Opinión | EUROPA

Hemos perdido la convergencia

El 'Cercle de Economía de Catalunya' certifica que, de estos 45 años recorridos en democracia, 25 han sido de constante y notoria convergencia con Europa

La ministra de Economía, Nadia Calviño, clausura el Cercle d’Economia.

La ministra de Economía, Nadia Calviño, clausura el Cercle d’Economia. / David Zorrakino

Quizá las sucesivas e inesperadas crisis hayan deteriorado nuestra visión a largo plazo y por ello la mayoría de los análisis de coyuntura apenas se preocupan de lo que sucedió ayer y de lo que nos ocurrirá mañana, sin una perspectiva desde lo alto y por lo tanto sin un rumbo adecuado que nos conduzca por el camino continuo de la prosperidad.

Bien es verdad que en los últimos 15 años hemos sorteado graves contrariedades —la crisis financiera, el procés, la crisis sanitaria— que nos pusieron al borde de la bancarrota y que, con mejor o peor fortuna, fueron resueltas hasta llegar a un día de hoy virtuoso. Pero el hecho de que seamos unos supervivientes no debería llevarnos a ignorar el balance completo de un recorrido que dura ya 45 años desde la Constitución. Y ese saldo no es precisamente favorable, como ha subrayado el Cercle de Economía de Catalunya en su nota de opinión previa a la reunión anual, cuyas conclusiones tienen la solemnidad que corresponde al dictamen de una institución de tanto prestigio.

De forma muy sintética, el Cercle certifica que, de estos 45 años recorridos en democracia, 25 han sido de constante y notoria convergencia con Europa, es decir, de aproximación a los promedios de renta y riqueza comunitarios. Y los otros 20, de inquietante y todavía no resuelta divergencia. Por expresar numéricamente esta situación con datos de Eurostat, la distancia entre el PIB per capita español y el de los países de la zona euro era del orden de un 20% al promulgarse la Constitución y se redujo al 9% en 2007, al borde ya de la primera de las crisis mencionadas. Actualmente, esta distancia es de aproximadamente el 17%. Y el contratiempo es todavía mayor para Cataluña ya que su posición relativa en el conjunto de regiones y nacionalidades españolas ha retrocedido también, con una clara incidencia del Procés en este empobrecimiento adicional.

Estamos al borde de unas elecciones generales, que son siempre una oportunidad de que los principales actores del avance evolutivo, los partidos políticos, perfeccionen en sus programas, ilusionen a los ciudadanos e intenten reconstruir ciertos consensos de primera necesidad"

Estamos al borde de unas elecciones generales, que son siempre una oportunidad de que los principales actores del avance evolutivo, los partidos políticos, perfeccionen en sus programas, ilusionen a los ciudadanos e intenten reconstruir ciertos consensos de primera necesidad sin los cuales es mucho más difícil levantar cabeza, incrementar la productividad y avivar el paso hacia los promedios comunitarios, que son nuestro objetivo indeclinable. De momento, es muy penoso comprobar que en la encarnizada pelea en que se ha convertido la escena política hay poca magnanimidad, escasa grandeza y mucho ruido en las riñas que resumen el inefable juego del poder.