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Un Congreso hostil a Sánchez

La pinza del PP con Junts y el desafío de Sumar evidencia la soledad del PSOE en un jueves negro en la cámara baja

Los diputados del PP protestan este jueves en el Congreso de los Diputados.

Los diputados del PP protestan este jueves en el Congreso de los Diputados. / Mariscal / EFE

En los 15 meses que llevamos de legislatura, la debilidad parlamentaria del Gobierno ha quedado patente en muchos plenos en las Cortes. De hecho, el Ejecutivo ha perdido en este periodo un centenar de votaciones. Pero nunca como ayer se visualizó con toda su crudeza la soledad del presidente Pedro Sánchez, abandonado por sus socios a derecha e izquierda del Hemiciclo, incluido Sumar, que forma parte del Consejo de Ministros. La legislatura no peligra para el PSOE por falta de una alternativa clara, pero el riesgo de parálisis es elevado en un momento especialmente convulso en el ámbito internacional.

Uno de los episodios más significativos de la soledad parlamentaria del Gobierno fue su maniobra para evitar una derrota aún mayor: el PSOE, consciente de que no contaba con los votos necesarios, vetó un dictamen del Senado que incluía una enmienda del PP para rebajar el IVA a los alimentos básicos. Esta decisión impidió su votación en el cámara baja y encendió a los diputados populares, que protestaron airadamente por lo que calificaron de "golpe a la democracia parlamentaria".

Además, mientras Sánchez defendía en Bruselas un aumento del gasto militar, en el Congreso sus socios de coalición, liderados por Yolanda Díaz, votaban a favor de salir de la OTAN y en contra del rearme impulsado por la Unión Europea ante la nueva coyuntura internacional. Una fractura interna que debilita la imagen del Gobierno ante sus socios europeos.

A todo ello se sumó la pinza protagonizada por PP y Junts para tumbar la creación de la Agencia Pública de Salud o para sacar al lobo del listado de especies protegidas, en este caso con el respaldo también de otro socio del Gobierno, el PNV.

El problema de fondo que refleja lo sucedido este jueves es estructural: el Gobierno ha carecido desde la investidura de una mayoría sólida y depende de alianzas volátiles, siempre al albur de la competencia entre Junts y ERC o de las disputas de sus socios de izquierda para no perder terreno electoral. El resultado es que llevar cualquier iniciativa al Congreso se convierte en una prueba de supervivencia, razón por la cual el Gobierno intentará eludir a las Cortes para incrementar el gasto en defensa que exige Europa.

En el Congreso Federal del PSOE del pasado 7 de septiembre, Sánchez aseguró: "Vamos a avanzar con determinación en nuestra agenda de progreso, con o sin el concurso del poder legislativo". Con unas Cortes tan hostiles al Gobierno, se entiende mucho mejor la polémica frase del presidente.