RECONSTRUCCIÓN DE LA CRISIS

Así se gestó la tragedia en el PP: tres chivatazos, un intermediario y la alerta de Catalá a Ayuso

La mayor crisis en la historia del PP se empezó a fraguar en una comida a finales de noviembre entre un exministro de Rajoy y el jefe de la agencia de detectives Mira

La dirección del PP accedió a información de ámbito fiscal y un extracto bancario del hermano de Ayuso, pero nunca obtuvieron una copia que lo acreditara

Pablo Casado charla con José Luis Martínez Almeida en presencia de Isabel Díaz Ayuso.

Pablo Casado charla con José Luis Martínez Almeida en presencia de Isabel Díaz Ayuso. / D. FERNÁNDEZ

La gran tragedia en la historia del PP, que ha acabado con sus dos principales baluartes, Pablo Casado e Isabel Díaz Ayuso, a garrotazo limpio, se originó en una comida a finales de noviembre en Madrid. Allí tuvo lugar uno de los tres chivatazos que desataron esta crisis sin precedentes. La génesis de un conflicto que ha terminado arrollando al partido.

A un lado de la mesa, Julio Gutiez, director de la agencia de investigación Mira; al otro, el exministro del PP Rafael Catalá. Ambos son amigos desde hace muchos años. Y como hay la máxima confianza, Gutiez se lo soltó abiertamente. 

Le comentó que menuda tenían montada en su partido, ya que miembros de "una empresa del PP" del Ayuntamiento de Madrid le habían tanteado para investigar al hermano de Isabel Díaz Ayuso, Tomás. Este fue el primer chivatazo. 

Gutiez le explicó que había rechazado la oferta. "Profesionalmente consideré que era un tema ilegal", admitió este viernes a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA el propio detective

El objeto de la investigación era la presunta comisión que podría haber cobrado el hermano de la presidenta regional por el contrato adjudicado desde la Comunidad de Madrid por vía de emergencia a la empresa textil Priviet Sportive SL. El contrato se hizo por la compra de 250.000 mascarillas por un importe total de 1,5 millones de euros. 

Esta empresa, sin vinculación con el sector sanitario, es propiedad de Daniel Alcázar Barranco, amigo de la familia Díaz Ayuso desde la juventud, ya que todos ellos veraneaban en un pequeño pueblo de Ávila: Sotillo de la Adrada.  

Chivatazo de Catalá

Poco después de aquella comida, Catalá, que actualmente trabaja en el despacho Carles Cuesta Abogados, un bufete especializado en recuperaciones empresariales, le dio a Ayuso el chivatazo —el segundo de esta historia— sobre el fuego amigo.

El exministro, cuyo hijo, Ignacio, es diputado del PP en la Asamblea de Madrid, le alertó de que cargos de su partido "estaban buscando a un detective para investigar" a su hermano. Ayuso ya intuía de dónde podía provenir aquello. Es más, lo tenía muy claro.   

Pocas semanas antes, a medidos de septiembre, Casado la había llamado a Génova para que diera explicaciones sobre una información que había llegado a sus oídos. "Me han contado esto. Me preocupa. Dime si es cierto y qué se puede hacer", le dijo el presidente del PP. Ayuso le respondió que lo miraría. Pero, según Casado, nunca le contestó ni aportó la documentación requerida. Desde la Puerta del Sol replican con su versión: le dejaron claro que todo era legal.

El chivatazo que hizo saltar las alarmas en Génova —el tercero en esta historia, aunque por orden cronológico es el primero— incluía datos fiscales y extractos de una cuenta bancaria del hermano de la presidenta regional que demostrarían que recibió una comisión de casi 300.000 euros por la compra de mascarillas en China. Un papel que no ha visto la luz.

La cifra fue reducida a 55.000 euros por la presidenta regional en un comunicado emitido el viernes por el Gobierno de la Comunidad de Madrid. Ayuso, que insistía en que todo era legal, matizaba que el dinero recibido no era una comisión, sino el "cobro de las gestiones realizadas para conseguir el material en China y su traslado a Madrid".

Ya el sábado por la tarde y después de haberse visto en secreto con Ayuso el viernes por la tarde en la sede nacional, Casado decidió recular y empezar a dar por buena esa aclaración. Horas antes había dejado a la madrileña al borde del tráfico de influencias. Y ahora el partido confirma que en los próximos días cerrarán el expediente contra la presidenta, que podía acabar en sanción o incluso en expulsión. "Esos datos son los que llevamos reclamando meses. No entendemos por qué hasta ahora no lo ha hecho público", aseguraban fuentes de la dirección este sábado por la noche.

¿Qué pruebas tenía entonces Génova? Según explican a este medio fuentes del entorno del PP nacional, Casado y su equipo de confianza tuvieron acceso al modelo 347 —que incluye los pagos a proveedores— de la empresa Priviet Sportive, donde aparecía el nombre de Tomás, además del extracto bancario de una conocida entidad financiera que confirmaba los ingresos. Sin embargo, nunca obtuvieron una copia, lo que explica que esos documentos no se hayan hecho públicos. 

El convencimiento de Ayuso siempre fue el de que su hermano había actuado dentro de la legalidad. Así se lo trasladó también a Alberto Ruiz-Gallardón cuando, un tiempo después, le pidió que mediara en la crisis al enterarse de esa investigación de bajos fondos de la que la advirtió Catalá previamente. Como todos los puentes con la dirección y el propio alcalde estaban rotos por la batalla de poder en el PP de Madrid, la presidenta regional pidió a Gallardón que fuera a preguntar. Así entraron los dos exministros en la operación.

Gallardón se convirtió en una persona próxima a Ayuso en la campaña electoral de 2019, cuando tanto él como Esperanza Aguirre hicieron de 'consigliere' durante la campaña para que la joven diputada no pareciera tan novata.  

A mediados de diciembre, Gallardón recogió el guante y pidió a Almeida que investigara si existían esas indagaciones desde una empresa municipal contra la presidenta madrileña. Tras recabar todos los datos de la mano de su máximo hombre de confianza, el concejal de Movilidad y Medio Ambiente, Borja Carabante, no se encontró ninguna prueba que lo atestiguara. "Si hubieran sido ciertas [las acusaciones], este Ayuntamiento habría adoptado todas las medidas oportunas para que no se produzcan”, dijo esta misma semana el alcalde al estallar el caso.

"Sois una mafia": la guerra política

Mientras esa mediación continuaba su cauce, los medios de comunicación abrían cada día con titulares de nuevos episodios en la batalla política. Los entornos de Ayuso y Casado (Miguel Ángel Rodríguez y Teodoro García Egea) acaparaban la guerra sucia que esta semana llegó a sus cotas más altas. Ataques, campañas de desprestigio mutuo y munición a la oposición, que durante mucho tiempo se ha puesto las botas.

En el núcleo duro de Ayuso y algún dirigente de su confianza se escuchaba a menudo la frase de: "Van a por ella. No entendemos por qué".

Tanto en Cibeles como en Sol llegaban a la conclusión de que "se estaban buscando trapos sucios". Nadie daba detalles, nadie sabía nada más. Según fuentes del entorno de Génova, efectivamente se activó una maquinaria para tratar de investigar a fondo a Ayuso con colaboradores que se encontraban dentro del Ayuntamiento de Madrid, como Ángel Carromero (por ahora la única dimisión en esta crisis) en connivencia con personas de la dirección nacional.

En realidad, dirigentes cercanos a Génova dejaban entrever en conversaciones privadas que Ayuso "tenía muy difícil ganar el órdago a la dirección". Insistían en esa idea y alguno de ellos subía la apuesta: "Nunca llegará a ser presidenta del PP de Madrid". La afirmación chocaba de lleno con el impulso del 4-M y la popularidad absoluta que ella seguía acumulando. En su equipo insistían: "No tiene ningún sentido. ¿Cómo van a ponerle puertas al campo?".

La propia presidenta era plenamente consciente de que existía ese plan para frenarla. A una persona muy cercana al secretario general del PP, le llegó a decir en un acto: "Sé que estáis investigando a mi hermano. Sois una mafia".  Las relaciones estaban rotas desde hace mucho tiempo. No quedaba nada de la amistad que la unió hace casi 20 años con Casado, siendo los dos unos cachorros de Nuevas Generaciones. "Los chicos de Esperanza", decían de ellos y a algún otro como Ana Camins, íntima de ambos entonces (ahora solo de Casado y totalmente defenestrada en Sol por su cercanía a Carromero).