CRISIS DIPLOMÁTICA

España ve un gesto de Marruecos tras la reactivación de devoluciones de inmigrantes

El Gobierno, que asume que el deshielo será lento, cree que la recuperación de los vuelos para repatriar a ciudadanos que llegan ilegalmente es una respuesta a la ayuda a Rabat con el gas.

La normalización de las relaciones entra en una nueva fase de gestos mutuos mientras sigue latente la petición de Marruecos de un gesto sobre el Sáhara

Pedro Sánchez con Mohamed VI, en su visita a Rabat, en enero de 2020.

Pedro Sánchez con Mohamed VI, en su visita a Rabat, en enero de 2020. / EFE

El Gobierno ha asumido que recomponer la relaciones diplomáticas con Marruecos es una tarea muy ardua, mucho más de lo que preveía, y ha optado por orillar la búsqueda urgente de una solución global e ir poco a poco dando pasos. Un gesto de España, otro de Marruecos. Después de meses de continuas conversaciones entre el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, y su homólogo en Rabat, Nasser Bourita, el Ejecutivo ha encontrado en la petición marroquí de poder regasificar en España el gas licuado que compre en los mercados internacionales, la primera oportunidad de poner en marcha esta nueva estrategia.

El Ministerio para la Transición Ecológica ha dado el visto bueno a esta solicitud y los barcos con el gas adquirido por Marruecos podrán reconvertirse en las plantas españolas y enviarse al país vecino por el gaseoducto del Magreb. De este modo España ayuda a solucionar los problemas energéticos del reino alauí, provocados por la ruptura de relaciones diplomáticas con Argelia y el anuncio posterior de este país de que no seguiría proporcionando gas a Rabat.

Esta decisión supuso el cierre del gaseoducto del Magreb, que une los yacimientos argelinos de Hassi R'Mel con España, a través de Marruecos y el Estrecho de Gibraltar, que ahora se reabrirá en sentido contrario para suministrar el combustible regasificado en nuestro país. Rabat, según fuentes del Ministerio de Transición Ecológica, "ha pedido apoyo para garantizar su seguridad sobre la base de las relaciones comerciales y España ha respondido positivamente, como corresponde hacer con cualquier socio o vecino".

SEÑALES RECÍPROCAS

El Gobierno ha hecho así un gesto a Marruecos y lo que espera, en este largo y complejo proceso de deshielo, es que haya una contestación de Rabat. Una señal recíproca de buena voluntad. Y España interpreta que se ha producido con la recuperación de los vuelos de repatriación, según fuentes gubernamentales. El Ministerio de Interior tiene previsto reanudarlos, después de que este lunes Marruecos haya abierto de nuevo sus fronteras para permitir el tráfico aéreo, que llevaba cerrado desde abril como consecuencia de la pandemia.

Esto supone un primer paso para normalizar las relaciones entre los dos países. Las repatriaciones de inmigrantes que llegan ilegalmente a España siempre se realizan mediante acuerdo previo con el país receptor. Sin autorización de Marruecos, no se pueden volver a producir. Para el Gobierno, Rabat responde así el respaldo que España le proporciona en el asunto del gas.

En estos momentos éste parece ser el camino de la reconciliación. El Ejecutivo creyó ver en las palabras de Mohamed VI, de agosto pasado, en las que apostó por abrir una "etapa inédita" en las relaciones con España, el síntoma de que la crisis estaba superada. Pensó incluso que la paz política se sellaría tras el verano con un viaje del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, a Rabat. No sólo no ha sucedido. Ni siquiera ha existido encuentro oficial entre Albares y Bourita que, en la lógica de la relaciones diplomáticas, sería el paso previo.

CAMBIO EN EL SÁHARA

El motivo es que aunque Marruecos intentó transmitir que su enfado con España se debió a la acogida en un hospital de Logroño del líder del Frente Polisario, Ibrahim Ghali, la verdad era que buscaba un cambio de postura en el conflicto del Sáhara, después de que en diciembre de 2020 Donald Trump reconociera la soberanía marroquí sobre la ex colonia española. Por eso sobreactuó en el asunto de Ghali, retiró a su embajadora en Madrid y favoreció la llegada de una avalancha de inmigrantes a las costas de Ceuta.

El Sáhara continúa siendo el gran motivo de conflicto entre Marruecos y España. Pero para el Gobierno es muy complicado un cambio de posición. El nombramiento de un enviado especial de la ONU, Stefan de Mistura, ha reavivado la búsqueda de soluciones en un tema pendiente desde 1975. Mistura ha hecho una ronda de contactos con todos los países de la región, el siguiente paso será informar el secretario general y decidir qué hacer.

EL RECURSO DEL REY

Lograr que España avale el plan autonomista marroquí para el Sáhara parece un propósito irrenunciable para Rabat. Al Gobierno ni siquiera le ha valido uno de sus últimos movimientos, antes de la petición de regasificar su gas y enviarlo a través del gaseoducto, que fue implicar al Rey en la búsqueda de una solución a la crisis. Según fuentes conocedoras de la política marroquí recurrir a Felipe VI, "una personalidad muy respetada en Marruecos", fue algo que llegó "tarde". Además, sostienen, España "no supo aprovechar" la oferta de abrir una nueva relación que hizo Mohamed VI el 20 de agosto.

En aquel momento, explican, es cuando habría tenido sentido una llamada del rey español al rey marroquí, o un viaje de Sánchez a Rabat. "Estrangularon la iniciativa marroquí con muy poca inteligencia". "Ahora hay que esperar y esperar", concluyen, salvo que España cambie su postura sobre el Sáhara, que pasa por una salida negociada entre Marruecos y el Polisario con aval internacional, y respalde su plan para que sea territorio marroquí.