Juicio

Villarejo culpa a Sanz Roldán de "calcular mal las cosas" con el atentado del 17-A

Asegura que colaboró con el CNI hasta su detención e intentó solucionar "el entuerto" del imán de Ripoll

Un investigado del BBVA por el caso Villarejo pide declarar ante el juez

Un investigado del BBVA por el caso Villarejo pide declarar ante el juez

Ángeles Vázquez

Sin darle importancia, como el que no dice, el excomisario José Manuel Villarejo ha aprovechado el segundo día en el que declara ante al tribunal de la Audiencia Nacional que le juzga por tres de sus contratos para espiar a rivales y competencia, para responsabilizar de los atentados de Barcelona y Cambrils de 2017 a la persona a la que siempre ha culpado de que esté sentado en el banquillo y tener que enfrentarse a una petición que supera el centenar de años de prisión: el exdirector del CNI Félix Sanz Roldán.

A la pregunta del fiscal Anticorrupción Miguel Serrano de por qué el CNI podía querer "la monitorizar su vida", por lo que era quien grababa sus encuentros, cuando se trataba, según estaba diciendo, de favores personales, como el que dijo haberle hecho al marido de la presentadora Ana Rosa Quintana, o de negocios o problemas entre particulares, Villarejo aseguró que él había trabajado como agente de inteligencia hasta su detención.

Y ahí lanzó el órdago: "A pesar de estar jubilado yo he seguido trabajando con el CNI hasta el día que me detuvieron. Estuve grabando con ellos para intentar arreglar el entuerto del atentado del imán de Ripoll que al final fue un error de Sanz Roldán por calcular mal las cosas para darle un pequeño susto a Cataluña".

No hubo más referencia a los atentados de Barcelona y Cambrils. Ya solo se limitó a decir que seguía "manteniendo relaciones con algunas de las personas que le respetan en el CNI" o a asegurar que a los servicios secretos se debían la fabricación de pruebas en su contra, entre las que catalogó todas las que le exhibía el fiscal, como las relativas al tráfico de llamadas entre los protagonistas de la batalla que se desató por la herencia entre las herederas de la urbanización La Finca, próxima a Madrid.

Favor personal

Solo se le vio alterado al haber de la declaración que prestó este lunes el marido de Ana Rosa Quintana, el empresario Juan Muñoz Tamara, que ha llegado a un acuerdo con la fiscalía por el que reconoce las acusaciones. Villarejo estaba tan enfadado que aprovechó las preguntas de Anticorrupción para asegurar que nunca firmó un contrato con él, sino que le hizo un "favor personal", porque la presentadora le pidió que ayudara a "su maridito".

Si en la primera sesión dijo que fue el único acusado que había mentido había sido él, este martes señaló que Ana Rosa que ya le "había pedido muchos favores", como por el "plagio de su libro" y el relativo a su marido, porque había pagado con "facturas falsas" y, como era "más jovencito" que ellos, no había tenido en cuenta que ella era famosa.

Por si no era suficiente para escenificar su enfado por haber implicado a su hijo, que también se sienta en el banquillo, lo que el excomisario calificó de "obsceno", no dudó en añadir que Muñoz "necesitaba dinero negro para pagar corruptelas" y, en otro momento, que fue él mismo quien le entregó 20.000 euros en su despacho.im

Vídeo a un exjuez

En su declaración, el empresario, para el que el fiscal pide 11 meses de cárcel, en vez de los ocho años que pedía inicialmente, admitió que Villarejo le proporcionó un vídeo del abogado de la persona que le debía dinero consumiendo droga, aunque no lo usó, porque ya había circulado por Marbella cuando era juez. Entonces Villarejo dijo que los 20.000 euros fueron para agentes de los servicios secretos y él solo fue un intermediario.

También trató de dar la vuelta al vídeo del abogado Javier de Urquía presentándolo como una denuncia en defensa de la justicia, al hacer público malos hábitos de jueces y fiscales. Puso cuidado en asegurar que el vídeo lo consiguió tras una búsqueda en internet y en que su hijo solo le ayudó a conectar un cable al ordenador, porque es "un patoso", no porque participara en la grabación como se deducía de las preguntas del fiscal. Cada vez que pudo sostuvo que la acusación contra su hijo y su esposa se produjeron para hacerle callar, pero nunca lo hará.

Insulto a la inteligencia

Previamente Villarejo había calificado de "insulto a la inteligencia" los informes que le exhibía la fiscalía en los que constaba peticiones de tráfico de llamados al comisario Enrique García Castaño, también acusado, entonces jefe de la Unidad Central de Apoyo Operativo (UCAO), en relación con otra de las piezas que se juzga, la relativa a las herederas de la urbanización de lujo La Finca, próxima a Madrid.

Según Villarejo, en su contra se estaban fabricando pruebas desde 2013 por lo que no les daba credibilidad. Añadió que el CNI se interesó por este contrato, porque fue el expresidente del Gobierno Felipe González quien a través de un intermediario le pidió que ayudara a la hija mayor del propietario de La Finca, ya fallecido.

El excomisario logró solo declarar por las mañanas, porque su abogado, Antonio García Cabrera, alegó que durante la primera sesión había tenido problemas de tensión y "un extremo cansancio" por la tarde en su domicilio.