Opinión | A PIE DE PÁGINA

Municipios y mujeres

A mayor desigualdad, mayor violencia. Reconozco que se ha avanzado en algunos aspectos, pero aún queda mucho por hacer y la igualdad sigue siendo más formal que real

Una mujer hablando.

Una mujer hablando. / Shutterstock

Cada vez están más próximas las elecciones municipales del 28 de mayo y aunque la campaña electoral de manera oficial no comenzará hasta el día 12, va siendo el momento para analizar qué implementación de acciones se proponen desde los partidos políticos en el ámbito local para prevenir, atender y hacer seguimiento de la violencia que se ejerce contra las mujeres.

En este contexto, el riesgo mayor no reside solo en la inacción sino en difundir que la igualdad se ha conseguido y que la desigualdad es algo superado. Digo esto porque es sabido que a mayor desigualdad, mayor violencia. Reconozco que se ha avanzado en algunos aspectos, pero aún queda mucho por hacer y la igualdad sigue siendo más formal que real.

Por este motivo, el discurso social que afirma que entre mujeres y hombres ya existe equidad, resulta muy peligroso ya que genera en la opinión pública lo que se conoce como "la ilusión del techo nirvana", según afirma Virginia García Beaudoux.

Esta experta en comunicación política y estilos de liderazgo señala que es a este nuevo techo al que hay que prestar atención porque provoca la falsa percepción de creer que ya está todo resuelto y que las reivindicaciones de las mujeres no merecen ser atendidas. Sin embargo, no es así y son las redes de mujeres políticas, las asociaciones y las organizaciones feministas las que están impidiendo que se extienda esa creencia errónea en la sociedad.

Conviene tenerlo muy en cuenta porque los techos nirvana no solo aparecen en países del sur de Europa sino también en los del norte donde se ha alcanzado mayor paridad o equilibrio de género. En estos casos, a los avances obtenidos, les sigue un período de estancamiento en los que no se percibe interés alguno por alcanzar logros más profundos y conseguir un cambio cultural auténtico y de calado.

Hay que plantearse empezar a desactivar esta situación, especialmente en tiempos de campaña electoral donde quedan expuestos los compromisos políticos. Así después, en caso de no llevarse a cabo, podrá reclamarse su cumplimiento. Pero ahora es el momento idóneo para pararse a pensar en la forma en la que los partidos políticos se involucran con la activación de acciones destinadas a alcanzar la igualdad. No hay que restarle importancia al peso que tienen las mujeres como votantes, ni minimizar su presencia en el espacio público y político.

Por eso mismo, es necesario observar si los partidos políticos además de fortalecer en su dinámica interna la participación de las mujeres, se preocupan por formar a los hombres en cuestiones de género para que, cuando ocupen cargos políticos en las alcaldías u otros estamentos gubernamentales, comprendan que tales cuestiones no son solo un asunto de mujeres, sino que fundamentalmente son asuntos humanos.

Un desafío que involucra a quienes se dediquen a la política, ya sean mujeres u hombres, y tengan que impulsar los objetivos de la agenda 2030 para mejorar las vidas de las personas.