Opinión | LA PALABRA DE LOS NÚMEROS

Mejor no usar el PIB

El Gobierno es como un director de orquesta al que los medios comunicación, las empresas y los consumidores miramos y la partitura será de nuevo poco realista y tomaremos decisiones erróneas

El PIB de la eurozona se desacelera hasta el 0,2 % en el segundo trimestre

El PIB de la eurozona se desacelera hasta el 0,2 % en el segundo trimestre

La contabilidad nacional se desarrolló tras Bretton Woods en 1945 y ayudó a tener estadísticas homogéneas por países para poder hacer análisis comparado y ha contribuido significativamente al desarrollo económico global desde entonces, el mayor de la historia de la humanidad desde el neolítico. Otro uso ha sido el análisis de la coyuntura y la evolución cíclica, determinante para anticipar la tendencia y tomar decisiones, especialmente de política económica por los gobiernos y de inversión y creación de empleo en las empresas.

El desarrollo tecnológico y la revolución de los datos nos ha permitido tener indicadores mucho más fiables de coyuntura para tomar decisiones. Esto sucede en todos los países pero en España especialmente. En 2007 las ventas de viviendas se frenaron en seco y en febrero de 2008 comenzó la destrucción de empleo según los datos de afiliación a la Seguridad Social. El Instituto Nacional de Estadística tardó varios trimestres en reflejar ambos fenómenos, principalmente por errores en la medición de la inversión en vivienda y por el diseño de planchado estadístico que aplica a los datos trimestrales. Lo mismo ha sucedido en la pandemia y especialmente en la recuperación posterior que según el INE no existió en 2021 y ahora, tras revisar sus datos, nos dice que fue muy intensa.

En 2008, el Gobierno, basándose en los datos oficiales de PIB tardó en reconocer la gravedad de la crisis y perdió unos meses preciosos para tomar decisiones y adaptarse al tsunami que estábamos inmersos y muchas empresas se podrían haber salvado de la quiebra, dejando a todos sus trabajadores en el desempleo, si hubieran tomado la decisión de parar sus inversiones y proteger su liquidez antes.

El pasado mes de mayo el presidente Pedro Sánchez dijo que la economía española iba como un cohete. Ese mes se crearon 62.000 empleos, según la Seguridad Social, una cifra inusualmente alta que alentaba al optimismo. El problema es que el futuro no se puede adelantar, ni los economistas, ni los presidentes de gobierno, y en junio el empleo se frenó en seco a 31.000 empleos y en julio se crearon tan solo 1.300 empleos, el peor dato desde 2021. En septiembre se cierra el trimestre con 22.000 empleos creados, un buen dato viendo el frenazo del comercio mundial y europeo, pero el cohete está aterrizando rápidamente y con riesgo de accidente en cualquier momento.

El problema es que el INE ni reflejó el repunte inusual de creación de empleo entre enero y mayo ni seguramente reflejará el frenazo en seco de este verano en su dato de PIB del tercer trimestre. Manuel de la Rocha y Carlos Cuerpo, asesor del Presidente en Moncloa y Ministro de economía respectivamente, deberían saber esto que yo estoy explicando, decirle al Presidente que sea más prudente en sus discursos y adaptar la política económica a la nueva realidad. Pero el Presidente le sigue diciendo a los españoles que vamos como un cohete y a los que contamos los datos que publica su ministra de Seguridad Social nos llaman agoreros.

El Gobierno es como un director de orquesta al que los medios comunicación, las empresas y los consumidores miramos y la partitura será de nuevo poco realista y tomaremos decisiones erróneas, con los enormes riesgos que eso supone. ¿Hasta cuándo seguirá la sociedad española usando un indicador tan poco fiable como el PIB como reflejo de la coyuntura? Veremos.