Opinión | PENSAMIENTO PERIFÉRICO

Comprometerte a lo que no depende de ti

Si ni la aplicación de la amnistía ni el reconocimiento del catalán en la UE dependía ni del PSOE ni del gobierno resulta de una enorme irresponsabilidad comprometerse a ello

Puigdemont anuncia la ruptura de las negociaciones con el PSOE: "Estamos en un punto final"

Atlas News

La decisión de la Mesa del Congreso de los Diputados de posponer la decisión acerca de si consiente o no la tramitación de la proposición de ley de Junts per Catalunya instando al Presidente del Gobierno a someterse a una cuestión de confianza ha permitido a Pedro Sánchez salvar la pelota de partido y conjurar la amenaza vertida por ese partido de romper la legislatura. Asimismo la decisión ha permitido a Junts rebajar el tono porque al tiempo que ha anunciado la suspensión de las negociaciones sectoriales ha exigido una reunión urgente en Suiza para verificar el grado de cumplimiento del pacto de investidura del que hace un balance muy negativo, de ahí la negativa a seguir negociando con el gobierno. Y razón no le falta. La ley de Amnistía no se ha podido aplicar íntegramente, algo que afecta directamente a Carles Puigdemont, por la interpretación que ha hecho el Tribunal Supremo en relación a la malversación. Y tampoco se han producido avances en la oficialidad del catalán en las instituciones europeas, aunque no puede decirse que el PSOE no haya puesto mucho empeño en ello, de hecho, esta misma semana, en la conferencia de Embajadores, el ministro de exteriores, José Manuel Albares, ha apremiado a los diplomáticos españoles a trabajar por defender la pluralidad lingüística en Europa con el objetivo de lograr el reconocimiento de las lenguas oficiales en la Unión Europea. Pero de momento nada de nada. Ni amnistía integral y extensa ni catalán en Europa.

Y si esto es así es porque el cumplimiento de los dos compromisos fundamentales que asumió el PSOE para granjearse el apoyo de Junts no dependía exclusivamente de él. La aplicación de la amnistía estaba en manos de los jueces, muchos de ellos, además, dolidos por la sorprendente asunción por parte de un partido de gobierno de que en España hay lawfare, una tesis largamente defendida por el independentismo y rechazada hasta entonces por el PSOE, y cuya aceptación suscitó las críticas de buena parte de los estamentos y organizaciones judiciales, algo que no hacía presagiar nada bueno. Y el reconocimiento del catalán en la UE -junto con las otras lenguas co-oficiales- depende del acuerdo unánime de los 27 miembros de la UE, un requisito que teniendo en cuenta la pluralidad lingüística en el seno de la unión y las demandas que podrían desencadenar el trato diferenciado a las lenguas españolas podría comportar, se antoja harto complicado. Por ello, si ni una cosa ni otra no dependía ni del PSOE ni del gobierno resulta de una enorme irresponsabilidad comprometerse a ello por no decir directamente que es toda una deslealtad.

El hecho, sin embargo, de que no haya una mayoría alternativa -es altamente improbable una moción de censura a Pedro Sánchez que cuente con el apoyo simultáneo de PP, Vox y Junts por mucho que el PP se muestre predispuesto a presentarla y que Vox se avenga a apoyarla siempre que no implique contrapartidas para los independentistas- hace que el PSOE se sienta seguro a pesar de sus incumplimientos. Incluso si se producen incumplimientos como la transferencia de las competencias de inmigración que es algo sí dependen de él. Aún así, el Presidente del Gobierno no renuncia a aprobar los presupuestos ni a la interlocución con Junts, aunque le resulte muy difícil restablecer la confianza, si es que alguna vez la ha hubo. No hay que olvidar que Junts quería cobrar por adelantado y ni siquiera va a cobrar en diferido. Por ello, es posible que llegados a este punto Sánchez se decida a sacar uno de los último de los conejos que le quedan en la chistera, con permiso del referéndum, como es una reunión con Puigdemont en Bélgica. Este encuentro serviría para materializar lo que el propio Puigdemont ha denominado la amnistía política, algo que le permitiría recuperar su estatus así el protagonismo que reclama y que podría ser puede la excusa que le permitiese aprobar las cuentas. Y eso solo depende de Sánchez.