CRISIS EN EL PP

La guerra entre Pablo Casado e Isabel Díaz Ayuso reabre la fuga de votantes del PP a Vox

Los populares admiten que la disputa entre Génova y Sol les hace perder tres puntos de voto en favor del partido de ultraderecha

Un millón y medio de electores fluctúa en frontera entre Casado y Abascal según la coyuntura desde los anteriores comicios

Isabel Díaz Ayuso y Pablo Casado, en el Comité Ejecutivo del partido en mayo de 2019.

Isabel Díaz Ayuso y Pablo Casado, en el Comité Ejecutivo del partido en mayo de 2019. / José Luis Roca

El PP comienza a resentirse de la batalla entre Pablo Casado e Isabel Díaz Ayuso por el control del partido en Madrid. La crisis interna pasa factura: los populares han detectado que este enfrentamiento ha reactivado el trasvase de votantes del PP a Vox. El conducto que une a los dos partidos siempre está abierto, pero se estrecha o se ensancha en función de las acontecimientos. En Génova lo tienen totalmente monitorizado y el CIS lo constata en cada uno de sus barómetros.

Desde las últimas elecciones generales, en noviembre de 2019, hay una bolsa de en torno a un millón y medio de votantes fronterizos entre ambas formaciones, un grupo especialmente volátil y sensible a factores coyunturales con un peso de dos, y a veces hasta tres puntos, en el tablero electoral. Ahora, la pugna entre Génova y la Puerta del Sol ha reactivado el porcentaje de votos que salen del PP y llegan a Vox. “Eso es así. ¿nos preocupa? Sí, pero no demasiado, porque a fin de cuentas la fuga no se va fuera del bloque [de la derecha]. Lo peligroso es que se fueran a la abstención o volviesen a Ciudadanos”, confirman fuentes populares a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA, que recuerdan que esa transferencia del PP a a la formación de ultraderecha también se dio cuando Santiago Abascal defendió su moción de censura frente a Pedro Sánchez.

Pero ahora esa dinámica parece totalmente vinculada al papel de referencia que tiene en el PP la presidenta de la Comunidad de Madrid. Con ella acompañando el liderazgo de Pablo Casado, la salida de votos populares a Vox se estabiliza. Los datos del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) lo demuestran con mucha claridad. Antes de las elecciones autonómicas de mayo, la huida de votos del partido de Casado al del Abascal superaba el 10%. Un 13,1% en marzo, un 10,2 en abril.

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La victoria de Ayuso el 4-M consiguió rebajar esa sangría. El dato de transferencia de voto, según el CIS, disminuyó hasta un 5,5%. El PP de Madrid escaló de los 30 a los 65 escaños. Y aunque Vox logró un diputado más (de 12 a 13), en un contexto de altísima participación, la presidenta madrileña se zampó a Ciudadanos y frenó en seco el ascenso de la ultraderecha. El estudio postelectoral apunta a que un 45,3 de quienes aseguran haber votado a Vox en los anteriores comicios se decantaron por el PP. Su éxito fue tan arrollador porque logró incorporar al PP el voto joven.

Esta dinámica se mantuvo estable en junio y julio. Estos dos meses el sondeo recoge una migración del 6,5% y del 5,8%, respectivamente. Un PP en calma, sin ruido interno, coral, donde cada uno de sus referentes juega un papel logra crecer en las encuestas y retener voto. En septiembre, cuando se abre la guerra entre Génova y Ayuso por la presidencia del PP de Madrid, con ella reafirmando su voluntad de presentarse al congreso y pidiendo que se adelante, y la dirección popular y el propio Casado evitando en todo momento darle un apoyo explícito, la fuga de electores a Vox aumenta considerablemente hasta alcanzar un 13,3%.

En octubre el pulso continuó latente pero el cierre de filas en la convención del PP, con el llenazo en la plaza de toros de Valencia, ofreció una tregua. De nuevo, la transferencia de votos con Abascal se vio afectada: Bajó al 7,7%. Este mes la guerra ha estallado con toda su crudeza, hasta el punto de que monopoliza el día a día del PP. Es una crisis dentro del partido en toda regla. Y otra vez aumentan los electores dispuestos a marcharse a Vox: un 11,2%.

La fluctuación parece bastante ligada a las circunstancias. También hay trasvase de Vox al PP pero está más consolidado (en torno a un 10%), probablemente al calor de las expectativas que dan a Casado las encuestas y al peso del voto útil a la hora de escoger la papeleta. "La bronca", concluyen fuentes cercanas al PP, "favorece a Vox". Por eso causa tanta perplejidad en el partido que el líder del PP "no sepa aprovechar" el momento dulce de Ayuso como impulso a la Moncloa. En el PP pivotan entre lo inesperado del choque entre dos dirigentes que no tienen diferencias ideológicas, probablemente ella más "clara", más "fresca", más "básica" en sus planteamientos, y la "incomprensión" de que pase justo ahora, con el partido en pleno despegue.

Algunos aún confían en que esta fuga hacia Vox, que aumenta la brecha interna, pueda ser taponada y que la crisis de Madrid sea solamente algo “pasajero y transitorio”. “Creemos que será así. Si hay un acuerdo entre Ayuso y Casado el voto de Vox volverá”, insisten en el PP. Los populares consideran que el partido de Abascal tiene un techo electoral en torno al 17% y creen en que no está logrando conseguir su objetivo de crecer entre las clase obrera urbana. Pero, a la espera de nuevos acontecimientos, es muy difícil visualizar una solución. La sensación en Génova es que ha sido ella quien ha planteado una afrenta al presidente del PP y él no lo puede permitir. Se ha llegado a un punto en que nadie está dispuesto a dar su brazo a torcer.