Opinión | LA PALABRA DE LOS NÚMEROS

Presupuestos y crisis ferroviaria

El ministro de Transportes provocó una crisis política afirmando que los trenes en España funcionan mejor que nunca para inmediatamente reconocer en el Congreso que el problema es la infrainversión de la última década y destituir al responsable de Adif por el caos en la gestión de la red

El ministro de Transportes y Movilidad Sostenible, Óscar Puente, comparece en la Comisión de Transportes y Movilidad Sostenible del Congreso de los Diputados

El ministro de Transportes y Movilidad Sostenible, Óscar Puente, comparece en la Comisión de Transportes y Movilidad Sostenible del Congreso de los Diputados / JESÚS HELLÍN / EUROPA PRESS

Por mi trabajo soy un usuario frecuente del ferrocarril y del cercanías en Madrid. Vivo muy próximo al aeropuerto de Barajas pero siempre he preferido viajar en tren por ser más seguro para llegar puntual a mis reuniones y uso el cercanías para llegar a Atocha, sobre todo a primera hora. Tras la pandemia esa confianza ha desaparecido y es más fiable ir en avión que en tren y también fallan los cercanías de Madrid.

El ministro de Transportes provocó una crisis política afirmando que los trenes en España funcionan mejor que nunca para inmediatamente reconocer en el Congreso que el problema es la infrainversión de la última década y destituir al responsable de Adif por el caos en la gestión de la red, especialmente en la estación de Chamartín en Madrid que es infierno para los usuarios.

Según el INE la inversión en material de transporte en contabilidad nacional en 2022 fue de las más bajas de los últimos 30 años. Cuando Pedro Sánchez llegó a la Moncloa en 2018 la inversión en material de transporte era un 10% inferior a la de 2007, ahora es un 30% inferior a la que se encontró. En la Eurozona la inversión en material de transporte es un 10% superior a la de 2007 y ha recuperado ya los niveles prepandemia y, aún así Mario Draghi advierte que es necesario aumentar la inversión si queremos recuperar la competitividad perdida contra China y EEUU. En España todo es infinitamente peor de lo que Draghi denuncia para la media.

La recaudación de impuestos es hoy 5 puntos de PIB superior a la de 2017, por lo que no hay excusas para no haber aumentado la inversión por falta de recursos. Y en este escenario dantesco, el Gobierno ha sido incapaz de aprobar unos presupuestos para 2024 y un objetivo de déficit para 2025, condición necesaria para aprobar los presupuestos.

La deuda pública que van a heredar nuestros hijos es hoy 70 puntos de PIB superior a la de 2007 y la causa es que nos gastamos sistemáticamente cada año un 3% del PIB más de lo que ingresamos y nuestro crecimiento por habitante es inferior al de Alemania desde 2007, un país que reconoce que está en crisis. La principal causa del caos ferroviario actual es que llevamos 15 años destinando recursos de inversión a gasto corriente, principalmente en pensiones.

La deuda de la Seguridad Social en 2017 estaba estable desde 2007, pero tras la reforma de Escrivá se ha multiplicado casi seis veces. El déficit de caja del sistema de pensiones cada año se aproxima a unos 40.000 millones y explica buena parte del déficit estructural y del aumento de la deuda pública. Esa reforma incumple los compromisos del Gobierno con Bruselas para conseguir los fondos del Next Generation. El año próximo la nueva Comisión recién nombrada exigirá al Gobierno una nueva reforma que garantice la sostenibilidad del sistema y el artífice de ese dispendio lo analizará como Gobernador del Banco de España cobrando un pastizal de nuestros impuestos y con un contrato blindado hasta 2030.

Si nada cambia, todo es susceptible de empeorar en el transporte ferroviario y en el resto de infraestructuras de nuestra querida España.