CRISIS INTERNA EN EL PP

Génova no retrasará el congreso de Madrid aunque haya elecciones en Andalucía y CyL

La dirección nacional mantiene su compromiso de que los congresos se celebren en el primer semestre de 2022 y aseguran que no lo alterarán aunque haya citas autonómicas. En Sol recuerdan que el 4-M ya retrasó el cónclave y siguen esperando un gesto de apoyo a Ayuso

Casado, Feijóo y Ayuso en el Congreso.

Casado, Feijóo y Ayuso en el Congreso. / DANIEL PARRA.

Paloma Esteban

Paloma Esteban

La desconfianza entre Génova y la Puerta del Sol por el control del PP de Madrid se mantiene, pero ambas partes reconocen que la tensión ha dejado de escalar en estos días. Si el reencuentro entre Pablo Casado e Isabel Díaz Ayuso fue visiblemente incómodo durante la presentación del libro de Mariano Rajoy la semana pasada (llevaban un mes y medio sin coincidir en público), la cita por el Día de la Constitución en el Congreso de los Diputados transcurrió con bastante más normalidad. El saludo fue espontáneo, hubo una conversación y ambos estuvieron sentados en sillas contiguas durante el acto. “No hay avances, pero tampoco hay pasos hacia atrás”, resumen fuentes del entorno de la presidenta.

Los avances, en realidad, sólo pueden ir en dos direcciones para Sol. O bien poniendo fecha al congreso madrileño, o garantizando un gesto de apoyo a que Ayuso presida el partido independientemente de cuándo se celebre el cónclave. Sobre lo primero, Génova no quiere ni oír hablar, manteniendo intacta su posición: los congresos regionales uniprovinciales se celebrarán en el primer semestre de 2022 y “cuando toque” se dará a conocer la fecha del de Madrid. En cuanto a lo segundo, no hay ningún síntoma de que la dirección nacional se abra a ese gesto. De hecho, su apuesta es que una vez se convoque “quienes quieran” podrán presentarse.

Sin embargo, fuentes de Génova sí aseguran que las citas electorales en Andalucía y Castilla y León no alterarán el calendario aprobado. En los últimos días el entorno de Ayuso se lamentaba ante la posibilidad de que las dos autonomías celebren elecciones en los primeros seis meses del próximo año y las campañas electorales terminen retrasando la elección de los líderes autonómicos pendientes. 

Es exactamente lo que ocurrió hace meses. Al PP de Madrid, según sus estatutos, le tocaba celebrar en marzo su congreso, pero ni siquiera se puso encima de la mesa precisamente por la convocatoria de elecciones anticipadas de mayo. El calendario, además, ya estaba aprobado mirando al año siguiente.

En todo caso, en el entorno de Ayuso critican los retrasos acumulados y reconocen que no querrían asumir que continuaran produciéndose. La cuestión es que fuentes cercanas a la dirección nacional aseguran que “el compromiso” de cumplir los plazos se mantiene y que debe ser en Sol donde expliquen esas sospechas cuando la hoja de ruta de Casado y el secretario general, Teodoro García Egea, es la de cumplir los tiempos aprobados por la junta nacional.

Con el calendario en la mano, Madrid celebraría su congreso en el mes de junio como muy tarde. Meses antes, tanto Alfonso Fernández Mañueco como Juanma Moreno Bonilla deberán decidir si quieren acudir a las urnas antes del verano. 

Como publicó EL PERIÓDICO DE ESPAÑA, el caso de Castilla y León es más complejo porque a partir del 10 de marzo la oposición podría volver a registrar una moción de censura para desbancar al PP del poder. El presidente castellanoleonés tiene sus dudas sobre que el PSOE realmente quiera asumir esos riesgos, pero al tiempo reconoce que él también afronta unos cuantos. Y la cuestión es que antes de que llegue ese día, marcado en rojo en el calendario, debe tomar su decisión. El presidente andaluz tiene un margen mayor, especialmente si se decanta por convocar de cara al mes de octubre. Si su idea finalmente pasa por hacer las elecciones en junio, el anunció sí llegará en primavera.

La guerra desatada entre la dirección nacional y la Comunidad de Madrid por el liderazgo del partido en esa autonomía ha sorprendido a propios y extraños. En la formación muchos dirigentes no salen de su asombro, sin comprender por qué las dos partes no lo frenan de una vez. El resto de barones autonómicos ha expresado en más de una ocasión su malestar, ante el temor de que también pueda afectarles en sus futuras citas electorales. E incluso entre los partidos rivales en la derecha, Vox y Ciudadanos, también reconocen su sorpresa por cómo está gestionando la crisis interna Casado, quien consideran que asumirá el mayor desgaste. 

Génova, por su parte, se desentiende del reparto de culpas y asegura que su posición “siempre ha sido la misma” y que lo único que pide es “que se cumpla el calendario”. La molestia dentro de la cúpula popular nació con el anuncio de Ayuso de querer presidir el partido (a nadie le sorprendió) y la posterior campaña destinada a poner fecha y hora cuanto antes a un cónclave que la dirección nacional no quiere afrontar por ahora. 

Lo que parecía un conflicto de fechas tornó en una batalla interna de grandes dimensiones en la que Génova vio un claro ataque a la autoridad de Casado por parte de Ayuso, que en este momento goza de la mayor popularidad dentro de las filas populares y de la militancia. “Y eso es lo que no podemos consentir. Este pulso no lo podemos perder”, reiteran varios dirigentes reconociendo que la dirección no dará su brazo a torcer y mantendrá los tiempos según lo previsto. Eso sí, cada vez es más difícil encontrar a dirigentes de peso que pongan en duda que Ayuso será la presidenta del PP de Madrid, aunque tarde meses en confirmarse.