EL PLAN DEL PP

Casado fía su consolidación a dos grandes victorias autonómicas en 2022

El PP asume que en 2022 arranca una larga campaña electoral que debe terminar en la Moncloa

Génova ve las victorias en Castilla y León y Andalucía como el trampolín definitivo

Los congresos pendientes, incluido el nacional, y la política de pactos con Vox son los grandes riesgos

El presidente del PP, Pablo Casado.

El presidente del PP, Pablo Casado. / M.DYLAN.

Paloma Esteban

Paloma Esteban

El PP encara la segunda parte de la legislatura con la intención de consolidarse como alternativa a Pedro Sánchez y lanzar un mensaje efectivo de que en 2023 la derecha volverá a la Moncloa. Las dos citas electorales del próximo año, en Castilla y León primero y después en Andalucía, son vistas en Génova como un trampolín definitivo. Para eso deben cumplirse los planes que la cúpula popular tiene en su cabeza: que Alfonso Fernández Mañueco y Juanma Moreno Bonilla alcancen victorias similares a las de Isabel Díaz Ayuso en Madrid.

El presidente de Castilla y León llevaba tiempo reflexionando sobre el adelanto electoral y, por una vez, sus planes coincidían absolutamente con los intereses de la dirección nacional. Teodoro García Egea, mano derecha de Pablo Casado, tiene un esquema planificado y está convencido de que si se cumplen los pasos trazados, su jefe de filas será el próximo presidente del Gobierno. Por el camino, sin embargo, el PP tiene muchos retos que resolver. Y también riesgos que pueden volverse peligrosos.

La cita castellanoleonesa es la primera prueba. En el PP exhiben encuestas internas que sitúan a Mañueco al borde de la mayoría absoluta. Su rival por la derecha, Vox, no piensa conformarse con esa realidad y trabaja por bordear la decena de procuradores. La incógnita de la España vaciada también puede pasar factura a los dos grandes partidos. El calendario elegido en esta comunidad autónoma es milimétrico. Las semanas de la Navidad devolverán la agenda política a la primera línea a partir del 10 de enero. Cinco días después Mañueco saldrá coronado como líder del PP en su comunidad en un congreso que los populares ven como el primer gran acto de campaña. Y en menos de un mes llegará la cita con las urnas.

En el caso de Andalucía, a pesar de que Moreno Bonilla sigue sin decidir si convocar antes del verano o ya en octubre, las perspectivas del PP son exactamente las mismas. Que otra victoria autonómica aúpe las siglas populares y en un año y medio el PP cristalice su hegemonía en tres grandes autonomías, cuestión clave para los resultados electorales en unas generales. Sobre todo, teniendo en cuenta que en otros territorios como Cataluña (también esencial para obtener una victoria nacional) el PP está en los huesos. “Ya solo podemos pensar en ganar”, afirman fuentes de la dirección nacional.

Además de las dos citas de 2022, el partido de Casado debe afrontar en el mismo año los procesos internos más delicados con todas las miradas puestas en Madrid. Los congresos uniprovinciales se irán sucediendo en el primer semestre, cuando las comunidades de varias provincias hayan terminado (con la excepción de Cataluña y el País Vasco, como adelantó EL PERIÓDICO DE ESPAÑA). Algunos liderazgos autonómicos (Extremadura, La Rioja…) siguen en el aire. Y el asunto madrileño. En Génova siguen afirmando que las elecciones no retrasarán el cónclave de Isabel Díaz Ayuso, pero la inexistencia de su fecha en el calendario sigue preocupando, y mucho, a la Puerta del Sol.

En julio debería llegar el gran congreso nacional del PP, justo cuando se cumplen cuatro años de la elección de Casado como presidente tras las primarias en las que compitió con Soraya Sáenz de Santamaría. Fuentes de la dirección descartan que el cónclave se aplace (podría ser en verano o a la vuelta), pero afirman que el congreso “se hará”. En esa cita Casado pondrá a prueba la confianza y el liderazgo que tantas dudas ha generado en algunos momentos. Y que algunos dirigentes siguen señalando.

Pero también se abordará el programa y la actualización ideológica del partido mirando a las próximas elecciones generales. Un debate que a menudo ha enfrentado las distintas almas de la formación (más conservadores, más moderados y liberales) y que no parece haberse apagado con los nuevos liderazgos. 

La política de pactos también juega un papel esencial en este 2022. Casado ordenó hace meses a sus dirigentes evitar a toda costa que Vox entrara en los gobiernos autonómicos. El objetivo era que el PP no formara ninguna coalición con el partido de Santiago Abascal hasta que no llegaran las generales. Fue el primer encargo que recibió el presidente de Murcia, Fernando López Miras, cuando consiguió parar la moción de censura de Ciudadanos y PSOE, remodelando su gabinete. La nueva consejera de Educación, que procedía de Vox, era el principal quebradero de cabeza para Génova, y fue necesario que la dirigente dejara muy claro que ya no pertenecía a esa formación (incluso firmando papeles para el PP) para cerrar el acuerdo.

Distintas fuentes autonómicas confirman a este diario el transcurso de aquellas conversaciones y las reflexiones de Casado sobre que no podían pactar con Vox hasta el siguiente ciclo electoral nacional. En Madrid fue posible gracias a la arrolladora victoria de Ayuso, que mantuvo a raya los resultados del partido ultra y solo los necesita de manera externa. Pero está por ver lo que ocurra en Castilla y León y Andalucía. Todo dependerá de la aritmética y de las exigencias de Vox, en caso de que los números les avalen.

“Aquí de lo que se trata es de proyectar que este partido avanza y no para. Que lo de Madrid sólo fue el principio”, insisten dirigentes de la cúpula. Murcia fue el arranque de todo y García Egea quiere visualizar que “no sólo se aguantó el órdago”, sino que “de aquella crisis, el PP salió reforzado habiendo podido perder varios gobiernos”. 

La desaparición de Ciudadanos (reflejada en Madrid y que el PP quiere extender a todos los territorios incluido Castilla y León) va cumpliendo el guión de aglutinar todo el centro derecha, que es el objetivo prioritario de Casado, consciente de que mientras varias opciones dividan el voto de su espectro la izquierda seguirá en cabeza. 

De lo que no hay duda es de que el PP mantendrá la ‘oposición dura’ en el Congreso con mensajes de confrontación total con el Gobierno, lo que dificulta grandes acuerdos pendientes como la renovación del Consejo General del Poder Judicial. Los populares admiten que en 2022 arranca una larguísima campaña electoral en la que ya no habrá medias tintas ni titubeos. El reto sigue siendo aunar el tono duro contra Sánchez y la lejanía con Vox, al que ninguna encuesta le da ahora mismo una bajada sustancial.