Madrid

La portavocía del PP pasa factura a Almeida como alcalde de consenso

El espíritu de concordia con el que nacieron los Acuerdos de la Villa sobrevive a regañadientes y Almeida pierde los apoyos que le dieron la imagen de alcalde transversal capaz de pactar con todos. Pasado el ecuador de la legislatura y los momentos críticos de la pandemia, la oposición busca aislar al alcalde para que no capitalice su gestión municipal como representante nacional de su partido.

José Luis Martínez Almeida en desayuno con Casado y García Egea

José Luis Martínez Almeida en desayuno con Casado y García Egea / EFE/J.J. Guillén

Elena Marín

Elena Marín

El alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida, consiguió durante la pandemia lo que muchos políticos hubiesen querido: una imagen de unidad con todos los grupos municipales que demostraba que era capaz de poner los intereses de los ciudadanos por encima de cualquier otro partidista en un momento tan crítico. Una vacuna que en julio de 2020 inoculaba anticuerpos a la política local y lograba mantener a raya la crispación que atacaba a los representantes públicos en otras instituciones.

Los Acuerdos de la Villa consiguieron poner de acuerdo a partidos antagonistas como Vox y Más Madrid, nadie quiso quedarse fuera de una pacto que contenía 352 medidas para reactivar la ciudad tras los meses más duros de la pandemia. Pero la oposición (principalmente los tres grupos de izquierdas) niega que el espíritu de esos acuerdos siga vigente y denuncia el triunfalismo con que el equipo de gobierno vende la ejecución de estos proyectos.

Todos los partidos implicados capitalizaron aquella forma de hacer política, pero más aún el alcalde que capitaneó el acuerdo. Sin embargo, han pasado ya 15 meses de aquella foto y la unidad se mantiene con pinzas. En este tiempo han ocurrido muchas cosas: poco más de un mes después de los Acuerdos de la Villa, Almeida fue nombrado portavoz nacional del Partido Popular; el tablero político español se tambaleó en Murcia y los efectos llegaron hasta Madrid con una campaña electoral que supuso una radicalización de los discursos, situando a Isabel Díaz Ayuso y su política de confrontación en un valor al alza; ha pasado el ecuador de la legislatura y todos los grupos empiezan a pensar ya en cómo posicionarse de cara a las siguientes elecciones y, por último, la vacuna ha permitido a la sociedad llegar a un punto de casi normalidad en las relaciones sociales y laborales. Y todo eso, pero principalmente la doble condición de Almeida, se deja notar en la política local.

Ejecución de las medidas

Los proyectos sobre los que se logró el acuerdo abarcaban medidas concretas para ayudar de forma directa a colectivos vulnerables; iniciativas en torno a salud, seguridad y emergencias; y en materia de vivienda; movilidad sostenible y medioambiente; urbanismo o cultura, donde se incluyó la concesión de licencias para terrazas. En la comisión de seguimiento de los Acuerdos de la Villa convocada el lunes el equipo de Gobierno presentó un documento de 80 páginas explicando el grado de ejecución de las mismas, con las partidas presupuestarias destinadas a las medidas o las áreas de gobierno responsables de cada una de ellas. Pero los datos ofrecidos por Almeida contrastan con el análisis realizado por la oposición. Si el alcalde dice que el 95% de las medias están ejecutadas o al menos iniciadas, los grupos municipales responden que ese triunfalismo no se corresponde con la realidad.

El PSOE, por ejemplo, apunta que la diferencia de proyectos finalizados es de solo el 19% frente al 30% presentado por el gobierno, y en las medidas sin iniciar, la distancia es mayor, el 65% frente al 17%. La portavoz socialista, Mar Espinar, está convencida de que aquella foto de la concordia fue un regalo para el alcalde en un momento muy delicado para políticos y ciudadanos y que, visto en perspectiva, fue “un acto de generosidad de la oposición que el alcalde no se merece”.

En el partido que lidera Rita Maestre tienen claro que la pelea por porcentajes de cumplimiento no llega al ciudadano, pero también que no pueden seguir dejando que el alcalde saque réditos de una imagen de unidad que él mismo ha desaprovechado al no satisfacer lo que se había comprometido en julio de 2020. Tanto estos dos grupos como Recupera Madrid creen que la portavocía nacional del Partido Popular del alcalde como la falta de gestión del equipo municipal están lastrando las mejoras que con estos Acuerdos debían repercutir sobre los madrileños. Especialmente, aquellas dedicadas a la vivienda o las ayudas a colectivos vulnerables.

Pero levantarse de la mesa hubiese sido un regalo para Almeida, en palabras de un dirigente de la oposición, y todos los grupos quieren asegurarse de que las medidas se cumplen. Y que si eso sucede, ellos siguen formando parte de la foto. Por eso unos y otros han pedido mayor transparencia, información más clara y detallada, con antelación suficiente para analizarla antes de cada reunión y que estas se limiten a ser técnicas y no políticas.

Fin de la transversalidad

En definitiva, están convencidos de que la transversalidad que ofrecía el alcalde (que no solo le beneficiaba a él sino a todos los que se sentaban a negociar en la mesa) se quebró el día en que Almeida dejó de ser solo alcalde. Pero a la oposición también dejó de interesarle dar alas y entregar triunfos en bandeja al regidor de la capital, precisamente, por lo que representa a nivel nacional como portavoz del PP, por lo que no quieren seguir regalándole una imagen de unidad con una gestión que no comparten. Lo sucedido con Madrid 360, que salió adelante con el apoyo de Recupera Madrid tampoco puede considerarse, según los distintos representantes del Pleno, una continuación de la capacidad de acuerdos trasversales del alcalde. Aquello fue necesidad e interés partidista de los tres grupos que sacaron adelante la iniciativa, pero el socio preferente del equipo de alcalde para cualquier votación sigue siendo Vox.

En Vox, de momento, se limitan a quejarse de la escasa información que reciben por parte del equipo de Gobierno, no solo en lo que atañe a los Acuerdos de la Villa sino a cualquier acuerdo adoptado en el Pleno. Respecto a los primeros, en cualquier caso, consideran que se avanza o se ralentiza el ritmo de los proyectos en función de los intereses de los dos partidos que sostienen el gobierno municipal.

En el entorno de Almeida entienden que entra dentro de la dinámica política que pueda haber desacuerdo en el grado de ejecución de las medidas, pero están convencidos de que se está avanzando según lo prometido y que sus datos lo avalan. Tanto, que la portavoz del grupo popular, Andrea Levy, aprovechó para invitar a todos grupos municipales a demostrar su compromiso con estos acuerdos facilitando la aprobación de los próximos presupuestos municipales y poder así seguir implementando las medidas. En Ciudadanos, como parte del gobierno, también defienden los datos presentados en la comisión. Aseguran que estas reuniones son estrictamente técnicas y que, al menos hoy, el alcalde ha presentado un balance como gestor municipal y no otra cosa.