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La llave de Cataluña

Doce años después del portazo de Rajoy a Mas, Sánchez abre la puerta del 'concierto económico' para Cataluña

Mariano Rajoy y Artur Mas, en Moncloa el 20 de septiembre de 2012

Mariano Rajoy y Artur Mas, en Moncloa el 20 de septiembre de 2012 / EFE/ Ballesteros

El 20 de septiembre de 2012, el entonces presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, dio un portazo a su homólogo en la Generalitat, Artur Mas, que se desplazó hasta Moncloa para reclamar el pacto fiscal para Cataluña. Doce años, un 'procés' independentista y dos investiduras después, la de Pedro Sánchez hace un año y la de Salvador Illa la semana que viene, el actual presidente del Gobierno abre la puerta del 'concierto económico catalán', con la apostilla de "solidario", a petición de ERC. 

"A estas horas de la noche, el atronador silencio ante el grave atentado a la igualdad anunciado por ERC me tiene perplejo. O es un asentimiento intolerable, o un sentimiento de estupefacción como la que tenemos la inmensa mayoría de los españoles", lanzaba casi de madrugada en X el castellano-manchego Emiliano García-Page, y la sospecha de que el anuncio realizado horas antes por la portavoz de ERC, Raquel Sans, no era un farol crecía en el PSOE. La convocatoria para este martes de una Ejecutiva urgente en Ferraz abona el hecho de que, por una vez, los independentistas catalanes no juegan con las palabras: Sánchez ha decidido abrir a Cataluña la puerta que Rajoy cerró hace 12 años a cambio de que Illa sea 'president' y de jubilar a Carles Puigdemont. Se podrá decir que con este pacto se cierra el ‘procés’. Cierto. Los independentistas habrán conseguido finalmente su principal objetivo.

La clave del acuerdo, si el PSOE no lo desmiente a lo largo de este martes, es que Cataluña sale del régimen común de financiación de todas las comunidades, la LOFCA, como ya lo están País Vasco y Navarra, aunque en su caso queda recogido en la Constitución. Cataluña recaudará, liquidará e inspeccionará todos los impuestos (desde el IRPF al IVA pasando por Sociedades o los especiales) y posteriormente abonará al Estado una cantidad por los servicios e inversiones que haga en la comunidad, como sucede ahora con el denominado ‘cupo vasco’. A esta cantidad habrá que sumar un plus en concepto de "solidaridad" con el resto de territorios. Es exactamente lo contrario de lo que la vicepresidenta primera, María Jesús Montero, dijo que no se iba a hacer en la última reunión del Consejo de Política Fiscal y Financiera. "Yo no comparto el concierto económico en Cataluña". Y lo opuesto a lo mantenido hasta ayer mismo por la también ministra de Hacienda: que el acuerdo con Cataluña sería extensible al conjunto de las CCAA.

Habrá que escuchar con atención las explicaciones de este martes tras la Ejecutiva del PSOE en Ferraz y el Consejo de Ministros en Moncloa, así como escudriñar la letra pequeña del pacto, porque el acuerdo tendrá que ser desarrollado por un 'president' socialista, Salvador Illa, y además la modificación de la LOFCA necesitará de una mayoría en el Congreso que el Gobierno ya hemos visto que no tiene asegurada. "ERC le da la llave de la caja a Illa", se decía este lunes por la noche irónicamente en Barcelona. Veremos.

Lo cierto es que las aristas de un acuerdo que, este sí, parece histórico, van más allá de la solidaridad entre los diversos territorios, que queda muy tocada, porque también coloca en una encrucijada a los socios de Sánchez y al fugado Carles Puigdemont: ¿rechazará Junts un pacto muy similar al que Mas defendió hace una década? ¿Apoyará Podemos un acuerdo que pone en riesgo la solidaridad interterritorial? ¿Respaldará el BNG un trato que puede perjudicar a los gallegos?