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Sánchez, candidato para todo

La estrategia del presidente de enviar ministros a los territorios hace converger el rearme regional del PSOE con su propia supervivencia en Moncloa

Pedro Sánchez, este miércoles en la presentación de los actos por los 50 años del fallecimiento de Franco.

Pedro Sánchez, este miércoles en la presentación de los actos por los 50 años del fallecimiento de Franco. / Juanjo Martín / EFE

Hay presidentes que obligan a sus ministros o a sus consejeros a renunciar al acta de diputado para que se dediquen de forma exclusiva a su cometido. Y los hay, como Pedro Sánchez, que no ven opciones para renovar territorialmente el partido más allá de su núcleo de confianza. Hasta cinco ministros compaginarán un puesto en el Gobierno con el encargo del presidente de relanzar el PSOE en sus respectivos lugares de origen.

La primera lectura de esta decisión es la debilidad territorial del PSOE, sin capacidad para encontrar en las federaciones regionales perfiles adecuados para afrontar las elecciones autonómicas con garantías, más allá del alcalde de Soria, Carlos Martínez, en Castilla y León. Y la segunda, que Sánchez se convierte de facto en candidato a todo, ya que los nuevos líderes territoriales son de su absoluta confianza y queda laminada cualquier posibilidad, por mínima que fuera, de contestación interna. Sólo sobrevive Page en Castilla-La Mancha, blindado por su victoria electoral.

Aunque los afectados lo nieguen, es lícito plantear si este desdoblamiento de una parte importante del gabinete de Sánchez, que serán ministros a tiempo parcial porque tendrán que hacer campaña en sus territorios, no debilitará la acción del Gobierno, especialmente tras la descapitalización sufrida por la marcha de Teresa Ribera a la Comisión Europea y Nadia Calviño al BEI. Eso sin contar los agravios comparativos que pueden despertar en algunas comunidades, como cuando la titular de Hacienda, María José Montero, tenga que negociar la financiación autonómica.

La estrategia de Sánchez hace converger el rearme territorial del PSOE con su propia supervivencia en Moncloa y da argumentos a los que creen que el líder socialista está pensando en un superdomingo electoral en 2027, aunque para ello todavía le queda por surcar un océano de dificultades judiciales y políticas, con la primera meta volante de los Presupuestos pendiente del humor de Puigdemont.