MAYORÍA CLARA DE IZQUIERDAS

"No os queda otra": el Gobierno y el temor a la derecha salvan las cuentas

El despliegue del PSOE para atraer a ERC al acuerdo fue enorme, con papel destacado de Adriana Lastra

El Gobierno afrontará la reforma laboral y la nueva ley de vivienda con un colchón de 180-190 apoyos

Rufián advierte al Gobierno: "No sé si les queda gasolina en los motores para tanto viaje".

Rufián advierte al Gobierno: "No sé si les queda gasolina en los motores para tanto viaje". / EFE

Ángel Alonso Giménez

Cuando los periodistas preguntaron si era duro negociar con el PSOE, este martes en rueda de prensa, el portavoz de ERC en el Congreso, Gabriel Rufián, contestó: "Sabemos qué es el PSOE. Al PSOE hay que obligarle a negociar. Pero es que la alternativa da vértigo". Se refirió a la posibilidad de que gobiernen España el PP y Vox.

El temor a esa alternativa, el vértigo, es una argamasa que termina de unir al bloque de la izquierda siempre que una negociación peliaguda se acerca a su resolución. Pasó con los presupuestos vigentes, que se aprobaron el 3 de diciembre de 2020 en el Congreso gracias a 188 votos a favor, es decir, los del PSOE, Unidas Podemos, ERC, PNV, EH Bildu, Más País, etcétera. Va a pasar este jueves nuevamente con las cuentas del año que viene.

Hablar en privado con diputados de los aliados parlamentarios del Gobierno, pero también con los de los partidos que forman el Gobierno, depara siempre una muletilla: "Imagínate si gobiernan los otros". Los otros son PP, y sobre todo, Vox. La posibilidad es real porque la demoscopia electoral la alimenta en numerosas encuestas, al menos la de las empresas privadas, ya que el Centro de Investigaciones Sociológicas sigue mostrando un paisaje en el que reinan los colores de la izquierda.

El presidente, Pedro Sánchez, y sus ministros lo saben y juegan con ello. Quien lo ha demostrado con creces es el hombre al que el líder socialista ha encomendado las relaciones parlamentarias. Félix Bolaños, ministro de Presidencia, a primeros de septiembre, en cuanto regresó la actividad a las Cortes, hizo una ronda de contactos con todos los grupos representados en el Congreso. A todos los aliados, comprometidos y potenciales, les dijo con más o menos las mismas palabras esta frase: "No se entendería que os quedéis fuera". Fuera de la mayoría social y política. Fuera de la mayoría progresista.

El negociador para todo del presidente verbalizó así ese temor que funge de catalizador y aglutinador. El Gobierno comentó entonces cuáles eran sus planes: un impulso socialdemócrata basado en los nuevos presupuestos y en leyes como la de memoria democrática, de igualdad o de pensiones. Quedarse fuera de esta agenda y poner en peligro su sustento parlamentario sería como dar aire a la derecha, a la alternativa. "No os podéis quedar fuera", insistía.

Estos días, en los que la intensidad negociadora ha sido extenuante, el mantra ha regresado, según ha cotejado EL PERIÓDICO DE ESPAÑA de fuentes parlamentarias que conocen las conversaciones que se han producido. A ERC, al PNV, a EH Bildu, a Más País... A todos sus aliados tanto Bolaños como otros interlocutores del Gobierno y del PSOE han deslizado la frase.

El éxito de los 180 votos

Le está yendo bien así. Al Gobierno. Y a su presidente. Es sabido que importantes dosis del prestigio que Sánchez se ha labrado en la Unión Europea proceden de haber sido capaz de convencer a sus homólogos de que quien contiene a la extrema derecha en España es él. No le falta razón. Ahí están las victorias en las elecciones de abril, y luego, aunque con menos margen, de noviembre de 2019.

En la política interior, con más o menos fortuna, le sigue funcionando. También influyen la habilidad negociadora y la capacidad de cesión. Reunir 180 votos a favor no es sencillo.

Fuentes que han estado al tanto de las conversaciones con ERC lo corroboran. Aunque su "sí" a los Presupuestos podría haber sido prescindible, siempre y cuando pactara como alternativa la abstención, el Gobierno y el PSOE han redoblado los esfuerzos para atraer a la formación catalana al pacto.

Esquerra ha sabido aprovechar su "fuerza negociadora", como ha destacado Rufián en varias ocasiones estos días. Sabe el portavoz catalán que la decisión que tome su partido en una u otra votación coloreará la legislatura de un color alegre o de otro sombrío. En la negociación de los presupuestos lo ha hecho, y así, en un momento de la semana pasada en la que todo parecía complicado, comunicó a sus interlocutores socialistas que o se avenían a zanjar la nueva ley audiovisual o votaban en contra. Al principio, en el seno del Ejecutivo, hubo quién lo interpretó como un farol, pero Rufián iba en serio. Lo había hablado con la dirección de su partido y le dieron vía libre. Pasaron los días y efectivamente comprobaron que iba en serio.

"Si al PSOE le haces ver que votas 'no', actúan con todo"

El pasado fin de semana las conversaciones Gobierno-ERC fueron numerosas, constantes. Estaban en juego dos pilares de la legislatura. Por un lado, el primer bloque de la reforma de las pensiones; por otro, los Presupuestos. EH Bildu no había decidido el apoyo aún; el PNV se mostró optimista el viernes, pero avisó: eso no significa que haya respaldo. Los independentistas catalanes pusieron sus cartas sobre la mesa y dijo al Gobierno: si queréis nuestro apoyo en pensiones, auditoría pública de la caja de la Seguridad Social; si queréis nuestro apoyo en presupuestos, blindar el catalán en las plataformas audiovisuales.

Como dice una de las fuentes: "Si al PSOE le haces ver que votas 'no', actúan con todo". Y actuaron.

Primero pensiones; después, las cuentas

El Gobierno salvó el paquete inicial de la reforma de las pensiones y el lunes pasado, en la Comisión de Trabajo, el dictamen que consagra la subida de las cotizaciones fue aprobado. También la petición de la auditoría.

Durante toda la tarde y hasta las 3 de la madrugada, las negociaciones se obcecaron en los Presupuestos y en la ley audiovisual. Una dirigente irrumpió en la escena para pedir protagonismo: Adriana Lastra. La vicesecretaria general de los socialistas, aunque dejó la portavocía parlamentaria en septiembre, es una figura esencial en la relación con ERC y en el engranaje con EH Bildu, pues la formación abertzale le ha convencido de que quiere pactar "el escudo social" ante todo. Lastra fue la dirigente que durante la noche y la madrugada le iba enviando papeles a Rufián, y por tanto, la que hizo de mediadora. Su rol diplomático con Nadia Calviño ha sido esencial.

¿Por qué Calviño? Porque la vicepresidenta primera y responsable de Economía es la que tiene en su poder la redacción de la ley audiovisual. Al final, un 6 por ciento del catálogo de las plataformas deberá reservarse a las lenguas cooficiales. Y un 10 por ciento de la financiación que canalice el Instituto de Cinematografía y Artes Audiovisuales se destinará a producciones en lenguas cooficiales. Son las premisas del acuerdo que ha soldado la ley y que ha empujado a ERC al apoyo a los presupuestos.

Por otro lado, Félix Bolaños, María Jesús Montero y Héctor Gómez cincelaron los pactos en inversiones, infraestructuras, cultura, medio ambiente y sobre la comisaría de Via Laietana, que no recibirá dos millones el año que viene para su mejora.

Rufián estaba el martes radiante. Cansado, pero radiante.

Lo que viene

A la espera del "sí" definitivo del PNV y de Teruel Existe, los presupuestos de 2022 están más que hechos en el Congreso. 180 votos tiene ya. Sumen: 120 del PSOE, 35 de Unidas Podemos, 13 de ERC, 5 de EH Bildu, 2 de Más País, 1 de Compromís, 1 del PRC, 1 de Nueva Canarias, 4 del PDeCAT. 182 en total. No está el BNG, que se abstiene. Es el único de los potenciales aliados que no ha entrado. JxCat dirá este miércoles qué hace.

Pase lo que pase con los que aún dudan o negocian, el Ejecutivo ha logrado acomodarse en un colchón amplio y holgado que da fuerza para afrontar los retos que vienen, el primero de ellos, el más relevante, la reforma laboral.

La legislatura llama a la puerta de su fase decisiva. 2022 será crucial para avanzar con éxito por 2023, año electoral. El temor a la alternativa, el vértigo, estará siempre presente.