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Martín Caparrós: confesión ante la muerte

Martín Caparrós, diagnosticado de ELA, se confiesa en sus memorias 'Antes que nada', un testamento literario audaz y valiente

Martín Caparrós

Martín Caparrós / Redacción

"Hay cuatro mil pacientes de ELA esperando que el Gobierno desbloquee las ayudas aprobadas en este Congreso". Se lo reprochó Alberto Núñez Feijóo a Pedro Sánchez en la última sesión de control parlamentario antes de Navidad. Lo dijo así, sin más, encabezando un breve listado de causas pendientes que prologaban otra finalidad: denunciar la corrupción. Una hora después Begoña Gómez comparecía ante el juez, acusada de dos nuevos delitos.

Se completaba así lo que el mismo líder popular había calificado de "semana fantástica del Gobierno". Ya habían declarado Victor de Aldama y Koldo García tras la comparecencia judicial del exministro Ábalos para quien el Supremo pide el suplicatorio y él replica haber sido investigado ilegalmente. Quedaba pendiente la cita a la asesora de Moncloa de la esposa del presidente para cumplir con la adaptación del lema deportivo de los últimos años: del no hay día sin futbol a tampoco sin cita instrumentalizada en los juzgados.

Y así el año político acabó como empezó. Cruzándose los caminos de los poderes del Estado hasta converger en una tóxica interferencia en la que las togas dirimen lo que nuestros representantes son incapaces de acordar. En otras palabras, la constante judicialización de la política que expone una preocupante politización de la justicia. Y para quienes lo nieguen, anoten la orden de la Audiencia de Barcelona al juez Aguirre de archivar definitivamente la investigación por la trama rusa del 'procés' por ¡fraude de ley!

Pero ¿y aquellos cuatro mil pacientes de ELA? ¿Dónde quedó el supuesto interés de sus señorías tras haberles mareado hasta la extenuación en aquella misma sede? ¿Dónde estaba la búsqueda del bien común reivindicada por el Rey en Nochebuena? Fue en febrero cuando algunos afectados hablaron allí de la urgencia de disponer de atención especializada 24 horas dependientes como son. Fue entonces cuando Juan Carlos Unzué les reprochó públicamente y en su casa, que solo estuvieran presentes 5 de los 350 ocupantes de escaños. Les pidió voluntad y empatía para tramitar la ley que tendría que esperar hasta el 23 de octubre para tener luz verde definitiva. Ocho meses de impaciencia para una esperanza de vida que se reduce cada hora. Lo sabe Martín Caparrós (Buenos Aires, Argentina, 20 de mayo de 1.957).

Coincidiendo con ese tiempo de espera legislativa el periodista y escritor se plantó ante el espejo para hablarse. Le habían diagnosticado ELA pero no quiso hacerlo público para no dar lástima, afirma. Pruebas incesantes y vaivenes en el diagnóstico de una dolencia que apenas notaba le hicieron tener esperanza hasta que le dijeron que se iba a morir. "Es tonto. No debería necesitar que me lo digan. Pero una cosa es saber que te vas a morir alguna vez… y otra, muy otra, que te digan que hay un plazo y ni siquiera es largo".

Así empieza 'Antes que nada'. Las memorias de quien consideraba pretencioso el género literario. Anotaciones y recuerdos que le han obligado a sincerarse. A preguntarse quién había sido y dejar transparente y vital constancia en un testamento literario audaz y valiente. Como lo fue su vida. La que tampoco merece ser utilizada como burda instrumentalización parlamentaria.