ESPRINT FINAL DEL 13-F

El PSOE se crece y agita la bandera de la igualdad para frenar un Gobierno de PP y Vox

Los socialistas se creen la subida en las encuestas y un posible vuelco

Sánchez aprieta y se suma al mitin programado en Burgos con Zapatero y Tudanca

La aprobación de la reforma laboral y la gestión de los fondos europeos se convierten también en activos primordiales para el partidos

Sánchez asegura que Tudanca alterará los planes del PP para cambiar a Ciudadanos por Vox en Castilla y León.

/ Agencia ATLAS | EFE

Juanma Romero

Quizá en diciembre, cuando Alfonso Fernández Mañueco, el presidente de Castilla y León, se embarcó en la aventura de una convocatoria anticipada de las autonómicas, inducido por Pablo Casado, pocos podían pensar de verdad, y con la cabeza fría, que el PP llegaría al final de la carrera con la lengua fuera y con el PSOE acechante. Pero los recorridos hacia las urnas son cada vez más inciertos en España y lo que ayer era una certeza absoluta para los conservadores hoy se ha tornado en inquietud máxima. Y, a la inversa, para los socialistas. Alentados por la caída del PP detectada en todas las encuestas, y sin aparente freno según los 'trackings' internos que circulan en los cuarteles generales de los partidos, en el PSOE sienten que sus expectativas se han multiplicado. Que tienen cerca volver a ganar y, esta vez, hasta gobernar la Junta a partir del domingo.

"Se respira el cambio el próximo 13 de febrero". La aseveración habla por sí misma y por quien la pronunciaba este jueves: el propio presidente del Gobierno. Y no estaba previsto que él mitineara en Burgos. En Ferraz y en el PSOE de Castilla y León habían programado cuatro actos con Pedro Sánchez en el viaje hacia las urnas: al inicio, en Zamora (29 de enero); en el ecuador, en León (6 de febrero), y en la recta final, en Soria (el miércoles 9) y en Valladolid (el viernes 11), en el cierre. Pero la línea ascendente que dibujan al PSOE los sondeos —y no solo el CIS— empujó a la cúpula a incluir a última hora una aparición más del líder del Ejecutivo y del PSOE. Lo sumó al mitin ya previsto con el candidato, Luis Tudanca, y con el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero, otro de los reclamos de esta campaña.

Los socialistas han observado una movilización creciente de sus bases en los últimos días y una posible concentración del voto útil en torno a su candidatura. También una activación de los simpatizantes de Vox y una baja respuesta del PP en uno de sus feudos más clásicos e inexpugnable durante 35 años. En 2019 ganaron en el conjunto de la comunidad y en siete de las nueve provincias —todas menos Ávila y Salamanca—, y para el 13-F aspiran a conservar su fuerza en varias de ellas (y recibir el premio por la ley d'Hondt) y hacerse con el último escaño en disputa. El PSOE no está demasiado lejos del triunfo, según aseguraba este mismo jueves en la Cope Narciso Michavila, presidente de la encuestadora GAD3. Ferraz y la federación ven posible ganar, más complicado gobernar.

El PP jamás pensó llegar a la recta final con la previsión de un resultado ajustado. "Creían que iban a ganar por goleada, pero llevan días pidiendo la hora", ironizaba Zapatero en el monasterio de San Juan de Burgos, ante una parroquia de unos 700 simpatizantes (según la organización), entre los congregados en el escenario y en la sala anexa.

No es "estancamiento", es retroceso

El ánimo era evidente en el público y en las palabras de los cuatro oradores —la secretaria provincial, la diputada nacional Esther Peña; el expresidente, Tudanca y Sánchez—, y su hilo conductor, muy claro. La apelación al cambio "sereno", "decente" del aspirante socialista, la reivindicación de la reforma laboral aprobada la semana pasada, la gestión de los fondos europeos y el subrayado de que está en juego "la batalla de la igualdad". El voto femenino siempre ha cimentado los triunfos socialistas, y ahora izar esa bandera es clave para advertir del riesgo de una suma de la derecha y la ultraderecha. Porque todos repitieron a coro que solo hay dos posibilidades: o un Ejecutivo de "cambio" liderado por Tudanca o un Gobierno de PP y Vox.

"El cambio es bien significativo, determinante, no hablamos de estancamiento”, verbalizó Sánchez, porque “se decide el 13-F entre el avance o el retroceso. El avance de una tierra o el retroceso en derechos y libertades, especialmente de las mujeres, en esta tierra. O un Gobierno del PP y Vox o gana el cambio con el PSOE y Luis Tudanca al frente”. "No vamos a dar ni un paso atrás en los avances conseguidos, no frente a los que quieren que retrocedamos décadas", afirmó en la misma línea el candidato, quien destacó la importancia de la "batalla de la igualdad", que ganarán de nuevo los que creen que España "no será un país plenamente democrático mientras haya una sola mujer con miedo". En palabras de Sánchez: "Somos tolerantes con la diversidad, pero exigentes con la igualdad".

El mensaje de Zapatero fue coincidente. Luz roja: "Por un día, por un voto, por un escaño puede haber un retroceso histórico que empiece en Castilla y León, con Vox en el Gobierno, con esa derecha desnortada y que solo ha hecho atacar injustamente al Gobierno de España cada día. El domingo tienen que ganar las mujeres estas elecciones, para que no haya retroceso", para evitar que venzan las voces que "niegan la violencia de género" y la discriminación de las mujeres y quieren regresar "al silencio más oscuro, a la España más triste". Tudanca cumplimentó a Zapatero por ser el primer "presidente feminista" de España. Él ahora quiero serlo, dijo, de Castilla y León.

La defensa de la reforma laboral no es casual. Ferraz quería mostrarla como trofeo antes incluso de su votación en el Congreso, al ser fruto de un pacto de patronal y sindicatos. Ahora le sirve para atizar al PP por "votar en contra de una norma que no es del Gobierno", como aseguraba el candidato, "orgullosísimo" del decreto ley del Ejecutivo ya convalidado en la Cámara baja gracias a la equivocación de un parlamentario popular.

"¿Para qué sirve este PP?"

Casado encarna una "oposición negacionista", abundó Sánchez, "y si no defiende a los trabajadores, a los pensionistas, si no respeta lo firmado por los empresarios, si no defiende a España en Europa, si solo acierta cuando se equivoca, ¿para qué sirve este PP?". Los conservadores "han perdido el norte", sentenció Zapatero, quien definió la coalición como el Gobierno "que más ha hecho por los trabajadores en democracia", no solo por la reforma del mercado de trabajo, sino también por la subida del salario mínimo, que pronto se fijará en 1.000 euros tras el acuerdo con las centrales.

De la gestión de los fondos europeos también sacan pecho los socialistas. El presidente demandó de nuevo al PP que deje de hacer el "ridículo" poniendo en duda al país ante las instituciones comunitarias. Al alcalde de Madrid, se burló, no le recibió ayer "ni el portero" en su visita a las instituciones europeas. Y comparó que frente a los 35.000 millones perdidos con el rescate a la banca, los 140.000 que recibirá España. "La izquierda gobierna con más equidad y gobernamos mucho mejor la economía que el PP”, se jactó Sánchez.

El jefe del PP intentó que entrase ETA en campaña después de que 'El Confidencial' avanzara unas supuestas conversaciones que mantuvo el secretario general de Instituciones Penitenciarias, Ángel Luis Ortiz, con colectivos de apoyo a los presos de la banda. Unas informaciones que en el PSOE no creen que tengan ninguna incidencia en la campaña ni que retraiga a sus votantes. Pero antes la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, afirmó que ella prefiere entenderse "con el partido de [José Antonio] Ortega Lara", Vox, que "con los que pactan con quienes lo secuestraron". "Es una apreciación muy injusta hacia el PSOE", se revolvió Zapatero desde Burgos, porque "con el PSOE en el Gobierno se terminaron los secuestros, los asesinatos, los atentados y el terrorismo de ETA". Tudanca se mostró "orgulloso" de la lucha contra ETA de Zapatero, el exlehendakari Patxi López y el exministro Alfredo Pérez Rubalcaba, fallecido en 2019.

Los socialistas creen un acierto haber planteado una campaña en clave autonómica, al contrario que Mañueco, que se erigió en púgil contra "el sanchismo" y que al final tuvo que reconducir su argumentario visto la caída sostenida en los sondeos. "El PP empezó haciendo campaña hablando de Sánchez, y acabó hablando de Vox", resolvió Sánchez. Más explícito fue Zapatero: Mañueco convocó las urnas "por intereses ajenos a Castilla y León" y por "exasperación de Casado".

"Se puede gobernar y gobernaremos. Tocamos el cambio con la punta de los dedos. Vamos a producir un cambio imparable en Castilla y León", arengó Tudanca a los suyos. Los socialistas asumen que arrebatar la Junta al PP después de 35 años no será fácil, pero desde luego está más cerca que lo que se vislumbraba hace semanas. Y a esa esperanza se agarra el partido en la recta final del 13-F.