Opinión | TELEVISIÓN

‘Sálvame’: la Reina de la Mañana fulmina a la Princesa del Pueblo

Belén Esteban y Jorge Javier Vázquez en ’Sálvame’.

Belén Esteban y Jorge Javier Vázquez en ’Sálvame’.

Se acaba Sálvame después de 14 años de explorar los anchos límites de la telebasura. ¿He dicho telebasura? En efecto. Como no soy una teórica de la comunicación ni una analista del mundo contemporáneo, me permito llamar pan al pan. Ahora parece un error de bulto producto del prejuicio calificar de ciénaga del chismorreo misógino este programa dedicado a gritar, criticar, despellejar e inventar cotilleos contra todo bicho viviente, incluidos sus bien pagados colaboradores. 

Con el imperio de la tele por cable que pulverizó el zapping, me parece mentira que una vez colocara Telecinco en el último botón del mando, detrás de las teletiendas y los pornos barateros, para no toparme ni por casualidad con Jorge Javier Vázquez riéndose de personas frikis, tocadas o ignorantes en beneficio del audímetro. Hoy en día este presentador, ganador de un Ondas que destacados periodistas declinaron entregarle por practicar una televisión repugnante, encarna la defensa de los valores de la izquierda. Sale en primera fila del proyecto Sumar de Yolanda Díaz, que empieza a ser la paella con chorizo del chef Jamie Oliver de tantos ingredientes presuntamente incompatibles que contiene, y es un referente de la lucha LGTBI

Han sido fáciles de olvidar momentos inolvidables como la bronca de Pipi Estrada y Jimmy Giménez-Arnau que acabó a puñetazos durante el intermedio, los ataques de ansiedad en directo de Chelo García Cortés o Rosa Benito, las espantadas de Paz Padilla, Karmele Marchante o Mila Ximénez. España entera se paralizó con la llamada en directo de Isabel Pantoja para defender a su hija del asedio. "Hacemos neorrealismo televisivo, no telebasura", defendía Jorge Javier Vázquez, antes de dar paso a Antonio David Flores, que en tres lustros evolucionó de invitado a tertuliano y luego a villano acusado de violencia de género. Lo que tú digas. Un plató que sentaba al mismo nivel a estrellas de cine con los chóferes que aireaban sus trapos sucios es ejemplo máximo de democracia.

No se espera en un documental de La 2 a la fauna de Sálvame, en estampida a partir de junio. Aunque desde las redes se haya organizado una manifestación de apoyo bajo lema ayuser de "Sálvame es libertad", la decisión de Mediaset está tomada. La Reina de la Mañana, Ana Rosa Quintana, sustituirá a la Princesa del Pueblo, Belén Esteban, igual que Camila se calzó la corona el fin de semana pasado, bye, bye, Diana. Que tal cosa no supondrá necesariamente una mejora se intuye y se constatará. 

En semejante juego de tronos no se esperaba al republicano Gabriel Rufián, pero ha acudido sin invitación como Bolaños y se ha pronunciado, más sobreactuado que María Patiño: "Ha hecho mucho más Jorge Javier Vázquez diciendo que el fascismo, el racismo y la homofobia son bazofia que mil campañas políticas; y para telebasura, algunas tertulias y telediarios de insignes periodistas". Se aceptan lecciones de periodismo, sobre todo de quien lo ejerce en sus horas libres como el político de ERC, o como Pablo Iglesias, que ha ofrecido al presentador despedido un hueco en su canal de televisión que se llamaría Rojos y maricones, en alusión a una benévola definición que Vázquez hizo de su rancia charca. No creo que le haga falta. Si alguien se salva del naufragio que cantaba Bibi Andersen en la sintonía del longevo bodrio será él, que daría para ministro de Cultura de algunos gabinetes y de momento sigue en un reality de Telecinco de nombre Supervivientes.