ELECCIONES CLAVE

El PP da orden de trasladar la campaña de Castilla y León al Congreso

El Grupo Popular ya prepara la primera sesión de control al Gobierno de 2022, a la que Sánchez no asistirá por estar en Dubái

El objetivo es que todas las preguntas tengan "acento castellanoleonés" en mitad de una campaña clave

Los populares buscan escenificar la división del Gobierno en asuntos sensibles

Pablo Casado y Cuca Gamarra en el Congreso.

Pablo Casado y Cuca Gamarra en el Congreso.

Paloma Esteban

Paloma Esteban

Las elecciones de Castilla y León están llamadas a copar toda la atención de la política nacional en las próximas semanas. Por primera vez se convocan separadas del resto de autonomías y, sobre todo, de las municipales, en un territorio donde la elección de alcalde siempre ha tenido el mayor peso. El PP está decidido a volcar toda su organización en unos comicios que se antojan cruciales: de esta victoria podría depender la convocatoria de Andalucía y la suma de dos éxitos autonómicos que auparían de forma radical al primer partido de la oposición.

Por eso, el Grupo Popular en el Congreso pondrá toda la carne en el asador al reanudar la actividad parlamentaria. La próxima semana está prevista una diputación permanente y el pleno extraordinario en el que se convalidarán dos decretos sobre La Palma y un tercero de energía. El plato fuerte en el que ya trabaja el PP es el de la siguiente semana, cuando el periodo de sesiones ordinario se reanudará tras el parón navideño coincidiendo con el arranque de campaña en Castilla y León.

Fuentes de la dirección del grupo explican que ya están preparando la primera sesión de control al Gobierno, donde el PP explotará al máximo las preguntas sobre Castilla y León, incluido el polémico debate sobre la carne iniciado por Alberto Garzón y que tantos quebraderos de cabeza ha dado al Ejecutivo. La sesión será inevitablemente más descafeinada de lo previsto por la ausencia del presidente. No habrá duelo entre Pablo Casado y Pedro Sánchez, que el 2 de febrero se encontrará de viaje en Dubái para asistir a la Expo Universal. 

Aún así, las vicepresidentas y el resto de ministros sí están llamados a rendir cuentas y enfrentar las preguntas de los grupos políticos. Los populares aseguran que su objetivo es introducir en todas las preguntas “acento castellanoleonés” en un momento clave para la campaña. El PP sabe que las elecciones del 13 de febrero se miran en clave nacional y, por eso, también optará por un despliegue absoluto de todos sus dirigentes por las distintas provincias castellanoleonesas. 

La defensa a la ganadería (intensiva y extensiva) será uno de los asuntos clave que el PP seguirá utilizando. El objetivo es visualizar la incomodidad y la división que sufren los socios de coalición, especialmente el PSOE, con distintas idas y venidas que no terminan de aclarar su posición. Los populares saben que es un asunto delicado para el ala socialista, no sólo por las discrepancias que mantienen el ministro de Agricultura y el de Consumo, sino porque el PSOE está obligado a medir sus palabras en mitad de una campaña como es la de Castilla y León.

No será el único asunto. El PP lleva días utilizando otras iniciativas del Gobierno, como la reforma laboral (que en ningún caso apoyará) para hacer campaña. En su reciente visita a León, Teodoro García Egea, utilizó el ejemplo de la nueva legislación laboral para asegurar que “800 investigadores de Castilla y León, 20.000 en toda España, verán perjudicadas sus expectativas laborales con la reforma”. Todo ello tras la advertencia de la Conferencia de Rectores de Universidades Españolas (CRUE) por la desaparición general del contrato de obra y servicio sin que se ofrezca una alternativa en la ley. Los rectores han dado una nueva baza al PP que no dejarán de aprovechar.

En la primera semana de febrero, además de la primera sesión de control al Gobierno del año, se celebrarán previsiblemente dos plenos separados para dar luz verde a la obligatoriedad de uso de mascarilla en exterior decretada por el Ejecutivo en la víspera de Nochebuena (que tanto revuelo y enfado causó entre la comunidad científica) y, por otro lado, el de la reforma laboral que sigue sin tener un desenlace claro. “Por el camino pueden pasar muchas cosas, pero estaremos centrados en la campaña”, insisten una y otra vez distintos dirigentes del PP. 

La creciente tensión entre Rusia y Ucrania también ha forzado un mínimo deshielo entre los dos grandes partidos de la Cámara. Al menos, verbalmente. Pablo Casado ya ha garantizado “apoyo total” al Gobierno en sus acciones dentro del marco de la OTAN, dejando claro que el PP estará al lado del Ejecutivo en sus decisiones mientras Unidas Podemos, uno de los dos partidos de la coalición, pone en cuestión la postura de la ministra de Defensa y, por extensión, de Sánchez. 

Mucho más lejos están ambos en el asunto de los fondos europeos, donde el PP no está dispuesto a dar un paso atrás. De hecho, el mismo viernes Casado ya anunció que “descarta ninguna vía” de presión para que el Gobierno “rectifique” y “garantice el mismo trato” a las autonomías gobernadas por el PP que el dado a las del PSOE. 

El jefe de la oposición, que ha cosechado muchas críticas por “desleal” y “hablar mal de España” (incluso el portavoz de Vox en el Congreso, Iván Espinosa de los Monteros, aconsejó a Casado no dañar la imagen de España en el exterior) se plantea acudir a la sala de lo contencioso-administrativo del Tribunal Supremo, al Tribunal Constitucional y a otros órganos supervisores europeos ante la actitud “arbitraria” que percibe por parte del Ejecutivo.