Recambio de poder

Feijóo y Ayuso, dos almas del PP con bastantes diferencias

La relación con Vox, la gestión de la pandemia y hasta el discurso distancias a los dos liderazgos populares

ablo Casado, Alberto Núñez Feijóo e Isabel Díaz Ayuso.

ablo Casado, Alberto Núñez Feijóo e Isabel Díaz Ayuso. / DAVID CASTRO

Miguel Ángel Rodríguez

Miguel Ángel Rodríguez

La crisis abierta en el PP empieza a cerrarse. Los populares han empezado a dar los primeros puntos de sutura a una herida a la que aún le quedará tiempo para sanar. Pero, por lo menos, hay previsión temporal para que los cauces vuelvan a la normalidad. O, mejor dicho, a la 'nueva normalidad'. Previsiblemente, el 2 y 3 de abril se celebrará un congreso nacional extraordinario para investir como presidente a Alberto Núñez Feijóo. El presidente de la Xunta tomará el relevo a Pablo Casado y se hará con las riendas del partido, pero tendrá que aprender a vivir con Isabel Díaz Ayuso como presidenta del PP madrileño y con un tremendo tirón en las encuestas. Las diferencias entre ambos son patentes.

1. El discurso

diferencia a Feijóo y Ayuso es el discursososegadas
poco amigo de los grandes aspavientosvoz pausadabarón bastante conservador

En las antípodas está Ayuso, ducha en generar polémicas, levantar revuelo con grandes frases y airear un discurso fácilmente confundible con el de Vox. "Cuando te llaman fascista es que estás en el lado bueno", llegó a decir la presidenta madrileña hace cerca de un año, a escasos meses de unas elecciones en las que ganó contraponiendo la libertad -un derecho fundamental- con el comunismo -una corriente política-. "Si uno no se quiere encontrar con su ex pareja, en Madrid no lo va a hacer", dijo entonces. Feijóo no tiene un repertorio tan extenso como el de Ayuso.

2. La negociación con Vox

Vox une y desune a los dos líderes conservadores. Ambos han sido capaces de frenar al partido de Santiago Abascal -en las últimas elecciones en Madrid solo crecieron un diputado y en Galicia no han entrado en el parlamento-, pero la forma de tratarlos no es la misma. Y esto, con los ultras teniendo la llave de la gobernabilidad en Castilla y León se convierte en una cuestión clave.

En Madrid, Ayuso ha sido siempre proclive a pactar con el partido de extrema derecha. Salió investida presidenta con los votos de Vox y negoció con ellos los Presupuestos Generales madrileños. Tras los comicios en Castilla y León se ha mostrado partícipe a firmar allí una alianza. Feijóo, hasta ahora, no ha tenido que lidiar con los ultras, pero sí ha avisado que resulta "imposible" pactar con los que quieren echar a su partido.

3. Juan Carlos I y Hacienda

una de las personas que más ha hecho por la figura Españaha ido pagando sus problemas actuales con Hacienda Feijóo no se queda atrás en los elogios al rey emérito

4. La gestión de la Covid

Las diferencias entre ambos dirigentes se observan también en la gestión de la pandemia. Ayuso se ha alzado con la bandera de una supuesta libertad, referida a las pocas restricciones que Gobierno ha ido imponiendo. Confrontando en todo momento con Pedro Sánchez, el Ejecutivo nacional se llegó a ver obligado a aplicar el estado de alarma en la Comunidad de Madrid ante el alto número de casos. La receta de la presidenta madrileña, con una sanidad pública colapsada, ha sido confiar en la "responsabilidad individual".

Feijóo ha sido más conservador. Aún hay límite de comensales por mesa, tanto en interiores como en exteriores, y hasta este fin de semana es necesario que los hosteleros soliciten el pasaporte de vacunación para acceder a su local. El 'pasaporte covid' nunca ha entrado en los planes de Ayuso.

5. La nueva reforma laboral

El 'no' a todo lo que haga y diga el Gobierno de PSOE y Unidas Podemos de Ayuso y la actual cúpula del partido contrasta también con la posición de Feijóo. En contra de la posición dominante del PP de rechazar la nueva reforma laboral, el presidente de la Xunta señaló que no suponía una derogación de la normativa que aprobó Mariano Rajoy en 2012 y que tan solo conlleva "modificaciones de algunos párrafos". Se decantó por dar un 'sí' al texto. Ayuso, por su parte, la tildó de "innecesaria".