Opinión | LA 'NEWSLETTER' DEL DIRECTOR

Situación insostenible

Ni protocolos ni ánimo de preservar información sensible, el fiscal general borró su móvil al conocer su imputación por la filtración contra el novio de Ayuso

El fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz.

El fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz. / José Luis Roca

El fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, había sostenido hasta ahora que el borrado de sus whatsapps se había producido siguiendo las indicaciones de los protocolos de seguridad de la institución que dirige. Era una justificación endeble, porque los protocolos en cuestión no aparecen por ningún lado y no se habían aplicado, que se sepa, con fiscales generales anteriores, pero podía tener cierta lógica.

Tanto en público como en privado, García Ortiz ha defendido que su teléfono móvil aloja material sensible y ya conocemos cómo se custodia en España ese tipo de información: no hay dato confidencial en manos de la Justicia o de los cuerpos de seguridad que no acabe publicado.

De hecho, el entorno del fiscal general ha explicado en estos meses que en su móvil podía haber información sobre investigaciones a agentes de la Guardia Civil y que poner ese contenido en manos de una unidad de ese cuerpo como es la UCO era un riesgo importante para el devenir de las pesquisas. También, que podía contener información sensible sobre operaciones internacionales contra el terrorismo o el narcotráfico y comunicaciones con homólogos de todo el mundo que podían poner en peligro investigaciones de calado si trascendían.

De ahí, la necesidad de aplicar ese protocolo de seguridad y resetear de forma periódica su teléfono móvil. Pero miren por donde que desde este lunes ya sabemos que todos esos argumentos no dejan de ser una excusa para justificar un borrado que sólo tiene una explicación lógica si se quiere esconder algo.

García Ortiz limpió su móvil el 16 de octubre, el mismo día que conoció su imputación por la presunta revelación de secretos contra el novio de Díaz Ayuso. Ni protocolo de seguridad ni ánimo de preservar comunicaciones sensibles… El cambio posterior del terminal y el cierre de la cuenta personal de correo irían en la misma línea de intentar evitar que se conozcan las comunicaciones que tuvo la noche de la presunta filtración. Con todos estos datos encima de la mesa, la situación de García Ortiz al frente de la Fiscalía General del Estado se hace cada día más insostenible.