Opinión | IGUALDAD EN EL DEPORTE

Un estadio más grande para las chicas del Barça femenino

Sí, el fútbol femenino ha llegado para quedarse y sí, la igualdad implica inversiones y apoyo continuo y no solo palabras de cara a la galería

El Barça femenino agradece al público el apoyo tras el partido ante el Real Madrid.

El Barça femenino agradece al público el apoyo tras el partido ante el Real Madrid.

Niñas que esperan el fin de semana con emoción porque irán al campo de fútbol, al estadio, a ver jugar a sus favoritas. Se visten con la camiseta de su equipo, corean los nombres de las jugadoras, sufren y disfrutan con las jugadas, y aunque no son conscientes de ello, ya forman parte de un fenómeno de masas que nace de una ambición: la igualdad. Ellas ya pueden dar patadas al balón y ser reconocidas por ello cuando lo hacen bien. Pueden llenar estadios. Pueden ganar ligas y tener la atención que se merecen. ¿Pueden?

Las futbolistas del Barça femenino ganaron la Liga hace dos semanas, y hoy la celebración será grande en el estadio: conciertos, photocall, castellers...la rúa, se retrasará al lunes para coincidir con el equipo masculino sí gana también este domingo. Esperar a los chicos será más sostenible y económico, pero no puedo evitar preguntarme si ellos habrían esperado el desenlace de la competición femenina para montar su celebración por las calles de la ciudad, si hubiera ido distinto el calendario.

Es un poco la misma sensación agridulce que deja el debate sobre los aforos de los estadios y sus condiciones para acoger equipos y afición. El Barça amplía su estadio para el equipo de Xavi, el club planea mejoras en sus instalaciones, pero el estadio Johan Cruyff, que acoge a las jugadoras, se hizo pequeño en los últimos años y a la hora de proyectar el futuro, lo que se pone sobre la mesa es una gira por estadios que están a cien kilómetros, por aquello de acercar la Champions femenina a Girona con partidos en el Montilivi, o Tarragona. El Barça aún no ha negociado con el Ayuntamiento que el femenino juegue la Champions en Montjuïc. Asumir que un estadio como el que ahora ocupan, con un aforo de 6.000 personas, se queda corto, es reconocer que el éxito superó las expectativas, y ahora es cuando llega el ser o no ser del proyecto, con todo lo que implica en desembolso económico y planes de futuro.

No es una anomalía o excepcionalidad, el triunfo de la escuadra de Alexia Putellas. En el Reino Unido, la buena salud del fútbol femenino bate récords de asistencia sin dejar respiro. La final de mañana de la FA Cup femenina, la Premier League femenina, entre el Chelsea y el Manchester United ha agotado las 90.000 entradas en el Wembley en apenas unos días, y el récord mundial de asistencia a un partido femenino del Barça hace un año, ante el Wolfsburg en el Camp Nou, con 91.648 espectadores, será pronto batido.

El marco mental que hemos construido para permitir la eclosión del fenómeno ha demostrado que con apoyo, como una labor de equipo más, la igualdad es posible, pero para que sea duradera y no una excepcionalidad la apuesta debe seguir viva. El apoyo al deporte y al fútbol femenino debe ser algo más que un compromiso para quedar bien, ha de ser constante y sostenido en el tiempo, porque las jugadoras y la afición han demostrado estar a la altura del desafío.

Las sombras del Mundial

El mundial de este verano es una ocasión de oro para consolidar el proyecto, y las sombras que proyecta la FIFA sobre la pobre implicación de algunos agentes del cambio como son las televisiones, esenciales para la difusión de un evento que se celebra en las Antípodas, son preocupantes.

Da mucha vergüenza ajena que el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, avise de que las televisiones europeas no están por la labor de emitir los partidos que se jugarán a partir de julio porque no se toman en serio los derechos de retransmisión y las ofertas no están a la altura. El importe íntegro del pago de esos derechos estará destinado a financiar el fútbol femenino, no hay excusa. A no ser que algunos de quienes han promovido el fenómeno en realidad no se lo creyeran, o pensaran que era pasajero, y ahora se les hace un problema asumir que sí, que el fútbol femenino ha llegado para quedarse y sí, la igualdad implica inversiones y apoyo continuo.