ESTUDIO EUROPEO

Cuando pagas lo mismo en Puras y en Valladolid: la injusticia fiscal que lastra a la España vaciada

El catedrático de Derecho Administrativo Francisco Velasco coordina un estudio auspiciado por la UE sobre las fuentes de financiación de municipios de varios estados

En España, la presión fiscal de los habitantes de las zonas despobladas es similar a la de los que viven en zonas superpobladas a pesar de que disponen de muchos menos servicios

Las opciones de revitalización de la España vaciada quedan perjudicadas con un modelo así

El diputado de Teruel Existe, Tomás Guitarte (d) junto al representante de Soria Ya, Toño Palomar (c) e Inmaculada Sáenz, de "Sos Cameros", durante la reunión de la Coordinadora de las Plataformas  de la "España vaciada"

El diputado de Teruel Existe, Tomás Guitarte (d) junto al representante de Soria Ya, Toño Palomar (c) e Inmaculada Sáenz, de "Sos Cameros", durante la reunión de la Coordinadora de las Plataformas de la "España vaciada" / EFE/Abel Alonso

Ángel Alonso Giménez

La conclusión más llamativa del estudio que está dirigiendo el catedrático Francisco Velasco es que el municipio "español" mejor financiado está en Ontario, Canadá. Se llama Española, al norte de la provincia, junto al río "Spanish".

La comparación refleja una de las paradojas más lesivas del sistema de financiación (esta vez sí) español. Ahora que las políticas del reto demográfico se han encaramado en primera línea de actualidad, resulta que una de las principales causas del agravio se encuentra en el diseño fiscal. Francisco Velasco lo explica con una comparativa más cercana: un vecino de Puras, municipio de la provincia de Valladolid con unos 50 habitantes, aporta una media de 425 euros al año de sus impuestos; un vecino de Valladolid, que ahora está en los 299.000 habitantes, aporta una media de 427. Hasta aquí, perfecto. El enfado asoma en cuanto el vecino de Puras comienza a repasar los servicios que le presta el municipio: agua, alumbrado, asfaltado, poco más. El vecino de Valladolid tardará más tiempo: agua, alumbrado, asfaltado, instalaciones deportivas, transporte, cultura, ocio, jardinería, policía...

El diseño del sistema

Velasco es catedrático de Derecho Administrativo y uno de los integrantes del Instituto de Derecho Local de la Universidad Autónoma de Madrid. Se ha embarcado en la dirección de un proyecto europeo llamado LoGov (Local Governments) que ha puesto la lupa en las vías de financiación de los municipios urbanos y rurales. No sólo analiza el recorrido del dinero, sino que además lo compara con los que efectúan estados como Canadá o Argentina.

Precisamente en el examen de la financiación de los municipios canadienses, según cuenta a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA, Francisco Velasco halló el punto de partida de la injusticia fiscal que lastra a la España vaciada. Viajó a Canadá, a Toronto en concreto. Quería explorar el sistema de financiación pública de la provincia de Ontario. Fue al Instituto de Financiación Municipal de Toronto y pidió los datos de las transferencias que da el Estado a esta ciudad que ronda los tres millones de habitantes. Le dijeron que no había. ¿Cómo es posible? "Toronto es una ciudad rica; no le hace falta; generan sus propios recursos", le respondieron. Y fue así cómo dio con "Española", al norte de la provincia, cerca de 5.000 habitantes y a donde sí llegan las transferencias estatales.

España cuenta con un modelo de financiación local que data de 2004, de la Ley de Haciendas Locales. Como todos los países desarrollados del mundo, ha creado tres fuentes para nutrir de liquidez a los municipios: las transferencias que reciben de niveles estatales superiores, en este caso la administración general del Estado y las comunidades autónomas; los ingresos por impuestos propios, entre los que el IBI es el más potente (el Impuesto de Bienes Inmuebles); y las tasas por servicios (basuras y agua son las más comunes).

En líneas generales, un 52-53 por ciento de los ingresos municipales provienen de los impuestos, en los que el IBI representa alrededor de un 27. Las transferencias representan entre el 35 y el 40%, lo que no es un trozo pequeño del pastel, ni mucho menos.

Llegados a este punto, Velasco recuerda que el criterio que guía la dirección del dinero del Estado a los municipios es la población, aunque con un matiz que estuvo muy presente en el abrochamiento de la ley de haciendas locales: fijar un punto de partida desde el que nadie perdiera. Otra cosa es la velocidad de lo que ganan unos y otros, y cuánto de más o de menos ganan.

Empiezan los problemas

Al catedrático le gusta recordar que el modelo de financiación español está marcado por, digamos, un ADN histórico. Éste es un país de grandes ciudades porque desde la década de los 50 nos han educado así. "El gran Madrid", "la gran Barcelona" son una herencia de aquellos años en los que todas las políticas de desarrollo se concentraron en las urbes. La cuestión es que se siguen concentrando.

La lucha contra la despoblación se ha convertido en uno de los ejes del discurso político, lo cual es un fenómeno reciente. Hace cinco años apenas se empezaba a hablar de ello. Entre publicaciones editoriales y voces de alarma del ámbito institucional y mediático, el discurso aterrizó en Madrid. Una manifestación de la España vacía recorrió las calles de la capital en marzo de 2019, en una época además de máxima tensión electoral. De hecho, los candidatos se prodigaron en compromisos al respecto. Actualmente, un ministerio se llama "para la transición ecológica y el reto demográfico" y tiene rango de Vicepresidencia. Teresa Ribera es su titular.

El debate muestra muchas caras y aristas. Quizá la fundamental es qué hacer para que los pueblos y pequeños municipios españoles sencillamente no desaparezcan. Todos los expertos y cargos públicos, y hasta ciudadanos de a pie, coinciden: para que haya habitantes, tiene que haber servicios; para que haya servicios, tiene que haber habitantes. Redondear el círculo no es sencillo.

El tratamiento fiscal podría ayudar mucho, y si no es el caso, podrían ayudar las transferencias del Estado. Pero ni lo uno ni lo otro. Madrid, Barcelona o Sevilla son ciudades ricas, capaces de generar recursos propios, como Toronto. Sin embargo, Canadá no facilita instrumentos financieros a Toronto y España sí a Madrid, Barcelona o Sevilla.

Contrarrestar la España vaciada es un proyecto del que toda la clase política habla, pero ningún partido o líder ha puesto el acento en cómo y a dónde debe bombear el dinero la administración general del Estado. Un buen punto de partida, al menos un debate sobre el que reflexionar, sería aumentar las dirigidas a los municipios pequeños y que mengüen las que aterrizan en las capitales. El estudio de Velasco, a la espera de su terminación, apunta justo a eso.

"No es progresivo"

La estructura del ingreso municipal por estrato de población, según los datos aportados por el propio Velasco, enseña que en las ciudades con más de un millón de habitantes el 63,5% proviene de tributos propios y el 33,4%, de las transferencias. En las ciudades de menos de 5.000 habitantes, el 50,1% lo dan los tributos propios y el 45,2%, las transferencias. La cifra de lo que ingresan, por habitante, las grandes urbes supera los 1.600 euros, en tanto que la de los pueblos se acerca a los 1.200. Hasta aquí todo tiene cierto sentido.

Sin embargo, la diferencia es pequeña si se tiene en cuenta el tipo de vida en Madrid, por ejemplo, y el tipo de vida en La Serna del Monte, al norte de la comunidad, en donde están censadas algo más de 70 personas.

Velasco pone como muestra la provincia de Valladolid. Ha calculado el ingreso impositivo per cápita de sus más de 200 municipios. Los resultados ilustran referencias y lecturas como la expuesta antes: un vecino de Puras aporta una media anual de 425 euros y un vecino de Valladolid, 427. A cambio, el vecino de Puras recibe tres, cuatro, cinco servicios. El de Valladolid, decenas.

"Hemos llegado a vaciar los pueblos porque se han puesto los recursos en las grandes ciudades", dice Velasco, partidario, a tenor de lo que va destapando el proyecto que dirige, de cambiar con urgencia el modelo de financiación

Las transferencias del Estado tendrían que dirigirse, por tanto, a Puras, y así, favorecer que aumente su capacidad de financiación. Y efectivamente las transferencias llegan, pero ¿son suficientes?

"Hemos llegado a vaciar los pueblos porque se han puesto los recursos en las grandes ciudades", dice Velasco, partidario, a tenor de lo que va destapando el proyecto que dirige, de cambiar con urgencia el modelo de financiación para ajustar la presión fiscal de los vecinos de la España vaciada, en comparación con la de los vecinos de la España llena, y para revisar la cuantía y dirección de las transferencias que salen del Estado.

Aragón como síntoma y el grito de Soria

La aragonesa es una de las comunidades más afectadas por la despoblación y por el desequilibrio demográfico. Teruel se ha convertido en una de las regiones europeas con más baja densidad de habitantes por kilómetro cuadrado. En Huesca la situación es similar. Y en medio de ambas, Zaragoza, la quinta ciudad de España, al borde de los 700.000 residentes, casi la mitad de la población de toda la autonomía. ¿Dónde están los servicios? ¿Dónde están las oportunidades laborales? ¿A dónde va el dinero? Es evidente.

Miguel Gracia es presidente de la Diputación de Huesca y coincidió con Velasco a finales de septiembre en el congreso "EsMontañas", que acogió la localidad oscense de Aínsa. Allí fue donde Gracia supo del estudio del catedrático. En conversación con EL PERIÓDICO DE ESPAÑA, cuenta que enseguida pidió a su equipo que hiciera un estudio sobre los ingresos que reciben del Estado los municipios españoles según su tamaño poblacional.

Las localidades de menos de 75.000 habitantes concentran a poco más de 26 millones de personas, mientras que casi 21 millones residen en los de más de 75.000 habitantes. ¿A dónde van los ingresos del Estado? Más de 4.500 millones de euros a los pequeños; cerca de 8.000 millones a los segundos. Gracia, que además es alcalde de Arén, alrededor de 300 residentes, se lamenta: "Las ciudades grandes tienen participación, en un porcentaje, en el IVA, en el IRPF, en combustibles, tabaco o quinielas. Las pequeñas no. Las pequeñas carecen de capacidad impositiva y encima reciben mucho menos del Estado".

Ello supone, continúa el mandatario (del PSOE), que Zaragoza dispone de un amplio margen para tocar el IBI a la baja; para atraer a empresas. Arén, el municipio del que es regidor, sólo puede subirlo si quiere disponer de más dinero. "Así no se puede hacer nada para atraer tejido empresarial, para desarrollar servicios, para atraer a gente. La España vaciada no puede", concluye.

Velasco incide en el agravio. "Madrid puede poner en marcha un servicio de becas-comedor en sus colegios públicos porque se lo puede permitir", añade. Valladolid podría hacerlo también. Sin embargo, en Puras es inviable. No ya porque quizá ni tenga colegio, sino porque, si lo tiene, no tendría dinero para activar dicho servicio.

Además, el papel de las diputaciones provinciales no serviría en este ejemplo, pues tales organismos asumen la cobertura de servicios básicos. "Y no estamos hablando de servicios básicos", matiza el experto. "Ni tampoco de hacer cosas raras".

La plataforma "Soria Ya" convocó hace dos semanas una manifestación para exigir "una fiscalidad diferenciada" no sólo para su provincia, sino también para Cuenca y Teruel

Hace más de dos semanas, la plataforma "Soria Ya" convocó una manifestación para exigir "una fiscalidad diferenciada" no sólo para su provincia, sino también para Cuenca y Teruel, las grandes afectadas por esa tendencia imparable que coloca todo el peso demográfico en pocas ciudades, cada vez más ricas precisamente porque cada vez están más llenas. De personas y de empresas. En Soria, en cambio, hay cada vez menos personas y menos empresas. Cambiar el trato fiscal puede ser un primer paso.

Se trata de que permitir que los municipios pequeños puedan financiar servicios que atraigan a personas. A vecinos.

Se trata de llenar un poco esa parte de país vacía.