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Musk impone su ley

Ni el "periodismo ciudadano" era periodismo ni acabar con los verificadores de datos de las redes es "abrazar la libertad de expresión"

Elon Musk y Mark Zuckerberg

Elon Musk y Mark Zuckerberg / EFE

Que Elon Musk vaya a tener un papel predominante en la nueva Administración Trump y pretenda convertirse en un actor internacional de primer orden ha encendido las luces de alarma en Europa y así lo han verbalizado en las últimas horas los líderes de Gran Bretaña, Alemania, Noruega o Francia. “¿Quién hubiera imaginado hace 10 años que el propietario de una de las redes sociales más grandes del mundo iba a apoyar un nuevo movimiento internacional reaccionario e intervendría directamente en unas elecciones como las alemanas?”, se ha preguntado el presidente Macron.

Musk no sólo fue decisivo en las elecciones americanas que auparon a Trump de nuevo al poder, sino que ya ha anunciado una importante aportación económica para apoyar al partido ultraderechista de Nigel Farage en los comicios británicos y está utilizando su red X para defender los postulados de Alternativa por Alemania.

“Sólo la AFD puede salvar a Alemania”, tuiteó. Pero Musk no da puntada sin hilo y, por ejemplo, también retuiteó una información que hacía referencia a que “el 91% de los condenados por violación en Cataluña son extranjeros”. El porcentaje es cierto, son 22 de 24 en las cárceles catalanas, aunque este último dato no lo destacaba Musk.

Luchar contra los bulos y la desinformación es, también, poner los datos en su verdadero contexto y no obviar aquellas cifras que pueden hacer tambalear nuestro argumento. Por eso es importante la labor que los denominados "verificadores de datos” realizan en plataformas como Facebook, Instagram y WhatsApp, las redes sociales del imperio Meta, y supone un riesgo el anuncio de su desaparición, realizado este martes por Mark Zuckerberg, que se suma a la política de Musk en X, donde los ha sustituido por “notas comunitarias”.

Así, la labor de comprobación de lo que se publica en estas redes que hasta ahora desarrollaban expertos y organizaciones independientes la realizarán los propios usuarios. Zuckerberg limita por ahora su decisión a los EEUU y lo argumenta con el deseo de "abrazar la libertad de expresión", pero es difícil no ver paralelismos con aquel “periodismo ciudadano” por el que abogaba la izquierda populista con el objetivo de socavar la imagen de los profesionales de la información.

Las señales que nos llegan en estos primeros días del año son preocupantes. Ni el "periodismo ciudadano" era periodismo ni las redes sociales, más fácilmente manipulables con fines políticos, pueden sustituir a los medios de comunicación si, como sostiene Zuckerberg, se quiere "abrazar la libertad de expresión”. Y en esta batalla todos tenemos nuestra cuota de responsabilidad.