Opinión | ANÁLISIS

Casado, te toca mojarte

Los populares comparten un deseo: que el popular Alfonso Fernández Mañueco gobierno solo. Bien. Pero no puede

Pablo Casado, en el acto final de la campaña del PP en Castilla y León.

Pablo Casado, en el acto final de la campaña del PP en Castilla y León. / Claudia Alba

Pablo Casado ha hecho un buen aliño táctico ante su Comité Ejecutivo este martes. En su discurso público ha hablado tanto y tan alto de Vox y de si pacta o no pacta, y del respeto a los principios, que ha logrado que el foco no estuviera puesto en la errática decisión de adelantar elecciones en Castilla y León, esa decisión que ha situado a los populares en un colosal embrollo, que diría Rajoy. Pero Casado tiene ahora por delante un camino que puede conducirle hacia un calvario negociador con la extrema derecha o, si optara por ‘mojarse’ y dar un golpe sobre la mesa para marcar territorio, hacia un debate de altura para aislar a la extrema derecha de los mandos del gobierno.

Los populares comparten un deseo: que el popular Alfonso Fernández Mañueco gobierno solo. Bien. Pero no puede. Por activa, por pasiva o por ‘mediopensionista,’ necesita a un grupo o grupos que les ayuden a conseguir, en primer lugar, una mayoría suficiente para tener investidura. Y, después, para poder gobernar y legislar en el día a día. Eso también es cierto. Otra cosa es si puede esquivar la indeseada coalición con Vox.

Hay fórmulas para no tener que ver a miembros de la extrema-derecha sentados en sillones gubernamentales por primera vez en España. La primera y más sencilla, repetir comicios. La pregunta es si los castellanoleoneses se merecen ese castigo, después de que su presidente apretase el botón de la convocatoria por problemas internos. Jaleado por buena parte de los dirigentes que tienen despacho en la madrileña Génova, todo hay que decirlo.

Mañueco no descarta el pacto con Vox pero Génova se resiste

/ Agencia ATLAS | Foto: EFE

La segunda es lograr que Vox tire la toalla en sus reivindicaciones y conseguir la investidura sin ataduras extremas, opción harto complicada, pero aparentemente la que Casado prefiere alegando que él logrará cuadrar círculos exigiendo además el respeto a sus principios. Bueno. Si ese es el sendero que finalmente transita, que tenga suerte. Y números suficientes para no protagonizar otro fiasco.

La tercera, y que podría hacer historia, es como se ha dicho ya en este artículo que Casado decidiera mojarse, plantar cara realmente a Vox y aceptar la oferta –con trampa, sí- que le ha puesto sobre la mesa esta martes Pedro Sánchez para dar un portazo institucional a los ultras. ¿Con que condiciones? Con las que sean imprescindibles para alcanzar un consenso que pondría a PP y PSOE al nivel de otros partidos europeos con los tanto se jactan de compartir grupo europeo o veladas en Bruselas. ¿Quién se moja?