que ver con aquel éxito. El adelanto electoral en Castilla y León (y las elecciones andaluzas que sí o sí deben celebrarse este año) consumaban la hoja de ruta de Génova: dos grandes victorias más para tapar el protagonismo de Ayuso y seguir aupando a Casado hacia la Moncloa.

En Castilla y León el PP consiguió firmar una pírrica victoria y en este momento negocia con Vox su futuro gobierno. Alfonso Fernández Mañueco no consiguió acercarse al 4-M de Ayuso y las perspectivas para Andalucía no son mucho mejores por ahora. Vox sigue avanzando, según todas las encuestas. Los populares no tienen ahora ninguna prisa por adelantar esa cita electoral confiando en que, si pasan unos meses, el liderazgo de Feijóo empiece a estar consolidado. 

El congreso extraordinario de abril se celebrará en Sevilla precisamente con el objetivo de impulsar al presidente andaluz, que hará tándem con el nuevo líder nacional en los discursos de la última jornada.

Con el temor de que las encuestas no tengan un reflejo inmediato de la recomposición popular, todos los dirigentes suman esfuerzos para exhibir unidad y trasladar el mensaje de que el PP ahora sí está en condiciones de ganar a Pedro Sánchez. Por el camino deberán reconstruir algunos puentes. El grupo parlamentario del Congreso mantiene heridas abiertas y el del Senado debe encajar el desembarco de Feijóo si es que se produce. Los barones territoriales cierran filas sin fisuras pero, al tiempo, entienden que el líder gallego debe ser “generoso” incluso con aquellos que más fieles fueron a Casado o la crisis podría llegar a cerrarse en falso.