Opinión | EL PARTIDO DE LA IGUALDAD

Crecimiento imparable del fútbol femenino

Se está ganando el partido de la igualdad y los clubes tienen que verlo como una gran inversión de futuro

Las jugadoras del Real Madrid femenino se tapan el parche de la Liga F en la última jornada del campeonato.

Las jugadoras del Real Madrid femenino se tapan el parche de la Liga F en la última jornada del campeonato. / Real Madrid

Este domingo, el fútbol femenino en España subió un escalón más en su ya imparable crecimiento con la segunda Champions obtenida por el FC Barcelona en Eindhoven.

Las escenas de celebración en la plaza de Sant Jaume, tras la rúa paritaria de los campeones de Liga femenino y masculino hace pocos días, son otros hitos más (tras algunos tan significativos como el récord de asistencia en el Camp Nou del 30 de marzo de 2022, con 91.553 espectadores) en una historia de éxito que ni por asomo se limita al estado de gracia de un equipo excepcional ni se limita solo a la Liga española.

En el Reino Unido una final de la FA Cup entre el Manchester United y el Chelsea ha llenado Wembley. En Alemania nos encontramos con las sucesivas finales de Champions del Wolfsburg, en Francia con la potencia del PSG o en Estados Unidos con las victorias de su selección y el fenómeno social del fútbol escolar.

La apuesta de las últimas directivas del Barça por su equipo femenino le ha hecho dar un salto en calidad, en notoriedad y en impacto. Ha sido además el detonante para que otros clubes de la Liga española se replantearan el poco interés que hasta ese momento habían demostrado. Es un éxito del club, de los responsables deportivos de la sección y de las propias jugadoras. Y de la masa social que se ha visto reconocida en este fenómeno.

De las niñas que visten la camiseta de su equipo, que ya piden autógrafos a las jugadoras que tienen como modelo y que reclaman que también tengan álbumes de cromos. Vemos sobre todo que, lo que se está ganando, es un partido en el terreno de la igualdad cuando las chicas llenan los equipos de sus colegios o los clubes de su barrio. Cuando reclaman que la pelota, en los patios de las escuelas, es también para ellas.

El fútbol femenino se acerca ya a algunos deportes (como el tenis o el atletismo) en el que las deportistas llevan años de ventaja en la conquista de un papel protagonista. Ha atraído patrocinadores y ha conseguido un nivel de exposición mediática con el impulso de medios, no todos, que han entendido la significación del fenómeno). Los comentarios despectivos sobre el nivel competitivo o los comentarios misóginos ante cualquier conflicto de vestuario siguen aflorando, aunque afortunadamente empiezan a ser cada vez más marginales.

Con todo, aún se está lejos de poder mirar de tú a tú al fútbol masculino en términos de audiencia televisiva o volumen de negocio. Un ejemplo es el poco interés demostrado por los operadores televisivos por los derechos del próximo Mundial. O las carencias de las condiciones de profesionalización de las jugadoras. Pero en otros aspectos el fútbol femenino puede dar lecciones.

El fútbol femenino se acerca ya a algunos deportes (como el tenis o el atletismo)

En cuanto al comportamiento de las jugadoras, el ambiente de deportividad que se percibe en el césped y en las gradas, el compromiso de las deportistas con diversas causas o la capacidad de atraer a nuevos públicos jóvenes.

Pero cada salto adelante requiere una apuesta que a veces no tiene rendimiento inmediato. Algunos de los clubes pioneros en el fútbol femenino no creyeron realmente en él cuando empezó a dar pasos hacia la profesionalización y desaparecieron del primer nivel. El Barça, con una situación económica complicada, no puede correr el riesgo de perder el tren y considerar como un gasto a recortar, o que no necesita nuevos espacios para crecer, lo que es una grandísima inversión en el futuro.  

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