Opinión | LA CARTILLA DE LA DIRECTORA

Podemos y la plancha de Yolanda Díaz

La decena de organizaciones progresistas que esperaban la presentación de Sumar están perplejas con el espectáculo

Ione Belarra (i), secretaria general de Podemos  y ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030, y Yolanda Díaz (d), vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Trabajo, en una imagen del pasado verano en un acto de campaña de Por Andalucía para las elecciones andaluzas en Córdoba.

Ione Belarra (i), secretaria general de Podemos y ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030, y Yolanda Díaz (d), vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Trabajo, en una imagen del pasado verano en un acto de campaña de Por Andalucía para las elecciones andaluzas en Córdoba. / EFE/Rafa Alcaide

Yolanda Díaz cuenta que cuando tiene problemas de sueño, le da por planchar ropa. Es una manera como cualquier otra de intentar rebajar estrés en madrugadas insomnes. No sería de extrañar que en estas jornadas previas a la presentación de ‘Sumar’, el proyecto político que sin duda será un punto de inflexión en su propia existencia, el armario de la vicepresidenta esté impecable. Sin una arruga que echarse a la vista. Motivos para estar nerviosa no le faltan, dado el estado actual de sus relaciones con Podemos… eso a unas horas de un acto que ella misma califica de “histórico” para la izquierda.

A ese acto está previsto que acudan una decena de organizaciones progresistas. Los morados amenazan con convertir su ausencia en una de las grandes noticias del evento: le han lazando un ultimátum a la también vicepresidenta del Gobierno avisando de que o acepta su exigencia de firmar ya un preacuerdo de coalición –donde el conjunto de Sumar mire de igual a igual a Podemos y no como un partido más- o no acudirán a su ‘fiesta’. Díaz y los suyos aseguran que eso no toca ahora y rehúyen el pulso, apuntando al mes de junio como posible inicio de las conversaciones formales. Podemos no compra ese calendario. La política gallega no compra las amenazas de sus compañeros en el Gobierno. Y hay mambo. Otra cosa será que la sangre llegue al río, aunque haya dejado manchas importantes.

La decena de organizaciones progresistas que esperaban la presentación de Sumar están perplejas con el espectáculo. Es previsible que los potenciales votantes de este espacio, también. Y en el PSOE no paran de echar cuentas demoscópicas calculadora en mano… la aspirante a asociarse con Pedro Sánchez tras las próximas generales sigue teniendo mucha plancha política pendiente. Así las cosas el único que mantiene una calma proporcional al tamaño de desaguisado que se barrunta en la izquierda, salvo que les entre un ataque de cordura interna de última hora, es el popular Alberto Núñez Feijóo: cuanto más debilitado esté el bloque de la izquierda, más posibilidades tiene la derecha de seguir subiendo escalones hacia La Moncloa.

Mítines y primarias

Ruido no ha faltado en el camino de Sumar. Ni faltará. También han existido conatos negociadores con equipos liderados por Lilith Verstrynge por parte de Podemos y por Josep Vendrell en nombre del gabinete de Díaz. Uno de los asuntos que se llegó a debatir fue la propuesta morada de que la vicepresidenta aceptara participar en su campaña electoral de mayo en territorios clave como Madrid, Canarias o la Comunidad Valenciana, esto es, territorios donde la organización que ahora lidera Ione Belarra se juega algo más que votos y en los que Yolanda Díaz mantiene relaciones privilegiadas con otras organizaciones de izquierda que también concurren a los comicios. La respuesta ha sido “no”, como ya ha explicado mi compañera Ana Cabanillas con detalle en EL PERIÓDICO DE ESPAÑA. Díaz ya había advertido que en mayo sólo participará en mítines de zonas donde haya acuerdos amplios de izquierda.

Pero el verdadero punto de discordia son las primarias. Haberlas las habrá, pero ¿cuándo y cómo? Eso es lo que los morados quieren cerrar cuanto antes. Podemos defiende unas primarias abiertas, en las que sus aspirantes compitan uno por uno y de igual a igual con afines a la vicepresidenta y al resto de organizaciones de izquierda. Ese es el contexto que más beneficiaría a los todavía fieles a Ione Belarra e Irene Montero –seguidores al tiempo de la doctrina que sigue impartiendo Pablo Iglesias desde la periferia de la política-, dada la movilización de la que aún son capaces y de la organización territorial que aún mantienen, a diferencia de muchos de los que serían competidores.

Del resultado de ese primer examen, tenga finalmente el formato que tenga, dependerá la conformación de las listas electorales con las que se concurra a las próximas generales y el reparto de poder y recursos en el espacio de la izquierda política… pero para pelear con ‘Sumar’, primero hay que dar tiempo y espacio a que nazca oficialmente ‘Sumar’ como proyecto electoral el próximo domingo. ¿Permitirá Podemos un parto sin sobresaltos? ¿Buscará dar un golpe con una ausencia total de líderes morados a las expectativas de la vicepresidenta u optará por un pellizco, enviando finalmente una representación de mínimos? La izquierda se la juega. El PP contempla el rifirrafe comiendo palomitas. Y Yolanda Díaz tiene plancha para rato. Quedan horas para que encuentren una solución de mínimos o para empeorar sus ya complicadas expectativas. El domingo veremos.