Opinión | ANÁLSIS PREELECTORAL

¿Quién ganará el 28M?

No gana las elecciones el partido que obtiene más votos sino aquél o aquellos que logran gobernar. Dónde y en cuántos sitios ya es otra cuestión abierta a discusión

Javier Lambán, Emiliano García-Page, Ximo Puig y Guillermo Fernández Vara

Javier Lambán, Emiliano García-Page, Ximo Puig y Guillermo Fernández Vara / EFE

Esta es la pregunta que sobrevuela las sedes electorales, las redacciones de periódico, los platós de televisión, las tertulias políticas y las mesas redondas a tan solo 17 días para la celebración de las elecciones municipales y autonómicas del próximo 28 de mayo. Y, sin duda, será la primera pregunta que se plantee la misma noche electoral cuando el escrutinio haya avanzado lo suficiente. No tiene ni tendrá fácil respuesta. Escucharemos muchos discursos triunfalistas y pocos reconociendo derrotas. Y lo más probable es que veamos compartir a políticos de un mismo partido grandes sonrisas y caras largas como si de máscaras griegas se tratara. Porque dirimir quién es el ganador y quien el perdedor de estos comicios no será fácil. Pero me permito anticipar algunos datos que serán tenidos en cuenta por las direcciones políticas de los principales partidos y que centrarán los titulares de los medios de comunicación al día siguiente para intentar responder a esta pregunta.

El primero de ellos será el porcentaje total de votos conseguido por cada formación política en el conjunto de España en las elecciones municipales. Cada cita electoral de carácter local se repite el aforismo según el cual el partido que gana las elecciones municipales (es decir, aquel que obtiene mayor número de votos en estos comicios) gana también las posteriores elecciones generales. Es verdad que ha sido en todas las ocasiones. Menos en una. En las elecciones municipales de 2007, el resultado global del PP se situó siete décimas y cerca de 160.000 votos por encima del conseguido por el PSOE. En las posteriores elecciones generales de 2008, sin embargo, los socialistas fueron primeros con una distancia sobre los populares de cuatro puntos y un millón de votos. Esta excepción es importante porque implica que las motivaciones del voto difieren de un nivel electoral a otro. Y que los contextos importan. Recordemos que la legislatura 2004-2008 estuvo caracterizada por la estrategia de la crispación cuya punta de lanza era señalar como ilegítimo al Gobierno de Zapatero surgido de las urnas tras las elecciones de 2004. La revalida del PSOE en los comicios de 2008 finiquitó aquella estrategia.

En estos momentos, los datos disponibles dan ventaja al PP sobre el PSOE en este indicador global. De confirmarse, teñirá de azul el mapa de España en los medios de comunicación el día 29 y servirá para que los dirigentes del PP incidan en su discurso de cambio de ciclo electoral y para pedir el adelanto de los comicios generales. Pero ¿es este dato suficiente para reclamar la victoria electoral el 28M?

Esto me lleva al segundo indicador: el resultado en las grandes capitales. Las elecciones se celebran en los 8.131 municipios españoles, la mayoría de los cuales (en torno al 72%) cuentan con menos de 2.000 habitantes. Apenas el 2% tiene más de 50.000 habitantes. Y solo media docena de municipios superan el medio millón: Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla, Zaragoza y Málaga. Solo en dos de estos seis parece estar garantizada la continuidad del actual regidor: Madrid y Málaga. Ambas permanecerán en manos de los populares y, probablemente, con un mejor resultado que el de 2019. En el resto, está todo abierto, Donde más, en Barcelona, donde ahora las encuestas dan un triple empate. En esta plaza el PSC puede ganar mucho. El PP, no se juega casi nada (lo cual es una mala noticia). Y el resultado de BeC puede reforzar la actual imagen de la vicepresidenta Yolanda Díaz.

Pero lo interesante es que la constitución de los Ayuntamientos en España tiene fecha límite: 20 días después de las elecciones. Además de saber qué alcaldías han cambiado de manos, se conocerán los acuerdos que han sido necesarios para la elección de alcalde: qué partidos han pactado y a cambio de qué (¿gobierno de coalición o monocolor con apoyos externos?). Y ante la práctica ausencia de mayorías absolutas, los necesarios pactos municipales influirán sin duda alguna en los también necesarios acuerdos para la conformación de los posteriores gobiernos autonómicos.

Por último, el tercer dato que será utilizado para proclamarse vencedor de las elecciones la misma noche del 28M serán los resultados en las elecciones autonómicas. El PSOE gobierna ahora en nueve de las 12 comunidades en las que se celebran elecciones. Acumulan ocho años al frente del gobierno autonómico Ximo Puig, en Valencia; Francina Armengol, en Baleares; Emiliano García Page, en Castilla y La Mancha; Javier Lambán, en Aragón y Guillermo Fernández Vara, en Extremadura (el PSOE lleva 12 años consecutivos al frente de la Junta). Por su parte, María Chivite en Navarra; Concha Andreu en La Rioja, Ángel Víctor Torres en Canarias y Adrián Barbón en Asturias han presidido sus respectivos gobiernos en esta legislatura que ahora termina. A este poder autonómico conseguido por los socialistas en 2019 habría que añadir la vicepresidencia del Gobierno de Cantabria.

¿Cuántas de estas plazas políticas tiene que perder la izquierda o ganar la derecha para poder hablar de victoria o derrota? Es difícil decirlo, pero parece claro que los ojos están puestos, sobre todo, en la Comunidad Valenciana y en Aragón. Pero ojo con La Rioja: una comunidad en la que hasta hace poco se daba por segura la victoria del PP y en la que ahora la fragmentación de la derecha (no solo la izquierda se disocia) deja un escenario abierto.

Solo recordar una vez más que no gana las elecciones el partido que obtiene más votos sino aquél o aquellos que logran gobernar. Dónde y en cuántos sitios ya es otra cuestión abierta a discusión. Mañana comienza la campaña electoral. Que D'Hont reparta suerte.