Opinión | PENSAMIENTO PERIFÉRICO
El débil liderazgo de Pedro Sánchez
Su gobierno es minoritario, no cuenta con la presencia de Podemos, uno de los partidos que había formado parte de la anterior coalición, y al igual que para su investidura, necesita de todos los partidos del arco parlamentario

El débil liderazgo de Pedro Sánchez / José Luis Roca
Tras las elecciones de julio de 2023 Pedro Sánchez logró ser nuevamente investido presidente del Gobierno gracias a la amnistía, una medida a la que hasta ese momento se había opuesto con contundencia y que se convirtió en la condición sine qua non para el sí de ERC y Junts per Catalunya. Desde entonces, sin embargo, y a pesar de haber revalidado la presidencia habiendo perdido las elecciones, su posición es extremadamente endeble. Su gobierno es minoritario, no cuenta con la presencia de Podemos, uno de los partidos que había formado parte de la anterior coalición, y al igual que para su investidura, necesita de todos los partidos del arco parlamentario, a excepción del PP, que es el primer partido, y de Vox, para hacer prosperar cualquier iniciativa. Y como que aparte de la amnistía -que no se ha podido aplicar íntegramente a todos los posibles beneficiarios por la negativa del Tribunal Supremo a incorporar la malversación,- también ha tenido dificultades para materializar el resto de compromisos asumidos con los partidos independentistas, como el uso del catalán en Europa o el traspaso integral de los trenes de Cercanías, a pesar de la creación de una empresa mixta, le está costando mucho conseguir mayorías en el Parlamento. De hecho, ha perdido cerca de un centenar de votaciones incluyendo decretos-ley y otras iniciativas legislativas, y solo ha logrado aprobar 14 de las 51 leyes que ha presentado. Y lo más grave es que incluso ha renunciado a presentar un proyecto de presupuestos, tal y como preceptivamente establece la Constitución, a pesar de que el presidente sostenga que eso es algo interpretable.
Pero es que ahora, además, a la fragilidad parlamentaria, hay que añadir la fragilidad en el seno de la coalición gubernamental por las discrepancias en torno a cuestiones relativas a la defensa, y que esta semana, han estado cerca de provocar la salida del gobierno de Izquierda Unida. La razón ha sido un contrato por valor de casi siete millones de euros para proveer de munición a la Guardia Civil suscrito con una empresa israelí, Guardia LTD, por parte del Ministerio del Interior liderado por Fernando Grande -Marlaska. La amenaza de Izquierda Unida junto a las presiones de Sumar, contrarios a cualquier acuerdo con Israel, han dado lugar a una rescisión unilateral del contrato acordada por Sánchez y Yolanda Díaz, una decisión que tiene graves implicaciones, más allá de la desautorización del ministro y de una eventual falta de munición para el entrenamiento y las operaciones del Cuerpo. Por un lado es una decisión susceptible de tener un impacto financiero ya que puede dar lugar a reclamaciones, aunque el Gobierno diga lo contrario, y que podría generar un incremento de los costes derivados de la necesidad de un nuevo proveedor con carácter de urgencia, si es que las balas de otro proveedor sirven. Y por otro es una decisión que cuestiona la seguridad jurídica en España al rescindirse un contrato legal de manera arbitraria únicamente por equilibrios de poder en la coalición gobernante, una arbitrariedad que podría ser considerada en prevaricación y de la que se podrían derivar responsabilidades patrimoniales por parte del decisor. Pero sobretodo es una decisión que demuestra la debilidad y la falta de liderazgo interno del presidente del Gobierno, incapaz de defender ante sus socios la decisión de uno de sus ministros más longevos. Y más teniendo en cuenta que siguen vigentes numerosos contratos con esa empresa.
Desde luego Pedro Sánchez ha demostrado una gran capacidad de resistencia al lograr mantenerse en el poder en situaciones muy adversas ya que nunca ha tenido un gobierno mayoritario, perdió las elecciones de 2023 y está bajo sospecha como consecuencia de los casos de presunta corrupción por los que está siendo investigado su entorno político y familiar más cercano. Pero esa resiliencia no ha de ser confundida con fortaleza, solo resiste porque no hay una mayoría alternativa capaz de derrocarlo, no porque tenga apoyos políticos inquebrantables. Y le resultará muy difícil tenerlos mientras su proyecto y sus convicciones sean tan volátiles y cuando mantenerse en el poder a toda costa sea la única constante.
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