CASO BÁRCENAS

La corrupción del pasado empaña el impulso electoral de Casado

La dirección no cree que la nueva sentencia dañe sus opciones e insisten en desligarse, pero algunos dirigentes no esconden "el hartazgo" y "la incomodidad" de que cada cierto tiempo reaparezca el pasado

Pablo Casado durante una sesión de control.

Pablo Casado durante una sesión de control. / EFE.

Paloma Esteban

Paloma Esteban

Después de meses de relativa tranquilidad en el horizonte judicial que sigue sacudiendo al PP y con el Gobierno encadenando polémicas y crisis (el precio de la luz, los problemas de la coalición, la ley de vivienda, recientemente la reforma laboral y en medio, el caso del diputado Alberto Rodríguez) Pablo Casado se reencuentra con el fantasma que más daño ha hecho a la formación que ahora preside: los oscuros episodios de corrupción del pasado. La actual dirección nacional no se siente concernida por este asunto, hasta el punto de que el pasado mes de febrero tomó la determinación de no volver a pronunciarse nunca más por casos que afectaran a dirigentes del pasado.

La “ruptura con el pasado” que escenificó anunciando una mudanza de la sede de Génova que sigue sin concretarse. Y la ruptura de la que se olvidó hace unas semanas cuando celebró su convención nacional con Mariano Rajoy y José María Aznar como invitados estrella, y poniendo el colofón al cónclave en la Plaza de Toros de Valencia mientras apelaba al legado político de la fallecida Rita Barberá. En la cúpula popular insisten en restar importancia los efectos que la sentencia de la Audiencia Nacional pueda tener para sus perspectivas electorales.

Primero, porque entienden que era un fallo judicial esperado que la opinión pública tenía asumido. Y, segundo, porque aseguran que la presidencia de Casado está ligada a su promesa de ejemplaridad y de acabar con las conductas que tanto dañaron al partido en el paso, incluyendo la traumática salida de Rajoy de la Moncloa con una moción de censura impulsada por culpa de la corrupción.

Pero, aún así, en el partido reconocen el cansancio acumulado de que cada poco tiempo los casos vuelvan a sacudir al partido. Además de la larga ristra de operaciones conocidas (muchas afectaron al PP de Madrid), sigue pendiente el caso Kitchen, más reciente (en el último Gobierno de Rajoy y cuando Casado ya estaba en la dirección como vicesecretario de Comunicación). Y la nueva sentencia llega en un momento especialmente dulce para el PP: liderando las encuestas desde hace meses de forma sostenida. Precisamente ahora que el Ejecutivo atraviesa una de sus crisis más delicadas a causa del nuevo enfrentamiento entre las vicepresidentas Nadia Calviño y Yolanda Díaz, el PP se enfrenta a que su liderazgo en las encuestas se vea empañado.

Vox

Todo ello mientras Vox no pisa el freno a pesar del crecimiento de los populares. Todos los sondeos recientes garantizar al partido ultra una horquilla entre los 40 y los 50 escaños. En comunidades como Andalucía, donde habrá elecciones el año que viene, el partido de Santiago Abascal está decidido a entrar en el futuro gobierno si Juanma Moreno Bonilla necesita sus votos. Es un ejemplo de la estrategia que ya está trazando la formación, y que pasa por entrar en la gestión y mermar las posibilidades de éxito del PP. En Génova siguen fiando su éxito a la consolidación de la alternativa a Sánchez y a la convicción de los votantes de apostar por una opción segura cuando llegue el momento. Lo que se llama el voto útil. Pero las encuestas no dan muestra de que Vox tenga un techo claro.

Y lo que se ha visto es que el partido a la derecha del PP utilizará los casos de corrupción del pasado para hacer daño a Casado. Ya ocurrió en febrero, cuando Vox aprovechó la confesión de Luis Bárcenas en la recta final de la campaña catalana. Se produjo el primer sorpaso al PP. Y, de hecho, dos días después de la debacle electoral Casado anunció la mudanza de la sede para romper con el pasado “y no hacerse cargo de las facturas que ni conoce”. Tomaba nota a sabiendas del daño que podía acarrear para su partido seguir vinculados a ese cuartel general.

La dirección nacional considera improbable que este nuevo fallo (y los que vengan en el futuro) consigan dañar en exceso sus opciones electorales, pero algunos dirigentes insisten en repetir “lo incómodo y lo mal” que les vienen el goteo de noticias. Especialmente ahora, en un momento de debilidad de Sánchez y en el que todas las miradas podrían estar centradas en las disputas del Gobierno de coalición.