Opinión | MIEL, LIMÓN & VINAGRE

Javier Cercas, bendito loco

Cercas ha devenido en un escritor-intelectual que opina de los debates del momento y que se inmiscuye

Javier Cercas.

Javier Cercas. / EPE

Javier Cercas ha escrito un libro sobre el Papa. Y el Papa se ha muerto. No conozco una campaña de promoción mejor. Involuntaria. A veces la casualidad es la mejor aliada. También es inaudito que un personaje se te muera. Los escritores crean personajes que después se reproducen, matan gente o resuelven casos, arremeten contra molinos, surcan mares cazando ballenas o viajan a la luna, pero no se te mueren, los matas tú como escritor o los Vila Matas, es decir, los creas borrosos y atractivos, metaliterarios; un poco Bartleby, incluso.

El libro de Cercas se llama El loco de Dios en el fin del mundo (Random House). En él cuenta (en el libro está el propio making off del libro, como en Soldados de Salamina) cómo recibió una oferta para entrar en el Vaticano sin restricciones. Para hablar con bedeles, obispos, cardenales, menestrales, empleados y todo tipo de gente. Todo tipo de gente que uno puede toparse en el Vaticano. Y además, surgió acompañar al Papa a un viaje. Teniendo también acceso permanente a él. A Bergoglio. Un viaje no a Albacete, Londres o Marsella. A Mongolia. A esa tierra de yurtas, pastores, buenos jinetes y paisajes desoladores. Para nosotros. Nada menos. Que un día recibas la propuesta de irte a Mongolia con el Papa es algo que justifica una vida. También un libro.

Lo bueno de todo es que Cercas es ateo, se declara loco y también anticlerical y hasta nietzscheano. Yo creo que somos muchos los que nos declaramos nietzscheanos pero no lo decimos por miedo a tener que pronunciarlo o escribirlo.

En El loco de Dios en el fin del mundo, Javier Cercas, extremeño-catalán, de 62 años, comprometido valientemente con el no independentismo, nacido en Ibahernando (Cáceres) que marchó a vivir con cuatro años a Girona, se muestra decidido a formularle la cuestión esencial de la fe cristiana: la vida eterna y la resurrección de la carne. Esto es: ¿Se encontraría su madre al fallecer con su padre, tal y como cree fervientemente ella? No haremos spoiler. Ni del libro ni del destino que acontece al que palma. Según el Papa.  

Cercas ya quiso, en Anatomía de un instante, gloriosa, clarificadora y documentada novela ensayo sobre el 23F, explicarle, si no a su padre (falangista), que también, a coetáneos de él cómo y por qué fue aquello del tejerazo. Qué papel interpretaron el entonces Rey o Suárez o Armada. O sea que Javier Cercas Mena, filólogo por la Autónoma de Barcelona, es alguien empeñado en explicar el mundo. Incluso el no terrenal.

El mundo, la realidad, la historia y lo trascendente. Eso además de escribir magníficas novelas de ficción policiaco-políticas protagonizadas por un mosso majete y ‘españolazo’ al que lo redime su afición a la literatura y que hasta se ve involucrado en el atentado de las Ramblas. No sin resolver, también, el crimen en una masía de un acaudalado empresario de las artes gráficas . Sí, todo eso es la trilogía de Terra Alta, que ningún lector, nietzscheniano o no debería perderse.

Javier Cercas.

Javier Cercas. / Fernando Bustamante

Cercas, articulista y que fue profesor en la Universidad de Girona, también en Illinois en su juventud, debutó en el mundo libresco en 1987 con la novela El móvil, que según propia confesión no leyó nadie. Luego, reeditada, ya sí, Pero el salto, incluidas las elogiosas críticas de Vargas Llosa que supusieron el inicio de una gran amistad, fue con Soldados de Salamina, en 2001. Ignoramos si dejó de hablarle a David Trueba, autor de la adaptación al cine, con una magnífica Ariadna Gil (y María Botto) en el papel que la novela hacía un hombre. Soldados de Salamina es parte de las sensaciones de todo lector atento a la novela española. Un aldabonazo fue.

Finalmente Cercas ha devenido en un escritor-intelectual que opina de los debates del momento y que se inmiscuye. Miembro de la Real Academia de la Lengua, ocupa el sillón R que dejó vacante Javier Marías. Cercas es menos protestón que Marías, más sosegado quizás. "Soy un catalán que no ha sabido dejar de ser extremeño", dijo una vez. Enfadar a los nacionalistas es un deporte saludable. Veremos si con su nuevo libro contenta o enfada a los católicos y creyentes. Lo importante es que contente a los lectores. Este bendito loco.