INTRAHISTORIA DEL DESENCUENTRO

El último intento de Díaz con ERC: una reunión con Bolaños que ni él sabía

El miércoles por la tarde el gabinete de Trabajo ofreció a Rufián mandarle un coche para que acudiera a una reunión también con el PSOE

El portavoz republicano llamó a Bolaños y éste le dijo que no sabía nada de ese encuentro y que, además, no tenía sentido si nadie había cambiado de posición

Yolanda Díaz y Félix Bolaños, en el Congreso.

Yolanda Díaz y Félix Bolaños, en el Congreso. / EP

"Te mando un coche para una reunión a las 19.30 en el Ministerio de Trabajo". Con la propuesta de recogerle en el propio Congreso, la vicepresidenta del Gobierno, Yolanda Díaz, hizo, la tarde del miércoles, el último intento con el portavoz de ERC, Gabriel Rufián, para mantener un encuentro y salvar el rechazo de este partido a la reforma laboral. El anuncio de que se enviaba un vehículo lo realizó el equipo de Díaz al mismo tiempo que la ministra intercambiaba mensajes con Rufián y se le informaba que también acudiría el PSOE, como garantía de que se cumpliría todo lo que se pactara allí.

Pero Rufián no llegó a acudir al Ministerio porque lo que hizo a continuación, según relatan fuentes de ERC, es llamar al ministro de Presidencia, Félix Bolaños, para certificarlo. Su respuesta resultó clarificadora. "¿Tenemos una reunión ahora?", preguntó el propio Bolaños. "¿Hay algún contenido nuevo? ¿Entonces para qué?". Con estas palabras concluyó cualquier posibilidad de que el portavoz republicano aceptara este encuentro y se abriera una nueva negociación.

"UN ACTO DE FE"

A lo largo de la tarde Trabajo había tratado de resucitar las conversaciones con el envío de sucesivas propuestas por correo electrónico que, según explican fuentes republicanas, no se podían revelar. Habría sido, en cualquier caso, un pacto secreto. "Pedían un acto de fe". Pero ERC nunca se avino a cambiar su postura porque lo que planteó el Gobierno con la convalidación de la reforma laboral fue un "trágala". No aceptaba alterar nada del texto previamente acordado con los sindicatos y la patronal.

Para ERC el hecho de que Diaz no les tuviera informados de esas negociaciones fue el "pecado original" que ha acabado con su voto negativo a la reforma laboral. Desde este grupo, en contra de lo que asegura el Ministerio de Trabajo, juran que no conocieron nunca el contenido de las conversaciones con los agentes sociales. Saben, señalan, que hablaron con el PNV y con otros grupos parlamentarios pero subrayan los republicanos que con ellos no. Del acuerdo final, días antes de Navidad, se enteraron por los medios de comunicación y desconocían totalmente su contenido.

En ERC explican también que fue un error de percepción no ver que la derogación de la reforma laboral, en los términos en los que el PSOE y Unidas Podemos habían prometido, era para su grupo una cuestión esencial. Esto creen que Díaz no lo entendió, que pensó que por el hecho de que se hubiera pactado con los sindicatos, ERC no tendría más remedio que aceptar.

"CERO PRESIÓN" DEL PSOE

En cambio, los socialistas, según fuentes republicanas, lo tuvieron más claro del principio. Con ellos sólo se produjo un encuentro, el 24 de enero, entre el equipo habitual de negociadores. Bolaños, Adriana Lastra, María Jesús Montero y Héctor Gómez, del lado del PSOE, y Rufián, Marta Vilalta y Josep Maria Jové, de ERC, y allí quedó claro que no había ninguna opción de tocar el texto de la reforma laboral. No sólo eso. Se avisó a los republicanos que no avalaban lo que pactaran con Díaz si conllevaba una modificación, también de leyes laborales complementarias.

Según ERC esto es la primera vez que sucedía. Había "un problema grave de garantías, con el que nos habíamos encontrado nunca". Fueron conscientes de que existía "cero presión" del PSOE hacia ellos, lo que ya les hacía intuir que buscaban otras mayorías. Una suma que finalmente ha llegado con Ciudadanos y un cúmulo de partidos pequeños. Pero que ha salido adelante de milagro. Los dos diputados de Unión del Pueblo Navarro (UPN) han votado en contra, a pesar de que el PSOE había pactado con su líder, Javier Esparza, su apoyo.

LA VÍA DE LA DERECHA

La evidencia de que era muy complicado contar con ERC es algo que también corroboran fuentes socialistas: "Siempre tuvimos claro que ERC no entraba". "Hay que conocer a tus negociadores", apuntan, en referencia a que ya se han abordado muchos asuntos con ellos y saben cuando hay opciones de llegar a un acuerdo y cuando no. Por eso buscaron la vía alternativa de la derecha. A pesar de que generaba muchas dudas que todo dependiera de UPN, un partido que normalmente vota con PP y Vox. De hecho ocupan el espacio de los populares en Navarra. Por esto, los socialistas, aunque daban por perdido a ERC si dedicaron las últimas horas a intentar convencer al PNV.

El alcance de la negativa de ERC, reiteran en esta formación, es algo que la vicepresidenta segunda nunca comprendió. De hecho, según fuentes de este grupo, en algunos momentos llegó a preguntar si el problema era ella. Si se le estaba castigando porque encabezará una plataforma a la izquierda del PSOE, como líder de los restos de Unidas Podemos. "Esto es no entender nada", aseguran fuentes republicanas.

Pero la tarde de la votación, en que el Gobierno ha estado a un pelo de perder la votación, confirma, según fuentes cercanas a la vicepresidenta, que ERC no se podía desentender y que si lo hizo es porque confiaba que iba a salir adelante. "Cuando Meritxell (la presidente del Congreso) dijo que la reforma no se convalidaba, la cara de Rufián era un poema", indican a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA. Finalmente ha sido aprobada por un error de un diputado del PP.