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La seguridad europea

No puede ser sostenible que el PP y el PSOE voten juntos en Bruselas y sean enemigos irreconciliables en España

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, conversa con la ministra de Defensa, Margarita Robles, en el Congreso.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, conversa con la ministra de Defensa, Margarita Robles, en el Congreso. / José Luis Roca

Pleno en el Congreso para discutir el cuantioso aumento del gasto militar (800.000 millones) que propone la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. El fondo de la cuestión es que tras invadir Ucrania en 2022, y tras tres años de guerra, Putin no admite ni un alto el fuego sin garantías de que podrá 'tutelar' el futuro de un país soberano. Su expansionismo es una amenaza y por eso Suecia y Noruega, que no lo hicieron ante Stalin, se han apresurado a entrar en la OTAN. Pero lo más relevante es que Trump ha roto con la tradicional política americana de alianza con los países europeos y negocia directamente con Putin. Hasta ahora, Europa estaba protegida por la OTAN. Ahora Trump lo pone en entredicho y Europa tendrá que pagar su seguridad.

La UE sabe que este engorroso aumento del gasto en seguridad es inevitable. Lituania ya está en el 5% del PIB y Suecia quiere subirlo al 3,5%. ¿España? Madrid está más lejos de Moscú que Varsovia o Berlín, pero estamos en el mundo a través de la UE. Y Alemania ya ha cambiado en pocos días su Constitución para poder aumentar su gasto (en tanques y en infraestructuras) anulando su “sagrado freno fiscal”.

No está claro cómo afrontará Europa este cuantioso incremento del gasto militar, que puede implicar otro paso decidido hacia una mayor unidad. Pero seguro que, como mínimo, España deberá llegar con rapidez al 2% del PIB, el único compromiso que ha explicitado Sánchez. El PSOE y el PP lo saben pues lo respaldan en Bruselas, pero choca con la tradicional alineación de la política española. Sánchez quiere hacerlo 'sin dolor', porque no podrá aprobar ningún presupuesto, ni el de este año ni el de 2026. Ayer quedó claro en el discurso de Sumar -y más en el de Ione Belarra- que sus aliados no les votarán con el aumento del gasto en defensa. Ha rebrotado el viejo grito “OTAN no” -y la idea de que el gasto militar es reaccionario- de parte de la izquierda española. El propio Felipe González lo avaló en 1981 para ganar las elecciones del 82. Y se suman los intelectuales que lo saben todo. Aunque, ojo, ayer Rufián dijo que había que “interpelar” el “no a la guerra” porque “el mundo es como es y no como nos gustaría que fuera”.

Sánchez querrá aumentar el gasto en seguridad sin romper sus alianzas. Quiere acabar la legislatura y, con una economía que crece, afrontar las legislativas de 2027. Pero decir que la estabilidad vale más que los presupuestos -y por más de un año- es una aberración. Europa aprobará olvidar el máximo de déficit del 3% por el gasto en defensa, pero los presupuestos anuales -y su examen por la Comisión- son parte esencial de las normas comunitarias. Sánchez pareció ayer disfrutar -golpeando a Feijóo, Abascal, e incluso a Ione Belarra- pero, ¿hasta cuándo podrá ignorar la ley de la gravedad? Hoy en Europa es difícil que coexistan en un gobierno los que piensan que es malo que Trump se desentienda de la OTAN y los que creen que la OTAN es la madre de todos los males.

Feijóo, desde su llegada a Madrid, quiere matar (políticamente) a Sánchez, y ahora cree que lo tiene a tiro por la incompatibilidad entre lo que dice en Bruselas y Sumar, que le impedirá aprobar presupuestos. Su cruz es que ha hecho de Vox su único aliado. Ya antes de su fallida investidura y ahora con el aval al pacto Mazón-Vox. Y las encuestas dicen que necesitará a Vox para tener mayoría después de unas elecciones.

Claro, Feijóo debe soñar otra cosa. Pero la realidad es que -ayer volvió a quedar claro- Abascal, que en Europa se ha separado de Meloni para irse con Orbán, no quiere una política europeísta. Dijo que Feijóo y Sánchez tienen una única jefa que es la presidenta de la Comisión, que el democristiano Merz se ha demostrado un traidor, y que Bruselas es la causa de la terrible inmigración-islamización, el gran peligro de la Europa actual. Por eso “en España hay más mezquitas que en Kuwait”. ¿Alguien cree que el futuro de España pasa por un gobierno apoyado por Vox?

No sé cómo, pero Sánchez y Feijóo tendrán que replantearse sus esquemas. Si España es Europa no puede ser que populares y socialistas sean aliados en Bruselas y enemigos incompatibles en Madrid. Cuanto más tarden en asumirlo, peor. Aunque sea doloroso para parte de su militancia.