INVESTIGACIÓN PEDERASTIA

El pasado religioso de Ángel Gabilondo escama a las víctimas de abusos de la Iglesia

El encargado de liderar la comisión de investigación fue fraile y profesor de centros donde se cometieron estos delitos, algo que genera “desconfianza” entre los damnificados

El Defensor del Pueblo, Ángel Gabilondo.

El Defensor del Pueblo, Ángel Gabilondo. / Eduardo Parra

Juan Ruiz Sierra

El de defensor del pueblo suele ser un puesto tranquilo, pausado, bastante alejado del foco mediático, apto para veteranos dirigentes políticos en el final de su carrera. Ángel Gabilondo (San Sebastián, 1949), exministro de Educación y excandidato del PSOE a la Comunidad de Madrid, asumió el cargo el pasado octubre, y hasta el momento lo había desempeñado siguiendo la línea tradicional: ningún sobresalto. Pero Gabilondo se encuentra ahora ante uno de los encargos más complicados de su dilatada carrera.

Si la propuesta del PSOE sale adelante en el Congreso en las próximas semanas, y todo indica que será aprobada con un amplio y transversal apoyo, será el encargado de liderar la comisión de investigación sobre los abusos sexuales a menores por parte de la Iglesia Católica. Gabilondo conoce esta institución de forma mucho más cercana que sus antecesores. Fue miembro de los Hermanos del Sagrado Corazón hasta que dejó la orden a finales de los setenta, e impartió clases en dos colegios de la congregación, uno en Madrid y otro en Vitoria, en la misma época en la que se cometieron supuestamente abusos dentro de sus paredes. 

"Yo no tuve conocimiento de ningún caso de abusos sexuales. De haberlos conocido, los hubiera denunciado. Estoy y he estado siempre a favor de que se investiguen los abusos a menores y de que se diriman responsabilidades", señaló el lunes Gabilondo a Europa Press. Pero el pasado del defensor del pueblo escama a una parte de las víctimas. 

Supuesto "partidismo"

“Poner a un exfraile a liderar la comisión suscita muchos interrogantes. A las víctimas les provoca desconfianza todo lo que viene de la Iglesia. Y después está su pasado en la órbita socialista. Deberían haber nombrado a un jurista independiente y de reconocido prestigio, porque con Gabilondo la sombra del supuesto partidismo siempre va a estar presente”, argumenta Manuel Barbero, padre del primer denunciante con el que arrancó el denominado ‘caso Maristas’. 

Poco antes de hacer estas declaraciones, Barbero había recibido otra llamada. Era de un dirigente socialista, a quien le habían “encargado” que le preguntase su opinión sobre la propuesta de comisión. “Deberían haberlo hecho al revés –señala Barbero-. El planteamiento está equivocado. Deberían haber reunido antes a todas las entidades y trasladarnos la propuesta, en lugar de que la conociésemos por la prensa. Entonces nos habrían tenido a todos detrás”. Aun así, reconoce que en una iniciativa tan compleja como esta “nunca puede llover a gusto de todos”. 

Desde la organización internacional End Clergy Abuse, Miguel Hurtado sostiene que la elección de Gabilondo plantea un “problema de independencia”, porque “no ha quedado claro qué conocía sobre los abusos en los colegios donde trabajó y qué hizo al respecto”. Su nombramiento, junto a la escasa capacidad, a su juicio, del Defensor del Pueblo como institución para investigar estos delitos y “obligar a los obispos a comparecer”, hacen que sea escéptico sobre el modelo por el que ha optado el Gobierno. 

Otros, en cambio, prefieren esperar al desarrollo de la comisión. “Lo importante es que tenga un objetivo claro. Si de su trabajo surgen compromisos firmes y políticas activas de protección a la infancia y a sus derechos, si todo esto genera un nuevo paradigma en el que la infancia esté en el centro, un compromiso de presente y de futuro. Y por otro lado, que se escuche a las víctimas, que por fin se reconozca el daño. Una sociedad sana protege a sus miembros más vulnerables”, dice Beatriz Barrera, de la Fundación Vicki Bernadet, que desde 1997 trabaja en la atención y prevención de los abusos sexuales infantiles.  

La defensa de los socialistas

Y después está el propio PSOE. Ante las voces críticas con el nombramiento de Gabilondo, los socialistas se han visto obligados a salir en su defensa. "Me parece un disparate poner en tela de juicio la capacidad, integridad y trayectoria que ofrece el defensor del pueblo", ha señalado este martes en Antena 3 el portavoz en el Congreso, Héctor Gómez. El día antes, durante la presentación de la propuesta para investigar los abusos en la Iglesia, Carmen Calvo, exvicepresidenta primera y encargada de negociar con los grupos parlamentarios la futura comisión, señaló que no se podía dudar de la idoneidad de Gabilondo, porque gran parte de su trabajo académico, como filósofo, lo había desarrollado en el “campo de la ética”.