ELECCIONES CASTILLA Y LEÓN

El PSOE descarta abstenerse para que gobierne Mañueco y desautoriza a Puente

El portavoz de la ejecutiva subraya que el partido no facilitará el Ejecutivo a un PP "manchado por la corrupción" y que provocó el adelanto electoral. Los socialistas enfatizan que tras las urnas en Castilla y León ha quedado claro que la alternativa es o el PSOE o el "retroceso" de Vox con el PP de "subalterno"

Oscar Puente.

Oscar Puente. / EFE

Juanma Romero

O el PSOE o Vox, complementado con el "apéndice" del PP. Los socialistas ya sitúan la confrontación electoral en esa disyuntiva después del fiasco que supusieron las urnas de este domingo en Castilla y León. Y en ese discurso no cabe ayudar al PP, facilitarle el Gobierno a Alfonso Fernández Mañueco. Ferraz descarta, al menos por ahora, una abstención para hacer presidente al jefe de la Junta en funciones. Por mucho que se mostrara partidario una voz autorizada como la de Óscar Puente, alcalde de Valladolid, secretario provincial del partido y exportavoz de la cúpula federal. La cúpula de Pedro Sánchez entiende que si el PP provocó el "escenario", al romper su Ejecutivo con Ciudadanos y convocar unos comicios anticipados, ha de ser ahora el "responsable" de salir del lío, y no esperar a que sea el PSOE el que le saque las castañas del fuego.

El PP ganó los comicios en Castilla y León, aunque fracasó en sus expectativas: logró 31 escaños, dos más de los que tenía y a diez de la mayoría absoluta, y perdió casi 55.000 votos. La gobernabilidad depende de Vox, pero Génova intentará evitar una coalición que podría erosionar las perspectivas electorales de Pablo Casado en siguientes procesos y de cara a las generales. Mañueco insistió este lunes, en diversas entrevistas, en que quiere gobernar en solitario (con apoyos externos) y en que iniciará un diálogo con todos los partidos. No descartó del todo una alianza con la ultraderecha, pero tampoco reclamó formalmente una abstención del PSOE que le facilitara su segunda investidura.

El alcalde de Valladolid defiende que el PSOE debe ofrecer una "alternativa" y que si el PP decide gobernar con Vox que sea "porque realmente quiere", no porque no haya tenido opciones

Ferraz ya descartaba desde la noche del domingo toda posibilidad de ayudar al candidato del PP. Pero este lunes el debate se abrió, tanto por las palabras del presidente regional en funciones como por las de Óscar Puente. El alcalde de Valladolid, primero en unas declaraciones a los medios y luego en La Sexta, sí se mostró "partidario de permitir un Gobierno del PP a condición de que no formara parte de él Vox". "Creo que podemos ofrecer una alternativa y si al final el PP decide gobernar con Vox, que no sea porque no le han ofrecido otras opciones, sino porque realmente quiere y porque se encuentra cómodo con la extrema derecha, no porque no haya tenido otras oportunidades", mantuvo. Puente reconoció que era una "reflexión en voz alta", personal, no emanada de los órganos de dirección, que no ha reunido. "No puedo hablar en nombre del partido", advirtió.

Sánchez reunió a su ejecutiva este lunes por la mañana y, tras ella, compareció el portavoz de la dirección, Felipe Sicilia. El diputado jiennense evitó ser más rotundo tras las primeras preguntas, pero luego remachó: "No tenemos ningún problema, faltaría más, en sentarnos a hablar con el PP, pero también tenemos muy claro que no vamos a posibilitar un Gobierno que, a partir de marzo, tiene una agenda ante los tribunales por los casos de corrupción. No vamos a apoyar a un Gobierno manchado por la corrupción". Aportó otra razón: este escenario "no lo ha propiciado el PSOE, sino el PP, llevando a los ciudadanos de Castilla y León a unas elecciones interesadas", en las que buscaban "poder gobernar en solitario aun a riesgo de que la extrema derecha entrara".

La pregunta "ya la ha respondido el PP"

"Ellos quisieron correr ese riesgo, que sean responsables de lo que decidieron e hicieron. No velaron por los intereses de Castilla y León, velaron por los de Casado, y hoy no han conseguido ni lo uno ni lo otro", ni gobernar en solitario ni reforzar el liderazgo del jefe del PP frente a Isabel Díaz Ayuso, concluyó Sicilia en rueda de prensa en Ferraz. Para los socialistas, la pregunta "ya la ha respondido el PP", y es que "no tiene problema en hablar y en entenderse con Vox", y la ultraderecha, siguió el portavoz, ha captado el mensaje y desde ayer "exige entrar" en el Ejecutivo de Mañueco.

Los socialistas no tienen problema en "sentarse" a dialogar con el PP, pero no van a "posibilitar" la investidura de Mañueco, incide Sicilia

Sicilia habló en todo momento de que el PSOE liderará una "oposición seria y responsable en Castilla y León", encargada de "proteger los derechos" de sus ciudadanos, porque está seguro de que el PP estará "dispuesto a sacrificarlos y ponerlos a los pies de los caballos". Defendió así que los socialistas son "más necesarios que nunca" para "salvaguardar" los derechos y libertades de los españoles, que Vox va a "pisotear" y que el PP no tendrá reparos en "entregar". Así que "solo hay dos opciones de gobierno", según Ferraz: o un Ejecutivo del PSOE o bien otro de PP y Vox. O "avance" o "retroceso". El portavoz recalcó en todo momento que la disyuntiva es o el PSOE o Vox, con el PP "de subalterno y apéndice".

Fuentes de la dirección socialista buscaban cargar la responsabilidad en los populares. Que se retraten ellos, venían a decir: "Si el PP mueve ficha, que explique por qué quiere nuestra abstención. Que nos lo digan. ¿Le van a hacer cordón sanitario a Vox? Pues que lo digan". Eso no quiere decir que el PSOE flexibilizaría su postura: lo que pretende Ferraz es dejar en evidencia al PP, porque anticipa que ni Casado ni Mañueco pueden ni quieren solemnizar que no cuentan con la ultraderecha.

Ya antes del 13-F los socialistas avanzaban que, en caso de que PP y Vox sumaran mayoría absoluta en Castilla y León, esa alianza podría ser un agente movilizador de su electorado. Con los resultados en la mano, lo reiteraron. Siguen creyendo que con los de Santiago Abascal en el Gobierno el panorama cambia radicalmente, porque la amenaza será más palpable. Juan Espadas, secretario general del PSOE andaluz, participó de la reunión de la ejecutiva federal y ante los periodistas apuntó que el 13-F muestra que el PP de José María Aznar "ya no es un partido, ahora es una coalición de gobierno con la extrema derecha en la vicepresidencia". A la federación más importante del PSOE, la siguiente que se someterá a las urnas, le interesa grabar también esa idea a fuego. Por eso también Sicilia hizo hincapié en que ya Vox está poniendo condiciones al PP a cambio de sus votos para Mañueco: acabar con la ley autonómica de violencia machista y el decreto de memoria democrática.

Por lo demás, el PSOE hace poca autocrítica de sus propios resultados el 13-F. Perdió más de 117.000 votos y 4,79 puntos respecto a 2019, y bajó de 35 a 28 escaños, siete menos, los mismos que pesan ahora las plataformas locales (Unión del Pueblo Leonés, Soria ¡Ya! y Por Ávila). Sicilia admitió que el partido no puede estar "satisfecho" con los datos, pero a renglón seguido recalcó que no los han sentido como una "debacle", ya que el PSOE cosechó el 30,05% de los sufragios, un porcentaje "muy similar" al obtenido en la comunidad en las generales del 10 de noviembre de 2019 (en realidad, logró entonces allí el 31,27%), por lo que entiende que Sánchez no ha sufrido desgaste. Puso en valor que las siglas ganaron en cuatro provincias (Valladolid, León, Burgos y Palencia) y que se quedaron a 16.600 papeletas del PP (a 1,38 puntos), que perdió casi 55.000 sufragios y 0,06 puntos. Y enfatizó en que Castilla y León es una territorio tradicionalmente "conservador", por lo que los socialistas, con Luis Tudanca al frente, no han tenido un mal desempeño.

Ferraz achaca los malos datos a los dos años de pandemia, a la polarización y a la fragmentación del voto por las plataformas locales, pero niega un "cambio de ciclo" o que Sánchez sufra desgaste

El portavoz aportó las razones que para la dirección explican el descenso: los "dos años de pandemia", la "polarización extrema" y la irrupción de las candidaturas locales que han fragmentado el voto y que han penalizado a los socialistas. El escenario, por tanto, es distinto al que había en 2019, cuando Tudanca ganó: entonces no existían las plataformas locales. De cara a las generales, en las que España Vaciada pretende presentarse en más circunscripciones aparte de Teruel o Soria, los socialistas incidirán en que la suya es la "mejor opción" para frenar a la ultraderecha, que votar al PSOE es el "mejor cordón sanitario" frente a Vox, y no estas candidaturas.

Sicilia se afanó en reiterar que "no existe" ningún "cambio de tendencia", como pretende hacer ver el PP, y por eso el Gobierno de coalición no se moverá de su estrategia, que es seguir "cumpliendo" con sus objetivos. El "único cambio de ciclo" que se ha producido, dijo, es la recomposición de la derecha, ya que el PP ha liquidado a Cs, su socio más cómodo, para "pasar a depender de Vox", al tiempo que el liderazgo de Casado es "más débil", ya que "ha perdido fuerza dentro, frente a Ayuso, y fuera, frente a Abascal". En suma, su victoria del 13-F ha sido "pírrica".

Tudanca guarda silencio por ahora. En la ejecutiva federal le reconocen su "magnífico" trabajo y admiten que toca "un momento de reflexión". Su liderazgo no está cuestionado, dice Sicilia

Ahora, lo que está pendiendo de un hilo en el PSOE es el futuro de Tudanca. Él, cuando compareció la noche electoral, abrió la puerta a su salida —"Otros vendrán que harán más y lograrán que el cambio llegue a esta tierra"—, pero en la federación y en Ferraz intentan retenerle. Sicilia elogió el "magnífico trabajo" hecho por el líder regional, elogio que también le expresó la ejecutiva federal, y sostuvo que ahora "toca un momento de reflexión", que tiene que hacer él mismo y sus compañeros en la federación.

El portavoz recordó que Tudanca fue reelegido secretario general y candidato hace muy poco, por lo que su liderazgo no tiene a día de hoy "cuestionamiento alguno". "Luis es un político como la copa de un pino, es magnífico", abundaban desde el entorno más próximo al presidente del Gobierno, sin descartar que sea él quien dé un paso atrás y explicando la reacción del candidato como una prueba de su "sinceridad" y de la decepción profunda por un mal dato que no esperaba. Tudanca guarda silencio. Este lunes no habló ante los medios ni reunió a su dirección.