FRANCISCO IGEA, VICEPRESIDENTE DE LA JUNTA

"En Castilla y León, como en Andalucía, hay que reeditar la coalición de PP y Cs"

El vicepresidente de la Junta de Castilla y León, Francisco Igea.

El vicepresidente de la Junta de Castilla y León, Francisco Igea. / Junta de Castilla y León.

Paloma Esteban

Paloma Esteban

Francisco Igea encabeza uno de los dos gobiernos autonómicos que Ciudadanos conserva con el PP. Mirando el debate abierto en Andalucía, el vicepresidente de la Junta de Castilla y León, es partidario de reeditar la coalición actual después de las próximas elecciones. Confía en que no haya adelanto. "No es una fusión ni una absorción" matiza, mirando con buenos ojos las listas conjuntas. Asegura que el voto a Vox en su comunidad es "reactivo" y fruto de que "nadie les fiscaliza ni conoce lo que proponen". El auge de la España Vaciada lo sitúa en los problemas que los partidos tradicionales se niegan a afrontar. Y advierte de que la situación epidemiológica empeorará en las próximas semanas, aunque sigue defendiendo que el pasaporte covid es un fracaso y, por eso, en su comunidad no lo implantarán.

Estamos a una semana de la Navidad y con los contagios sin dejar de subir. ¿Serán necesarias restricciones de cara a las fiestas?

La situación es mala con una incidencia ahora mismo muy alta. Afortunadamente con una letalidad y una tasa de ingresos hospitalarios aún aceptable. Pero el riesgo de saturación hospitalaria es real. Nosotros no queremos hacer restricciones generalizadas, pero la gente tiene que saber que la situación se va poner muy complicada y que no hay que descartar limitaciones en aforos y otras medidas que en este momento no tenemos predeterminadas. Analizaremos lo que nos diga Salud Pública y la semana que viene haremos unas recomendaciones.

¿No falta ya prevención?

Bueno, es que la mejor medida de prevención son las campañas de vacunación. Nosotros hacemos un esfuerzo máximo vacunando a más del ochenta por ciento de nuestra población de más de 60 años. No se puede decir que no hagamos nada. Estamos liderando otra vez la campaña de vacunación de la tercera dosis. Pero hay que presentar medidas que sean racionales. 

Lo dice por el pasaporte covid que en Castilla y León no han querido implantar.

Se ha planteado el dilema del pasaporte covid, sí. Pero es que los números son los que son. Y allí donde se implantó como medida de prevención, fracasó. Fracasó en países de Europa y, desgraciadamente, está fracasando en las comunidades [de España]. ¿Por qué? Porque sabemos que los vacunados asintomáticos también pueden contagiar, porque da una sensación de falsa seguridad y no restringe la difusión del virus. La única ventaja era incrementar el porcentaje de vacunación y eso está muy bien donde ese porcentaje es bajo. 

Pero ahora mismo hay once comunidades autónomas en las que está vigente. ¿En Castilla y León está descartado definitivamente entonces?

Estuvo encima de la mesa y tomamos la decisión de no implantarlo. No veíamos la ventaja desde el punto de vista epidemiológico. Es más, en la balanza riesgo-beneficios, veíamos más riesgo. Políticamente habría sido más fácil implementarlo porque das la sensación de que haces algo. Pero hacer algo que crees que en realidad empeora la situación, creo que no es bueno. 

¿Están en riesgo los Presupuestos de su comunidad?

Yo espero que no. Es incomprensible tener un presupuesto de 12.000 millones y pensar que unas enmiendas que suman 30 millones puedan hacer que todas las ventajas fiscales, ayudas, inversiones… decaigan. Es el 0,25% del presupuesto y puede tumbarlo entero. Las negociaciones políticas son así, sabemos que hay parte de escenografía… También creo que llevarlo todo al último día tiene riesgos.

¿Ve inevitable el adelanto electoral si no se aprueban las cuentas de 2022?

No lo creo. Así lo ha dicho el presidente y gobernar con presupuesto prorrogados se ha hecho otras veces. Pero no es lo ideal ni lo bueno para Castilla y León. Y menos en la situación en la que estamos ahora de urgencia y necesidad por la pandemia. Es una absoluta irresponsabilidad. Él no tiene intención y nosotros tampoco.

La oposición puede volver a presentar una moción de censura a partir de marzo. ¿Ve desactivada esa operación?

El PSOE ya sabe que no lo puede hacer porque va a fracasar. Y un segundo fracaso en una moción de censura situaría a Luis Tudanca en el Olimpo de los políticos inútiles. 

Y no ve fugas de ningún tipo en Ciudadanos.

Es imposible que un procurador de Ciudadanos vote a Luis Tudanca. Eso se lo puedo asegurar. Tudanca y toda la corte de portavoces del Partido Socialista en esta comunidad se dedican sistemáticamente a difamarnos, insultarnos... Es la política más salvaje que he visto en mi vida y, desde el punto de vista personal y humano, la de menor calidad que me he encontrado.

¿Hacia dónde va su partido? ¿Qué futuro tiene en el próximo ciclo electoral que, como mínimo, empezará en Andalucía en 2022?

Bueno, en España vivimos en un permanente ciclo electoral. Y eso hace que el país se degrade de manera progresiva. A Ciudadanos lo veo cada vez más necesario porque, por desgracia, es más urgente que nunca tener sensatez y política de largo plazo. Yo es que todavía no sé cómo piensan los grandes partidos arreglar los problema de este país. No veo en el Congreso un debate organizado sobre reformas estructurales, sobre el mercado laboral, nuestros controladores, transparencia… Todo esto es lo que nosotros representamos. 

Y tenemos que intentar centrar nuestra actividad política en esos mensajes. Lo demás es estar en la bronca y el ruido. Nos estamos alejando de los debates que proponíamos al principio en Ciudadanos. Cuando empezamos éramos unos curiosos que hablábamos de contrato único, la mochila austriaca, la transparencia, la independencia de los controladores… De cosas que hacen que una nación progrese. Eso es lo que hacemos nosotros aquí y son reformas menos sexies que el bien y el mal, o el comunismo y la libertad. Pero eso aburre ya a la población. Hay que hacer política de verdad.

¿Y cree que el Ciudadanos de ahora sigue representando todo eso? Porque parece que habla en pasado…

¿Y si no es Ciudadanos, quién? No sé si lo hacemos bien, mal o regular. Pero en Castilla y León es lo que estamos haciendo. Esta semana hemos presentado el informe de la AiRef sobre nuestras políticas públicas de empleo. Un informe serio, sensato, con recomendaciones claras y una evaluación de nuestras políticas. Tenemos la ley de transparencia en marcha. Nosotros somos Ciudadanos y yo me ocupo de lo que me toca. Desgraciadamente o afortunadamente, según se mire, no estoy en la ejecutiva de Ciudadanos. Pero en mi comunidad el partido es esto. 

Y creo que en Andalucía ocurre exactamente igual. Es verdad que en otros lugares hemos sido vistos como un factor de inestabilidad. Pero en Andalucía y en Castilla y León saben que somos un partido de fiar, un partido que cree en las reformas y vamos a jugar hasta el final. 

Francisco Igea, vicepresidente de la Junta de Castilla y León.

Francisco Igea, vicepresidente de la Junta de Castilla y León. / Junta de CyL.

En Andalucía ni su partido ni Juanma Moreno Bonilla descartan la idea de una lista conjunta. ¿Lo ve con buenos ojos para Castilla y León también?

Yo hace meses ya dije, a pesar de ser criticado, que lo importante era continuar con una fórmula de gobierno que está demostrando resultados. Resultados es ir al INE y ver los números. Balance demográfico positivo por primera vez en veinte años, la tasa de paro bajando más que nunca y proporcionalmente más que en muchas comunidades… ¿Y la fórmula cuál es? Un gobierno en el que hay un control interno por ser una coalición. Es una ventaja adicional porque hay competencia interna, hay que no cometer errores porque unos a otros no nos tapamos. Hay beneficios visibles. 

Tendremos que intentar mantener esa fórmula que no es la de absorción. ¿Cómo la mantenemos entonces? Pues de tal manera que ambos socios puedan aprovecharse de sus ventajas y compartan sus inconvenientes. Y eso pueden ser listas separadas o conjuntas, pero no es la fusión. 

Es decir, que ve bien listas conjuntas.

Sí, sí. Yo creo que la fórmula buena es la de la coalición. Y creo que nuestro partido tiene unas señas de identidad que probablemente desaparecerían si nosotros no estuviéramos. La pasión por la transparencia no es lo que ha caracterizado a los dos grandes partidos mayoritarios. Seguimos siendo necesarios. Busquemos la fórmula para prorrogar esta situación. Y lo que entendemos que es bueno para Andalucía también lo es para Castilla y León. 

Y más allá de si cuaja una lista conjunta, ¿usted quiere repetir como candidato de Cs?

Bueno, a mí me gustaría obtener la confianza de mi partido. Yo creo que debe haber un debate sobre si el trabajo es bueno o malo. Y si ha sido bueno, lo normal es intentar continuar para agotar el periodo de dos legislaturas que nos marcamos como límite de mandato. Habrá primarias, pero a las primarias habrá que ir con este debate hecho. Me gustaría dejar las reformas avanzadas y en eso estamos. No lo vivo con una ansiedad personal porque para mí estos años han sido durísimos. Para meterte en una carrera como esta tienes que tener claro que cuentas con el respaldo del partido.

¿Y al Gobierno de Castilla y León cuánto le preocupa la irrupción de la España Vaciada?

Fíjese si me preocupa que me preocupa antes de que apareciese. Y no por nuestro resultado electoral, sino que llevo preocupado mucho tiempo por un problema de gobernanza política que va a afectar al futuro de todo el país. Es un problema que tiene un origen, el sentimiento de desafección de los territorios, y que es el cesarismo de los partidos. La imposición de las candidaturas, la no libertad de voto…

Hay pocos sistemas de gobernanza tan malos como el nuestro. En Finlandia por ejemplo, donde el sistema es proporcional, hay listas abiertas en las que todos los que están en esta lista se esfuerzan por mantener la vinculación con sus territorios, porque dependen de los ciudadanos. Si seguimos votando todos en bloque y nadie puede defender el interés de su territorio… Yo entiendo que haya uniformidad cuando hablamos de leyes y derechos que son iguales para todos, pero en los debates territoriales sobre inversiones… 

Vox hasta ahora ha tenido menos implantación en Castilla y León que en otros lugares como Madrid o la propia Andalucía. Pero todas las encuestas anticipan un crecimiento importante.

En esta comunidad el crecimiento de Vox es un voto puramente reactivo. Porque en realidad nadie, tampoco los medios, saben lo que propone Vox. Ni se le cuestiona. No he visto en dos años una entrevista o un análisis. Así que es un voto de reacción que crece libre porque es el voto de “estamos hasta las narices de todos vosotros” producido, en gran parte, por Sánchez y sus socios. La población tiene la sensación de que no se están ocupando de ellos. 

Y hay un error que es sectorizar los mensajes, el veneno de todos los partidos de centro o centro izquierda del mundo, que pasa por tener un mensaje para los animalistas, para el colectivo LGTBI… Hemos perdido la capacidad de dirigirnos transversalmente a la población. ¿Y quién hace eso? Vox. Yo me he cansado de decirle a mi partido que tenemos que defender la igualdad de derechos de manera transversal si somos liberales de verdad. Cuando parcelamos los discursos acabamos perdiendo espacio y entrando en contradicciones. 

¿Ve al presidente Mañueco pactando con Vox el próximo gobierno de la Junta?

No creo que le gustara al presidente Mañueco gobernar con Vox. Pero no sé cuál es la intención del PP porque han tenido una convención en la que tenían una ocasión de dirigirse a la nación con un mensaje u otro. Y, desgraciadamente, el mensaje no ha sido el de apostar por ocupar el centro político y dejar de mirar a la derecha. La población española tiene que saber dónde está cada uno. El sistema de crecimiento del PP, con todos mis respetos, intentando canibalizar, aniquilar, sumar descontentos de Ciudadanos, no ha sido buena idea. Los ciudadanos no ven eso como una suma, sino un barco de señores desesperados que se pasan a otro barco de señores no menos desesperados. No ven la suma de dos fuerzas que apuestan por dar una alternativa de esperanza a su país.