Primarias socialistas

El reto del PSOE de Madrid: busca rival digno para derbi decente contra Ayuso

El sábado se celebran las primarias a la Secretaría General del PSOE de la Comunidad de Madrid. El último pulso entre los dos candidatos, Juan Lobato y Javier Ayala, se producirá hoy en el único debate entre ambos en la sede del partido, después de haber rechazado todas las propuestas de los medios.

Juan Lobato y Javier Ayala

Juan Lobato y Javier Ayala / EFE/J.P.Gandul/Ángel Díaz

Elena Marín

Elena Marín

Tras la inyección de energía y endorfinas del Congreso de Valencia, en el PSOE respiran esta semana con ritmo sosegado. Pero en el PSOE de la Comunidad de Madrid la respiración es algo más entrecortada. El sábado se celebran las primarias para elegir al nuevo secretario general de la formación en la región: al hombre (porque será hombre) que decida la estrategia a seguir en los próximos meses para medirse con Isabel Díaz Ayuso. Y esta tarde, los dos candidatos se echan su último pulso en el único debate en el que van a enfrentar sus posturas.

¿Tienen propuestas muy diferenciadas? ¿O lo que les diferencia es, más bien, el carácter y forma de hacer? Juan Lobato es exalcalde de Soto del Real (2015-21) y Javier Ayala actual alcalde de Fuenlabrada (2018). Eso les da calle a los dos, saben qué es tener que escuchar a los vecinos y ver recompensada o no esa labor de cercanía. Pero mientras Ayala lleva más de una década dedicada a la vida municipal en labores distintas a la alcaldía, Lobato es desde las últimas elecciones del 4-M portavoz adjunto en la Asamblea de Madrid. Uno lleva años enfrentándose al PP, el otro, Lobato, ha probado en sus propias carnes qué es enfrentarse al PP de Ayuso, y poder seguir haciéndolo desde la tribuna parlamentaria es, para los partidarios de Lobato, uno de sus puntos fuertes.

Liderazgos enfrentados

Esta reflexión, sin embargo, chirría en oídos de los partidarios de Ayala, convencidos de que en estos tiempos la presencia mediática se puede conseguir de múltiples formas y que la comunicación debe hacerse en muchos frentes y no solo en el estrictamente institucional. Además, que la oposición solo pueda hacerse desde la Asamblea lleva implícita la idea de un liderazgo único y eso es precisamente lo que en el equipo de Ayala quieren desterrar en favor de portavocías corales.

“Claro que hay diferencias en cuanto al contenido, dentro de lo que eso puede significar siendo ambos del mismo partido. Pero también en las formas. ¿No había diferencias entre Susana Díaz y Pedro Sánchez, o entre Josep Borrel y Joaquín Almunia?”, explica en la federación madrileña un afín a Ayala. Las hay, sí. Lobato es más templado en las formas y menos populista, advierten en el partido; Ayala, más “aguerrido”. Y en ambos casos “en exceso”, incide un socialista que conoce a ambos. Ayala es definido como alguien pasional, que habla con las tripas y mayor naturalidad, mientras que Lobato se lleva siempre sinónimos de pausado. Aunque la definición coincide en ambos bandos, la connotación es positiva o negativa según quién la usa.

Pero más allá de las formas, que son importantes principalmente en la deriva presidencialista de los partidos tras la revolución política de los últimos años, la estrategia y la dirección de la formación para hacer oposición deberían estar también orientados por el fondo. Ambos defienden que es necesario ampliar la base electoral de la izquierda, aunque en el argumentario, los partidarios de Ayala apuntalan a su candidato como el defensor de la izquierda clásica, la de toda la vida, y alertan de que Lobato opta por una posición más centrista.

"Toda la izquierda"

El portavoz adjunto de la Asamblea se rebela contra esta definición y reitera que su intención es recuperar el socialismo de mayorías claras de la España de los 80 y la de Zapatero. “Quiero que nos vote la izquierda claramente”, enfatiza, aunque quiere sumar a ese electorado a sectores templados a los que quiere dejar de generar rechazo. Aquí saca pecho de éxitos pasados y recuerda que en Soto del Real “toda la izquierda” votó al Psoe, no hubo concejales de otros partidos que pudieran ser competencia de los socialistas. Esta postura no impide que defienda públicamente, a diferencia de lo que se ha hecho en el partido en los últimos tiempos, que los votantes del Psoe son también las familias que llevan a sus hijos e hijas a los colegios concertados, aunque su objetivo sea mejorar la educación en centros públicos.

Tras los años de transición en los que ha vivido el Psoe desde que Gabilondo ganara las elecciones en 2019 pero sin sumar mayorías para gobernar, Lobato apuesta por una “actualización” del partido que pase por afrontar los nuevos retos de la sociedad sin olvidar los “valores de la izquierda de siempre”, así como por una reestructuración del partido, con reuniones abiertas a los militantes y simpatizantes por un lado y a las comarcas y alcaldes por otro.

En esta última línea está de acuerdo también Ayala. Es necesario dar un revolcón interno al partido y en su entorno repiten con insistencia que él apuesta por un “proyecto de equipo” frente a uno más personalista como el de Lobato. “La prueba de que esto es así es que en la campaña de Ayala no siempre es él el protagonista. Defendemos un proyecto más coral, que permite tener varios liderazgos”. Entre ellos, una portavoz mujer en la Asamblea para enfrentarse a Ayuso y también como candidata a las próximas elecciones. Esa es otra de las principales diferencias entre ambos. Lobato sugiere que liderará el partido hasta el final; Ayala dice que es momento de decidir qué tipo de partido quiere el Psoe madrileño y que él "solo" quiere dirigir ese proyecto como secretario general, pero que está dispuesto a ceder la candidatura de la próxima convocatoria electoral a otro candidato, preferiblemente mujer.

En lo que ambas candidaturas coinciden, y con ellos las fuentes socialistas consultadas por El Periódico de España, es en que el desastre del PSOE de la Comunidad de Madrid fue de tal envergadura en las últimas elecciones que se necesita una reconstrucción total del partido. La formación lleva, además, tantos años saliendo a pelear en las distintas convocatorias consciente de las dificultades de llegar a gobernar que los cuadros del partido han estado más preocupados por ver quién podía salir diputado o concejal, se lamentan en las filas socialistas.